¿Princesa Encantadora? ¡Ni siquiera La Terminé!

31

—eres más ligera que Alma

Claude me tiene levantada por la parte trasera de mi ropa, no es para nada delicado.

"Quiero golpearlo"

Si Alma o mamá Charlotte estuviese aquí me sentiría más cómoda, pero Alma esta en una academia y mamá esta en una fiesta de té en casa de una importante Duquesa.

—majestad, no debe cargarla así, se sentirá incómoda, además parece una bolsa.

Miro a Félix, no puedo evitar sentirme conmovida.

"Este hombre es todo un caballero, ¡aprende de él idiota!"

—¿Así?—me pone en su hombro tal cual costal de papel

"puede ser excelente como Emperador, pero es un fracaso como padre"

—se equivoca, así tampoco.

Félix explica que como Alma ya era un poco grande, Claude no acostumbraba a cargarla y que conmigo, apenas estaba empezando a acostumbrarse a mi sola presencia, sin madre y sin Alma.

Alma se hace unos meses, ahora tengo 5 años y me toca lidiar con el Emperador loco.

—permitame y le enseño—siento las manos de Félix, él sí me carga de una manera decente y eso que no tiene hijos ni esta casado.

Levanto la mirada para sonreírle y puedo apreciar mejor su rostro. Su piel está algo pálida y tiene ojeras bajos sus ojos grises. Al parecer no tuvo una muy buena noche.

—dámela—Claude extiende sus brazos hacia mi y con una sonrisa me extiendo hacia él.

—¡papá!

Después de la mañana de té con papá, voy a clases de etiqueta con mamá y por último con Lucas.

—¡estoy cansada!—me lanzó en el sofá

—no hagas nada entonces—oigo a Lucas quien esta comiendo un pastel de fresas gustoso. ¿Cómo es posible que ese diablo tenga ese rostro tierno?

—¿Qué te parece si me ayudas a escapar?—por un momento me observa con una expresión algo graciosa

—¿huh? Oye, no te dejes influenciar por la loca

"¿Quién?"

—¿de quién hablas?

—de la princesa Alma, esa niña está loca, dice cosas extrañas y es una tonta

—¡no es tonta! Y...¿A que te refieres con cosas raras?

Lucas me mira en silencio y desvía su mirada al pastel.

—no es nada importante...—aunque su rostro es serio, puedo vislumbrar su mirada de sorpresa.

Sus puños se aprietan con fuerza y golpea la mesa, parece molesto muy molesto.

—¿Por qué...?

Se calla de tope, intento preguntar por lo que sucede pero no dice nada, solo desaparece.

Cuándo llega la noche, Lily apaga las luces y me quedo acostada viendo la oscuridad de la habitación, no hay mucho que hacer, solo dormir.

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La pequeña luz que entra por mi ventana entre las cortinas provoca que me despierte. La pereza me inunda, me estiro mientras aún me encuentro acostada y restriego mis ojos para acostumbrarme a la luz.