¿Princesa Encantadora? ¡Ni siquiera La Terminé!

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Advertencia:

Este capítulo contiene temas de abuso sexual y muerte

🥀🥀🥀

Envíe la comida a cada uno respectivamente, y de la única persona que recibí un gracia fue por parte de Lilian.

Como sea, el día de hoy se suponía que iba a salir con mi madre a pasear por el jardín, pero esta lloviendo.

"Y yo que había conseguido los elementos para crear el jabón después de jugar"

—lo siento querida, Momo, tu y yo, podremos salir mañana, de seguro será soleado—me sonríe mamá—¿quieres que hagamos algo juntas? Podemos jugar en la lluvia—propone, no suena mal, pero...

—mami, te podrías enfermar

—buu—se queja para cruzar sus brazos—como quieras, iré a leer sobre juegos occidentales, quizás podamos jugar alguno mañana.—me besa la mejilla y se va

Subo a mi habitación a practicar magia, por tanto le pido a Rania que puede retirarse.

"El olor a tierra mojada es el mejor"

—¿eh? ¿Mamá?

Es su voz, sin duda.

"A muchas personas les disgusta la lluvia, dicen que es triste, pero para mi es relajante"

Me pongo de pie asustada, esa es la voz de mi madre, pero no se de donde.

"Bajo el roble, vayamos a jugar, sígueme"

Salgo de la habitación, escucho el "sígueme" más fuerte cuando estoy en la entrada del jardín.

"Vamos. Juguemos juntas. Bailemos en el infierno"

Sin ser vista salgo al jardín y corro hasta debajo del árbol. En ese momento, todo el entorno a mi alrededor cambia.

Estaba bajo un árbol normal, y ahora estoy bajo un verdadero roble, el cielo esta más oscuro que de costumbre y la lluvia más fuerte, relámpagos y truenos. No es seguro, dicen que la probabilidad que que rayos caigan en árboles es muy grande. A lo lejos veo la ciudadela de las prostitutas. Bajo mi mirada, mi apariencia sigue siendo la misma.

Mi madre esta bajo la lluvia, baila sin parar entre carcajadas, su piel tiene graves quemaduras, es como si se hubiera quedado en el incendio para sobrevivir con esas heridas después.

—que tontería, ¿no? Desde un principio no habia forma de salir, ¿no es eso triste?—Reía por resignación.

Camino hacia ella en silencio, extiendo mi brazo a ella.

—¡allá están!—unos hombres aparecen

—¡perras!—un hombre nos abofetea—te dije que escapar una vez más iba a salir caro

—¡te lo buscaste!—uno de los hombres sostiene a mi madre y la obliga a mirarme

El otro me lanza al suelo y arranca mis ropas, me da besos, sucios y asquerosos, quiero vomitar. Toca mi cuerpo sin delicadeza, es brusco. No es excitante en lo absoluto.

Por mucho que intento zafarme, no hay escapatoria.

—¡déjenla! ¡No más!—ruega mi madre entre lágrimas las cuales se camuflan entre la lluvia

Siento el miembro del hombre en mi interior, es doloroso, había perdido mi virginidad de la peor forma. Embestia una y otra vez, las lágrimas caían de mi rostro sin parar, por el dolor físico y emocional.