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Al levantarme lo primero que hice fue mirarme en el espejo, la sensación de reconocerme fue urgente, no había nada diferente, solo un cabello rubio ondulado y ojos azules poco brillantes.

“ Félix me regañaria si me escuchase decir aquello”

Me levanté más temprano de lo usual, el sueño de repente había desaparecido, no tenía ganas de hacer absolutamente nada, solo llorar sin motivo alguno, no debería estar así, después de todo, hoy saldremos  en familia como regalo de cumpleaños para Athanasia quien se decidió por salir un día antes debido a la celebración.

Con este sentimiento dure la mayoría del día, hasta que el atardecer se hizo presente y pronto debíamos salir. Iris me hace el último retoque a mi peinado.

Me pongo la pulsera que Félix me regaló mientras Iris termina su trabajo, es uno de mis accesorios favoritos, quizás es por el hecho de que posee un gran valor sentimental, después de todo, él ha sido bastante importante en mi vida. Me gusta como se me ve.

Vuelvo hacia el enorme espejo en mi habitación, el vestido es poco llamativo y bonito, el peinado simple, pero realmente no me interesa el como me veo, ya que tantos pensamientos divagan por mi mente pero todos llegan a una conclusión, el no querer hacer nada.

“No quiero ir”

No quiero hacerlo, no me anima la idea de ir, pero lo haré por la felicidad de Athanasia, es mi deber como hermana mayor y personaje que vive por el principal.

—se ve hermosa. Me retiro primero

Al terminar su trabajo, Iris sale con una sonrisa satisfecha después de ver mi cara de sincero agradecimiento. Félix afuera pregunta por mi, pero le pedí algo de tiempo.

Toco el espejo con la punta de mis dedos, el frío tacto me estremece. Alejo mi mano, pero otra la toma. Mi propio reflejo me sonríe.

—¿Tan miserable es tu nueva vida?

Un escalofrío recorre mi espalda ante aquella repentina pregunta,no tengo palabras, nada sale.

—pobre princesa, ¿Se siente bien caer lentamente en la depresión?

“¿Depresión? ¡Que locura!”

—el tomar una carga. La carga de intentar hacer lo posible por alejarte, por ser el soporte de Athanasia, todo al punto de olvidar buscar tu propia felicidad. ¡Eras feliz en la academia!

Debería sentirme asustada y ponerme en modo alerta, lamentablemente la realidad no es así, lo único que siento son las ganas de alejarme para evitar escuchar esas palabras, como si cada palabra que dijeran fuese una apuñalada .

—¿Es satisfactorio sacrificar tu salud mental y felicidad por una ajena? Sabes que todos poseen obstáculos en la vida.

—yo soy uno...—Respondo sin pensarlo.

¿Realmente es mi conciencia la que habla? No la siento como tal, ¿Porqué hablaría de mi salud mental? Me encuentro increíble. Además, ¿es importante ahora mi felicidad?

No tengo sueños a los que aspirar por el momento más allá de intentar reorganizar un poco la historia que se ha desviado con mi presencia. Que importa eso mientras logre mi objetivo, así podré irme de manera tranquila sin resentimientos, porque en realidad no importa si me voy con mi madre, la historia llenará los vacíos rápidamente, no somos importantes.

—¿Crees que volver ha traído beneficios? ¡Te equivocas! Son más las desgracias provocadas. ¿Quieres saber una?

Mi propio reflejo sale del espejo por completo, mi cuerpo no se mueve hasta después de sentirme acorralada contra mi tocador. Una de sus manos sujeta mi muñeca mientras la otra esta en el mentón. Acerca su rostro a mi oído, mi piel se eriza por el escalofrío que me provoca.

¿Princesa Encantadora? ¡Ni siquiera La Terminé!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora