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"Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás. No hay dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los colores. Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento, y gente de fuego loco, que llena el aire de chispas. Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman; pero otros arden la vida con tantas ganas que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien, se acerca, se enciende"

El libro de los abrazos, Eduardo Galeano.

TOME LA MANO DE POSEIDÓN Y JALE CON TANTA FUERZA QUE SE ESTRELLO COMPLETAMENTE en la espalda de uno de sus compañeros de Casa, atiné a disculparme de manera distraída pero eso no aminoro mi marcha, con más inquietud comencé a correr hacia las puertas del Tren.

Hasta mis oídos llegaron las risas de mis mejores amigos, Sirius quien era el único que legalmente podia usar magia cargaba los baúles de todos con el Encantamiento Locomotor, en realidad Sirius aprovechaba cualquier excusa para realizar Magia, le habia dicho que no debía depender totalmente de sus habilidades mágicas y que lo mejor sería seguir haciendo algunas cosas de la manera normal, hasta que se enumero las razones por las cuáles no debería quejarme sobre su uso excesivo de Magia y finalmente me encontré aceptando si eso significa no cargar nunca más con mi propio baúl —y en ocasiones el de Pos—, hasta que yo misma pudiera realizar Magia de manera legal.

Con el objetivo de poder bajar del Tren lo más pronto posible seguí mi propia carrera y de un solo salto logre descender del Tren, Pos se vio obligado a imitarme sin poner pegas, cuando ambos estuvimos fuera, me alce sobre las puntas de mis pies con la esperanza de encontrar algún rostro familiar, cosa un poco complicada ya que la estación King Cross se encontraba abarrotada.

Suspiré y gire en busca de mis amigos para esperar junto a ellos, hale la mano de Pos con suavidad.

—¿Buscabas a alguien hermanita?

La voz de Zeus me hizo voltear con fuerza, grite con emoción al mismo tiempo en el que me lanzaba a sus brazos, Zeus me recibió con alegría y alcanzo a atrapar a Pos de la misma manera, pues nuestro pequeño pececito se habia lanzado en la misma dirección.

Tome el rostro de mi hermano mayor y lo sostuve entre mis manos, tratando de encontrar algo nuevo en él, pero seguía siendo el mismo chico con mirada perspicaz y sonrisa juguetona, bese sus mejillas, Zeus carcajeo un poco pero me devolvió los besos, finalmente me dejo libre y saludo a Pos con un gran abrazo de oso y un pequeño beso sobre su oscuro cabello.

—¿Qué haces aquí? —pregunte cuando nuestros saludos acabaron—, creí que te veríamos hasta la cena de Navidad.

—Cambio de planes—respondió—, el Entrenador se tocó el corazón y nos dio un par de días libres extra, llegue ayer por la noche.

—Es un milagro de Navidad—murmuro Pos. Reí, Pos consideraba que todo lo bueno que pasaba entre vísperas de Navidad era en efecto, un milagro.

La atención de Zeus voló hacia los Merodeadores y cuando logro verlos a todos, agito su mano y grito. —¡Hermano!

Sirius alzo la vista al reconocer la voz y carcajeo, apresuro su paso y cuando estuve frente a Zeus lo abrazo. Me uní al abrazo y más tarde Pos lo hizo también.

Finalmente fue Pos el que pregunto. —¿Dónde están nuestros padres?

Los chicos llegaron hasta donde nos encontramos pero al percatarnos de que obstruimos el paso, todos caminamos hacia la orilla.

—Insistí en venir por ustedes—respondió y agito las llaves del auto Muggle de nuestro padre.

—¿Te han dejado conducir? —pregunte—, ¡no me subiré a un auto donde tu seas el conductor!

INEFABLE.© | remus j. lupinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora