—No es la primera vez que puedes verme de esta forma -Abrió la puerta que tenia enfrente- Ademas, te gusta lo que ves.
Tenia razón, ya lo había visto en el bosque y en ese momento no tenia una toalla tapando sus partes... Pero no es lo mismo, allí tenia mas espacio, podría huir, correr si así lo quisiera o si sentía que haría algo malo.
—¿Gustarme? -Lo mire divertida- No lo llamaría de esa forma, solo tus tatuajes llamaron mi atención -Admití- No te hagas ideas equivocadas -Le sonreí.
Pase por su lado, mientras mi amada me seguía, y me senté en el sofá. Era realmente cómodo, le pregunte a Pelusa donde estaba mi mochila, no me gustaba tenerla lejos, ni mucho menos no saber donde se encuentra. Nunca se sabe lo que puede ocurrir, tengo que estar preparada. Segundos después mi amada llego con la mochila en su hocico. Comenzamos a jugar con cuidado de no tirar nada, fuimos hasta el balcón y miramos hacia fuera, di dos palmadas en mi vientre para que ella se pare y se apoye en mi. Sus patas se enrollaron en mi cintura y estiro su cabeza para alcanzar mi rostro, al cual no llegaba por pocos centímetros. Y pensar que antes era una pequeña cachorrita. Sonreí y le di el gusto de que nuestras narices se juntaran. Ella movía la cola y el amarillo que desprendía su cuerpo se volvió brillante, estaba feliz al igual que yo. Continuamos en esa posición hasta que se bajo y se puso delante mio, mire hacia donde ella miraba y ahí estaba el tatuado de color extraño, por suerte ya estaba vestido. En eso que Daniel se acercaba a nosotras recordé algo importante ¿Cuando fue la ultima vez que me duche?... Por dios, que asco.
—Sigue sin quererme cerca -Se puso a mi lado y apoyo sus codos en el barandal de cemento del balcón. Pelu se movió para estar en medio de ambos.
—No la culpo -Apoye mi espalda contra el barandal y mire hacia el cielo- ¿Tengo que recordarte la razón por la que te derribe hace un par de días? -Lo mire de reojo- La golpeaste, idiota.
—¿Podrías dejar de perder el tiempo hablando con ese imbécil y darte un baño de una maldita vez? -Hizo una pausa- No quiero ni imaginar a que hueles.
Tenia razón, no sabia con exactitud el tiempo que llevaba sin tocar el agua y el jabón, pero apuesto que son los suficientes. Entre a la habitación seguida de Pelusa y el tatuado y comencé a caminar hacia el baño, prácticamente de donde salio Daniel semi desunido y mojado. Antes de entrar recordé que ya no tenia ropa limpia en mi mochila, mas bien que ni siquiera tenia ropa ¿Ahora que?, maldije por lo bajo mientras volteaba lentamente.
—Necesito bañarme -Dije mirándolo a los ojos, necesitaba que se apiade de mi pobre alma apestosa- ¿Donde puedo conseguir ropa?
—Me llamaste idiota -Se cruzo de brazos- ¿Ahora necesitas mi ayuda?
—Te recuerdo que aunque quisiera irme no puedo hacerlo -Lo mire de mala manera- No estoy de vacaciones en este lugar, así que podrías por favor decirme ¿Donde conseguir ropa para bañarme finalmente?
Sin decir nada se volteo e hizo una seña para que lo siguiera, así lo hice, se metió en la segunda puerta, algo dudosa entre junto con mi amada. Entonces las puertas que no había revisado eran, básicamente, el baño y el vestidor. Realmente es lo que esperaba, ridículamente enorme. Muchas camisas y trajes colgados, de muchos colores, con bastante distancia entre ellos, estantes para zapatos y zapatillas, mas espacios para quien sabe qué, cajones donde supongo estarán las corbatas dobladas y quizá ropa interior.
¿Que mas habrá en el resto de cajones? Nunca lo sabremos. Lo único que me gusto de este lugar es el espejo, aunque me de algo de miedo verme caminar directamente hacia este. Pero es lindo, toda la habitación esta perfectamente iluminada, todo lo contrario a aquella oscura y fría celda, de solo pensarlo me dio un escalofrío.Fije mi vista a los movimientos del tatuado, miró rápidamente por todas las perchas, al parecer buscaba algo en especifico. Mi amada y yo nos miramos, ella se sentó en el suelo, me encantaría hacer lo mismo, la envidio. Levante mi vita y volví a observarlo, ahora se acercaba hacia nosotras, escuche el movimiento de Pelusa, se había levantado y colocado frente mio. Él la observo y levanto su vista hasta que choco con la mía, me miro como si esperase que hiciera algo con la actitud de mi amada. Me encogí de hombros y él suspiro, estiró lentamente su brazo hasta mi, en su mano había lo que supuse era ropa para que pudiese ponerme
—Gracias -Sonreí mientras agarraba las prendas. Hice un ruido con mi lengua y Pelu se alejo- No te preocupes, no muerde... A menos que hagas algo estúpido.
—Las toallas están en el baño, si necesitas algo voy a estar sentado leyendo en mi despacho -Me miro buscando una respuesta en mis ojos. Antes de que pudiese preguntar contestó- Si, donde estuvimos ayer -Asentí y comencé a caminar hacia el lavado.
Entre a la puerta de alado y como imagine, baño enorme. A diferencia de la habitación, la cual era completamente gris, esta era totalmente blanca, la luz principal era blanca, pero las decoraciones tenían pequeños focos redondos de color amarillo. Incluyendo la ducha. Creo que realmente tiene un problema con los espacios grandes, no es normal mal gastar tanto espacio. Tengo un vago recuerdo de alguien diciendo que si un hombre estaba obsesionado con las cosas grandes significaba algo... Pero no recuerdo qué, bueno no importa.
El suelo parecía de madera pero eran cerámicos que solo simulaba ser ese otro materia, las paredes eran color marrón claro, como un café con leche, estas también tenia decoraciones de azulejos marrones en distintos tonos. Mi amada se puso detrás de mi y una vez que ambas estábamos dentro cerré la puerta. Ella se sentó dándome la espalda, mirando hacia la puerta de madera. Al parecer iba a asegurarse que el tatuado no entrase.
Lo primero que podía verse era una gran ducha y, separados por un metro, una tina con un gran cuadrado negro en la pared. En la pared izquierda estaba el lavamanos, color blanco, muy bien iluminado, con un gran espejo. Busque con la mirada algún lugar donde pudiesen estar las toallas, voltee y justo alado de la puerta, donde estaba Pelusa, había un mueble, me acerque y la abrí, las encontré. Volví a cerrar aquello.
Me percate de que alado de la puerta por donde había entrado, había otra puerta, una vez enfrente la abrí un poco, lo suficiente para poder observar que era. Una pequeña habitación, al fin algo normal. En esta estaba solo un inodoro y del techo bajaba una pequeña pantalla, una televisión... ¿Enserio?, volví a cerrar la puerta, no necesitaba usarlo por el momento.—Pelu -Le hable, al escucharme volteo a verme- Al fin podre bañarme -Le sonreí mientras sacudía la ropa que tenia en mis manos. Ella comenzó a mover su colita.

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Ojos rojos
Manusia SerigalaEra inevitable, las llamas fueron participes de un intento desesperado por cambiar el destino que le amparaba. Finalmente pudo estar en paz... Pero olvido un pequeño detalle, una vez su destino fue pronunciado, ya no existía forma de cambiarlo. Deb...