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El viento ondeaba el vestido y cabello de la primogénita del Emperador mientras le daba la espalda al ya cielo nocturno que se acababa de formar. La rubia estaba de pie sobre el balaustre del balcón, un paso en falso y caería directamente al jardín.

Su caballero luchaba contra dos de los espíritus de la joven mientras el Emperador estaba estático temblando levemente y su esposa junto a la hija menor rogaban a la joven que parara.

—¿Qué dices? Eres mi hija—Charlotte trataba de convencerla pero Alma niega rotundamente

—no soy tu hija y nunca lo fuí, soy una intrusa que le robo la oportunidad de vivir a tu verdadera hija desde el momento en que nací

—¡Es suficiente!—le regaña—¡Eres mi hija! Saliste de mis entrañas, te dí un nombre, te crié de la mejor manera que pude, te amo con todo mi corazón tanto como una madre pueda amar a su hija. No importa si dices que no eres mi hija, la conexión de madre e hija se forma a base de amor

El corazón de Alma vacila ante las palabras de su madre, las lágrimas recorren nuevamente sus mejillas al recordar los bellos momentos con su madre.

—¡Alma, somos iguales! ¡No estas sola!

Athanasia interviene con el propósito de ayudarla. Alma se queda estática pensando en la realidad, en como Athanasia también fue reencarnada en la historia, no importa si es la protagonista, su destino fue el mismo.

“Athanasia siempre perteneció a este lugar. Ella es la verdadera Athanasia, está es su tercera vida”

La voz de la bruja se mete en los pensamientos de la princesa envenenando su mente y provocando que esta solo empiece a reír a carcajadas.

—¿Somos iguales? No me vengas con eso, tu eres la verdadera y siempre lo has sido, no me hables de que somos iguales porque no lo somos y nunca lo seremos.

Cada palabra salía de su boca sin parar, quería desahogarse de todo aquello que resguardaba en su interior.

—Te has adaptado fácilmente, eres carismática, hermosa y muy poderosa, una futura Emperatriz ejemplar. ¡Viva el futuro Sol de Obelia!—aplaude—por mi parte solo soy Susan, una estudiante universitaria de vida simple. Ahora soy la hija falsa de un Emperador que busca la completa libertad. El aprender el idiomas, etiqueta, historia, política, tantas cosas obligadas a hacer, solo lo hago para mantener mi papel, ni siquiera sé si soy perfecta para el puesto que todos quieren que tome en el futuro, es más, ni siquiera lo merezco

Alma tambalea un poco, el tener a sus espíritus luchando gasta mana de manera rápida si no sabe controlar la distribución de este, y en ese momento no tenía tiempo para estabilizar aquello.

—¡Cuidado!

Charlotte intenta pasar pero la Hoz de Grover la detiene, por suerte Félix la aleja antes de que reciba daño. La mujer cae de rodillas con las manos en el abdomen mientas miraba suplicante a su hija mientras está solo reía entre lágrimas.

—lo siento mamá, no... Charlotte... todos ustedes están atados por un destino, servir a la princesa Athanasia. Se perfectamente que tú, madre—muerde su labio al saber lo complicado que es llamar a la mujer por su nombre—rompiste la cadena que te fue impuesta a la fuerza, pero, ¿Y si vuelve?

Mira a su hermana quien analiza la manera de pasar y detenerla.

—tengo miedo de quedar sola, que cada persona que conozca a Athanasia sea atado a la fuerza y me deje de lado. No te odio Athanasia, pero tampoco quiero que me arrebates el poco afecto que he conseguido en este extraño mundo para mí. Así que, para evitar eso, es mejor terminar con todo, eliminar la piedra del camino, ¿No? En esta historia de fantasía soy un personaje destinado a la muerte, que mejor manera de hacerlo en este hermoso paisaje.

¿Princesa Encantadora? ¡Ni siquiera La Terminé!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora