Reencarnar en tu historia favorita es un privilegio en cierto punto si conoces el futuro, por lo cual tendrás cosas a tu favor. Estando en un mundo de fantasía, tienes que hacer lo necesario para sobrevivir en una historia que apenas y leíste.
¿La p...
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—Su Alteza, tiene una visita.
—¿Quién es?
Ante mi pregunta, Michael se hace a un lado dejando ver a Kiel y Jennette, puedo verlos a través del espejo.
—¡Chicos!
Ante mi sobresalto, la brocha roza mi ojo.
—¡Mierda, mi ojo!
—Te dije que estuvieras quieta.
Amelia me da un golpe en el hombro a modo de castigo.
—Lo siento
Vuelvo a mi asiento mientras realizo un ademán a los dos.
—Se ve muy hermosa princesa.
—y tu cada vez te pareces más a tu padre, más guapo.
Mi sonrisa de Radio Rebel lo hace reír mientras empuja suavemente a Jennette hacia mí.
—Princesa, no había tenido la oportunidad de hablarle desde lo sucedido.
Jennette debido a su magia oscura, pudo recordar los sucesos, poco después, Lucas le arrebató toda la magia, dejando ver esos hermosos ojos verdes.
—Solo quería decirle que he estado aprendiendo mucho desde el momento en que regresé. Se lo básico de otros idiomas, puedo tener una conversación corta y simple. Estoy preparando un gran plan a futuro, estoy aprendiendo que no debo depender emocionalmente de los demás, que puedo buscar valor en mi misma. De verdad agradezco los consejos que me ha brindado.
—Me alegro por ti, confío en que podrás lograr tus sueños.
—¡Muchas gracias y felicidades por este día! La veré en el banquete.
El tiempo pasa, la hora se acerca, me encamino a la puerta de la catedral con ayuda de Amelia quien sostiene mi vestido para evitar que se ensucie.
—Espero verme un día igual que tú, con un hermoso vestido blanco y un velo junto con bello ramo de flores.
—Un día encontrarás a alguien, lo presiento.
Amelia realiza una pose dramatica haciendome reir.
—Te ves hermosa.
Mamá con Helio en brazos, papá y Athanasia están ahí, esperándome.
—Mi preciosa hija está tan grande, aún recuerdo cuando cosía vestidos para ti y jugabas a ser una princesa.
Mi madre apoya su mano izquierda en mi mejilla mientras sonríe con dulzura.
—¡Hoy eres la protagonista de este día!—Athanasia me abraza fuertemente.
Si antes hubiese escuchado esa palabra, me hubieran dado náuseas, pero hoy en día las cosas son diferentes.
