—Hueles a Daniel -Repitió el anaranjado por cuarta vez mientras esperábamos a que nos sirvieran nuestros desayunos- No importa cuantas veces te bañes, no se ira ya que durmieron jun -Tire mi cuchara en su dirección, se lo advertí. Desgraciadamente la agarro en el aire- Buen tiro -Volví a observar mi cuerpo para comprobar si todo continuaba igual y si, efectivamente. Parte del extraño color del tatuado estaba en mi, era raro como se fusionaba con mi magenta.
—Alfa, Beta -Dijo una de las mujeres que trabaja en la casa del tatuado- El general los busca -Ambos asintieron y siguieron a la recién llegada. Supongo que tendré que esperarlos.
Dirigí mi mirada al suelo, Pelusa aun no bajaba, ya se había demorado demasiado... Simplemente subió a buscar su recipiente para la comida. Sin pensarlo dos veces me puse de pie y comencé a acercarme a las escaleras.
A medida que me acercaba a la habitación me fui percatando de algo extraño, el amarillo que salía por debajo de la puerta y se esparcía por el pasillo era algo extraño, era como si... Otra persona estuviera con ella. Corrí hacia la puerta y la abrí de un fuerte golpe. Frente a la ventana, en el suelo se encontraba Pelu, sobre ella estaba un sujeto sosteniendo su hocico con una mano mientras apretaba su cuello con la otra. El desgraciado apenas y me miro.
—¡Suéltala imbécil! -Me acerque rápidamente a ellos mientras empujaba con todo mi cuerpo al tipo que se atrevió a tocarla. Me abalance sobre él, golpee su rostro dos veces para luego acercarme a Pelusa- ¿Estas bien? -Dije preocupada mientras acariciaba su cabeza, estaba respirando de forma pausada, pero parecía estar bien. Un fuerte golpe en mi cabeza causo que mi cuerpo cayera hacia el costado, alejándome nuevamente de ella. Me tomo unos segundos enfocar mi vista nuevamente.
—Al parecer los de tu especie tienen mas fuerza de la que aparentan -Dijo en un tono burlón mientras volvía a tomarla por el cuello, evitando que el aire llegue a sus pulmones.
Me levante del suelo y lance una patada en su dirección, para mi desgracia llego a agarrar mi pierna, evitando ese golpe, pero al parecer este imbécil olvido que tengo dos manos. Sonreí de lado mientras mi puño golpeaba con su garganta, la fuerza del impacto causo que él cayera al suelo mientras tosía, me senté sobre su cuerpo mientras lo golpeaba con todas mis fuerzas en los puntos donde mas daño le haría, pero él era mas grande y mas fuerte que yo y aunque le llevo trabajo logro tirarme al suelo, se coloco sobre mi y presiono mi cuello con una mano, para evitar que me moviera, mientras que con la otra quitaba la sangre que salía de su nariz. De pronto soltó un leve quejido Pelu lo había mordido, sin importar lo herida que esté, ella se levanto para protegerme.
—Estúpido bicho -Escupió con asco luego de lanzar a mi amada lejos de nosotros de un solo golpe, su cuerpo choco contra la pared y soltó un chillido de dolor, dolor que también sentí. Una rabia ya conocida para mi comenzó a consumirme y comencé a sacudirme con fuerza para poder darle la paliza que se merece- Es sorprendente como una de tu clase pueda oponer tanta resistencia... Pero -Susurro en mi oído ganándose un golpe en el rostro- Debiste llamar a tus amigos, alguien capaz de vencerme -Soltó burlón mientras oprimía mi cuello con mas fuerza, la rabia comenzó a crecer aun mas- Esa cosa también morirá... -Miro a mi amada- ¿Qué creíste?¿Que una simple humana podría hacer contra alguien como yo?
—¿Quién dijo que era humana? -Solté en un gruñido mientras la ira me consumía por completo, mi voz salió desde lo mas profundo de mi ser.
Sus ojos se abrieron sorprendidos mientras comenzaban a escucharse los sonidos de mis huesos quebrándose, finalmente estaba transformándome. Comencé a morderlo y arañarlo con mis garras, él también se transformo pero poco pudo hacer ya que mi loba era mas grande que él, yo tenia la ventaja y la aprovecharía. Continué hiriéndolo con cuidado de no matarlo, debía sufrir.

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Ojos rojos
Hombres LoboEra inevitable, las llamas fueron participes de un intento desesperado por cambiar el destino que le amparaba. Finalmente pudo estar en paz... Pero olvido un pequeño detalle, una vez su destino fue pronunciado, ya no existía forma de cambiarlo. Deb...