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—¡Tengo rehenes!

Aeternitas corre a atacar directamente a Lucas, era su destino luchar, por lo que sus ataques no eran desvíados.

—¡Norman!

Lucas le lanza la espada al menor y este quien libera a Kiel de las ataduras de magia y le entrega la espada para que pudiese ayudar.

—¿A quién le importa una rehén como esa niña? Su destino es ser desafortunada, no importa si muere ahora, se ahorra una vida miserable, solo será usada y se llenará de envidia contra Athanasia.

"Es a mentira, yo quiero mucho a las princesas"

Jennette se queda estática mirando a los dos hombres.

"No seré usada, no debo envidiar nada porque yo también puedo tener buenas cosas"

Jennette se pone de pie y evitando de manera inconsciente la batalla de los guardias contra contra los tres ya conocidos.

Detiene su andar mientras su propia magia sin saberlo le enseña la verdad. En otros tiempos simplemente era una tonta, alguien que decía amar pero al momento de ayudar jamás se animó a proteger aquello que decía amar, Athanasia es el ejemplo, cuando murió en manos de su propia padre y ni siquiera actuó en su defensa al contrario de ella cuando esta era amada por su tío, Athanasia si lo hacía, siempre velaba por ella; ver cómo era desterrada después de ser usada por su padre y perdonarlo como si nada, pero era feliz, lamentablemente ese hombre no era su padre, no ahora, y por último, Roger también la uso, cuando no la vio progresar, intento usar a su propio hijo para obtener poder.

"El poder destruye los corazones"

Sin darse cuenta, empieza a llorar de impotencia, después de todo, era lo único que sabía hacer en esas visiones, nunca hacía nada más que llorar, justo como lo hacía ahora.

"Odio todo esto, ¡Me odio a mi misma!"

Las imágenes desaparecen, su cuerpo actuaba por si mismo, tomando una daga que estaba botada de alguno de los soldados inconscientes.

"Quiero vivir feliz, obtener grandes logros"

—No debo envidiar a nadie, puedo lograr cosas grandes por mi misma, la princesa Alma me lo enseñó.

—¡Jennette!

Kiel, quien pensó que la castaña había huido, corre hacia ella para alejarla y hacer que se calmara.

—¿Qué...?

Lucas, Aeternitas en el cuerpo de Anastacius y Kiel, estaban sorprendidos por lo que hizo la niña, un acto inesperado para alguien como ella. Había apuñalado a Anastacius, una sorpresa grande para todos, quienes la ignoraban.

¿Princesa Encantadora? ¡Ni siquiera La Terminé!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora