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Lo último que recuerdo es un fuerte impacto y como los pulmones quedaban sin aire de tope, después de eso, no hubo nada, no lograba sentir nada ni ver nada más que un espacio en blanco, la causa podría ser parte de mi cabeza, una imagen creada por el cerebro.

Estoy sola, quizás es mi muerte definitiva, en dónde no existen más oportunidades de volver a la vida terrenal. Siempre creí que después de la muerte estaría vagando por la tierra asustando a las personas, e incluso cabía la posibilidad de ir directo al infierno o quedarme en el purgatorio para redimir los pecados cometidos pudiendo así ir al cielo, es obvio que solo fueron mis pensamientos y ahora estoy sola en medio de quién sabe donde.

A pesar de eso, puedo buscarle el lado bueno a la cosa, soy libre de la carga que impuse en mi misma.

"¿A quién engaño? ¿Qué hay de bueno estar muerta y sola sin nadie con quien hablar?"

En este solitario ambiente me abrazo a mi misma recordando lo recién ocurrido, me doy cuenta que me pase un poco, al menos eso creo, mi despedida no fue la mejor, pero de todos modos sé, que en poco tiempo seré olvidada, confirmando así, de que en ese mundo jamás encajé.

Me sorprende el hecho de que me lancé, una cobarde como yo, con miedo a la muerte logró hacer tal cosa, aunque el shock supero ese miedo, ver mi vida pasar, todos mis recuerdos, enterarme de los intentos de asesinato hacia Athanasia, realmente fue impactante.

—¿No deberías estar feliz? Saliste de la historia que tanto te atormentaba, o algo así

Esa voz la reconozco a la perfección, era quien siempre me hablaba a la cabeza, con la frente en alto veo a la persona que siempre estuvo dentro de mi cabeza. Una mujer de larga cabellera negra y ojos rosa como cuarzos, la recuerdo, se encontraba entre las brujas que ví una vez durante el tiempo de mi estadía en la academia.

—estuviste siempre dentro de mí...

—exacto, no fue mi elección, pero debo admitir que fue divertido estar contigo—gira alrededor de mi como si me estuviera analizando—. Me llamo Galatea, un gusto en conocerte Alma de Alger Obelia, o debería decir, ¿Susan Adams?

Escuchar mi verdadero nombre salir de otra persona después de tanto tiempo es muy extraño, sobre todo ya que no sé quien soy en este momento, mantengo la apariencia de Alma pero mi cabello y ojos son castaño y café respectivamente.

—¿Moriste conmigo?—es lo único que puedo articular

Su risa resuena como eco en el infinito espacio, me mira para después sentarse junto a mi.

—por suerte o desgracia, no estás muerta, ya que el pequeño Nai te salvó la vida.

"¿Viva? ¡Es imposible! Esa caída fue mortal de alguna manera"

¿Princesa Encantadora? ¡Ni siquiera La Terminé!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora