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Luminous, capital del imperio de Goldenheart, una hermosa capital concurrida. Las tres doncellas estaban en medio de la ciudad.

—bueno, nuestros caminos se separan aquí—Declara la rubia para tomar una pequeña maleta, no quería llamar demasiado la atención, y no es como si necesitara mucho en la iglesia.

Silvia y Amelia, por su parte fueron aceptadas para trabajar en el palacio como sirvientas de las princesas.

Alma llega a la catedral, en donde la recibe un Obispo, su nombre es Alfred, un hombre amable y anciano. Le da indicaciones a una monja, la cual le enseña su habitación, no es la más grande ni más llamativa, solo posee lo necesario, un pequeño armario, un baño, una cama y una mesa.

Investiga el lugar por mera curiosidad, las sábanas estaban limpias, las mesas también, era un lugar bastante limpio y cómodo. Abre la puerta del armario, hay un vestuario, un vestido blanco de mangas largas con cuello alto, a su lado había un velo del mismo color, y bien acomodados un par de zapatos de tacón medio.

Tocan a la puerta para avisar a la joven que la cena pronto estará servida por lo que de inmediato se pone el uniforme, junto con un rosario que encontró en la mesa. Saca un pequeño espejo que trajo consigo, mira que sus ojos estén perfectamente cambiados debido a la magia, sus ojos son verdes pero más brillantes que lo usual.

—Lucas tenía razón, mis ojos empiezan a verse más brillantes—toma el reloj que le dio Kiel para revisar la hora y después salir hacia el lugar acordado.

Se dirige al comedor con total tranquilidad, saluda a sus compañeros de trabajo, varias monjas, unos sacerdotes y un montón de niños.

—hola ¿eres la novicia?—una joven monja aparece a su lado. Su cabello no se podía ver por el velo, pero el color de sus cejas, daba a entender que era pelirroja, acompañando sus ojos rosados.—soy la hermana Josefine, me encargaron a ti

—¿cuál es mi deber hermana?—pregunta de manera cortes

—seremos la encargada de la enseñanza a los niños

—¿todos son huérfanos?—había alrededor de 100 desde recién nacidos hasta jóvenes de unos 14 años.

Antes de que la hermana respondiese aquella pregunta, se interrumpió debido a que la cena se sirvió y había que rezar por agradecimiento a los alimentos. La cena en sí no era la gran cosa, no era un banquete pero si lo suficiente para alimentarlos a todos, un jugo de naranja y un pequeño sandwich sencillo de solo jamón y queso.

—cuando terminemos, te explicaré todos nuestros deberes mientras te enseño el lugar, ¿te parece, eh...?

—me llamo...—se quedo en silencio unos pocos segundos pensando un nombre—Giselle, me llamo Giselle

—encantada Gisell, entonces comamos—ambas comen mientras charlan un poco de gustos y demás.

Cuándo terminan, realizan un pequeño rezo para empezar el recorrido por el monasterio.

—¿de que monasterio provienes?—pregunta Josefine

—del monasterio de Obelia—responde admirando las instalaciones

—¿Obelia? Interesante. Es la primera vez que recibimos personas de ese lugar. Ahora te explicaré nuestros deberes

—si, claro

—el trabajo de nosotras junto a otras cinco, es enseñar a los niños más pequeños, de vez en cuando, tenemos que tomar turnos para dormir en la habitación de los bebés y cuidarlos, además, se te enseñarán primeros auxilios

¿Princesa Encantadora? ¡Ni siquiera La Terminé!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora