Escuche como las rápidas pisadas de aquel lobo se aceraban a nosotras a gran velocidad. Mire por encima de mi hombro para ver que tan cerca estaba, en ese mismo instante este saltó para atraparnos pero una flecha en sus costillas causo que ruede por el suelo, fallando en atacarnos. Mire hacia uno de los arboles. Erick disparo su ultima flecha.
Faltaba poco para llegar a la manada, pero otros lobos comenzaron a perseguirnos. Le grite a Pelu para que continuase corriendo, ella debía estar a salvo. Pero lo mas seguro es que vaya en busca de ayuda.
—Keira por favor, no tengo idea de como transformarme, necesito que lo hagas -Suplique en mi mente.
—¿¡Crees que no lo intente!? -Grito enojada- Simplemente no puedo, las únicas dos veces que pudiste transformarte fue cuando evitaste que mataran a Pelusa y cuando salvaste a esos niños.
Maldición, tiene razón. Realmente tengo que intentarlo pero simplemente no puedo, no entiendo que tengo que hacer ¿Lo tengo que desear? ¿Tengo que tener una explosión de emociones? ¿Tengo que tensar mi cuerpo? ¿¡Que tengo que hacer!?
Continué corriendo mientras esquivaba a los lobos. Para mi desgracia uno logro tirarme, rápidamente me pare y apunte mi arma hacia él, mientras el otro se movía lentamente hacia mis espaldas. Al primero que se mueva lo mato, comencé a moverme lentamente sin perderlos de vista. Un arma exactamente igual a la mía se clavo rápidamente en el suelo, rozando el pelaje del licántropo, aproveche la distracción clavando la punta de mi arma en el cuello de uno de los lobos, el otro se abalanzo sobre mi pero logre esquivarlo a tiempo, mientras desgarraba la garganta de su compañero. Esta cosa si que esta afilada.
Comencé a correr nuevamente, mientras pensaba si mi amada estaba bien o no. Otro lobo se unió a la persecución, volvieron a ser 2, maldición . Necesitaba apoyo rápido, solo tengo esta gran rama puntiaguda para defenderme de esas bestias. Rápidamente reconocí el lugar por donde estaba corriendo, aquí es donde quede colgada de un árbol, comencé a buscar en el suelo donde estaban las trampas hasta que finalmente encontré una. Salte por encima y escuche como se activo al ser pisada por uno de los lobos. Nuevamente solo quedaba uno, el cual bajo la velocidad para evitar el mismo destino que su compañero. Espero que no tenga mas amigos cerca.
—¿Qué tenia que decir para que esta cosa desaparezca? -Pensé en voz alta mientras continuaba corriendo.
—Deserme -Contesto tranquila.
—¿Deserme? -Pregunte. En ese instante las ramas comenzaron a separarse- ¡No, no, no, no puede ser!
—¡No puedo creer que seas tan idiota! -Grito enojada- ¡Ahora si date por muerta! ¡Y si ese estúpido no te mata lo haré yo!
Por favor no, tiene que ser una broma, una jodida broma de mal gusto. Por favor que esto funcione, se supone que somos mates, que tenemos una conexión mágica y no se que.
—¡Liam! -Grite con todas mis fuerzas cuando un lobo se abalanzo sobre mi. Sostuve su hocico con mis manos e intente mantenerlo cerrado mientras este se sacudía para que lo soltase- ¡LIAM! ¡DANIEL! -Volví a gritar cuando sentí como sus garras se clavaron en mis brazos. Pero este grito a diferencia del anterior sonó aun mas fuerte dejando una sensación extraña en mi pecho y garganta, sin mencionar el pequeño mareo que sentí al pronunciarlas.
El que tenia encima acerco sus afilados dientes a mi rostro dispuesto a morderme, lleve mis manos a su cuello mientras presionaba con fuerza intentando dejarlo sin aire. Cada vez se acercaba mas y mas. Y antes de que alguno de los dos se diese cuenta un lobo blanco salto encima de este, liberándome. Finalmente Liam había llegado, una vez le arranco la cabeza al lobo que intento matarme, volteo en mi dirección y se acerco rápidamente a mi mientras se agachaba un poco. Me subí en su lomo y a lo lejos pude notar como el amarillo de mi amada se acercaba rápidamente a nosotros, es una buena chica.
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Ojos rojos
Про оборотнейEra inevitable, las llamas fueron participes de un intento desesperado por cambiar el destino que le amparaba. Finalmente pudo estar en paz... Pero olvido un pequeño detalle, una vez su destino fue pronunciado, ya no existía forma de cambiarlo. Deb...