—Emma -Hablo Daniel a mi lado. Al instante gire mi cabeza y lo observe- ¿Te duelen los pies? -Pregunto arrodillándose frente a mi, asentí levemente después de todo hacia ya varios minutos que me senté para descansar luego de haber estado bailando sin detenerme junto a Noah. No podía negarme a practicar junto a él, yo no seria quien apague su emoción tras haberse aprendido el baile de hoy. Si tan solo supiera que aun le faltan mas- ¿Puedo?
—¿Estas seguro? -Dije algo sorprendida puesto que jamás me hubiese imaginado esta situación. Al verlo asentir extendí mi pie hacia sus manos, no muy segura de mi decisión, al sentir sus dedos presionar con suavidad mi piel no pude evitar cerrar mis ojos disfrutando de la relajación que su tacto me brindaba.
—¿Mejor? -Al oír su voz volví a abrir mis ojos para poder verlo, una vez nuestras miradas se unieron asentí con una sonrisa- La cena ya casi esta lista ¿Quieres que te cargue? -Lo pensé por varios segundo pero termine por rechazar oferta, acto seguido logre oír las pisadas de mi amada acercándose a nosotros.
Sonreí ampliamente al verla con mis zapatillas en su hocico, con rapidez se coloco a mi lado y me las entrego, pero antes de que pudiese ponérmelas Daniel me las retiro con cuidado y sin mas me las coloco en los pies. Le agradecí y los tres nos encaminamos hacia la mesa, en la cual ya estaban colocados todos los platos, al notar la cantidad de utensilios que había no pude evitar suspirar, después de todo me traía malos recuerdos, las clases de etiqueta con Lukas fueron una tortura.
Ya sentados esperamos con paciencia a que llegasen Noah y su mate. En un intento de que la espera fuese mas llevadera comencé a platicar con Daniel sobre lo primero que surgió de mi mente; la fecha de presentación. Si bien estábamos practicando este era un tema que no habíamos vuelto a tocar desde que Demian dejo la manada, antes del celo del turquesa, hasta ahora. Al mencionar la ceremonia pude notar el brillo en la mirada de mi mate y al instante comprendí que la razón por la que no dijo nada sobre la fecha de la presentación de Lunas al resto de manadas era porque, básicamente, no quería presionarme limitándose a permanecer en silencio hasta que yo mencionase algo al respecto.
Si bien hice mi mayor esfuerzo por concentrarme en las palabras de mi mate, la inquietud de mi loba y sus dudas causaron que en mas de una ocasión perdiese el hilo de la conversación, aunque para mi fortuna logre comprender todo lo que el tatuado decía. No podía enojarme con Keira, no sabiendo que estaba esforzándose por permanecer en este lugar y volver a confiar en Liam y Daniel, sus preguntas eran entendibles al igual que su preocupación ambas tenemos el mismo recuerdo y fuimos capaces de sentir las llamas a través de sueños.
También dude, no lo voy a negar pero algo de lo que mi loba no se percato es que la persona de mis memorias no es el Daniel que conocemos y aquella mujer no soy yo. En definitiva somos distintos seres que por alguna razón comparten una misma mente, una misma alma... Sin lugar a dudas nuestras vidas fueron diferentes. Tal y como decía mi padre ''Las experiencias forman a las personas'' somos quienes somos gracias a lo que vivimos, por lo que sin importar lo que haya ocurrido en ese entonces, no debemos condenar a nuestro mate y la felicidad que este trajo y puede traer a nuestra vida.
— ¿¡Por que hay tantas cosas en la mesa!? -Pronuncio el turquesa con desesperación al adentrarse al gran comedor y ver los atuncillos que nos rodeaban. Al oírlo, el tatuado y yo volteamos en su dirección- Me engañaste... Dijiste que podría descansar -Suspiro con cansancio antes de dejarse caer en el asiento frente a mi.
—No, dije que dejaras de leer porque ya estaba la cena lista -Hablo Lukas detrás del pecoso- Nunca dije que tus clases terminaron.
—Esto es una tortura -Apoyo su mentón en la palma de su mano, sin despegar la vista de lo que tenia frente a él- No quiero hacer esto -Hizo un puchero y me observo fijamente con una mirada suplicante. Me encantaría hacerlo pero esto es algo en lo que no podre ayudarlo, puedo decir por experiencia propia que las clases de etiqueta del anaranjado son útiles, pero duras.
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Ojos rojos
Kurt AdamEra inevitable, las llamas fueron participes de un intento desesperado por cambiar el destino que le amparaba. Finalmente pudo estar en paz... Pero olvido un pequeño detalle, una vez su destino fue pronunciado, ya no existía forma de cambiarlo. Deb...