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Junio 1980, después de Hogwarts.

ESTABA POR CUMPLIRSE UN AÑO DESDE QUE HABIAMOS DEJADO EL Castillo, en este tiempo habían pasado muchísimas cosas.

Cornamenta se había casado con Evans, nadie se había atrevido a pensar en esta posibilidad, pero finalmente había pasado.

Mi compromiso con Remus, que absolutamente me había tomado por sorpresa e incluso pensaba que en unos años más, yo tendría que obligarlo.

La viruela de Dragon nos había a rebatado a dos personas increíbles, mamá y papá Potter.

Y era casi experta en Legeremancia y Oclumancia, fueron dos meses enteros de practicas con mi padre y un montón de preguntas por parte de Sirius, pero a la única persona que pude confiarles mis intenciones, fue a Remus.

Omití la razón principal sobre mis sospechas en Peter, pero el resto de la historia sobre tener que ser más precavida con lo que sabia era totalmente real, si bien, los detalles completos los mantuve para mi misma, compartimentar la información era una manera de mantener a salvo a Lunático, tenia claro que yo le confiaría mi vida misma, pero si el conocía el trasfondo de la situación, estaría en peligro y eso era algo que no podía permitir.

Así que con todo eso en mente, me prepare para para comenzar el día, saldría con Lea y Olympe, las tres visitaríamos a Eloise, decidimos, tras nuestra partida de Hogwarts convertir esto en algo recurrente, el departamento se encontraba extrañamente en silencio, pues los chicos tenían una extraña práctica, cosas de Aurores me dijeron pero antes de irse, Remus había preparado una canasta con bocadillos, me asegure de tomarla antes de salir de casa y me dirigí hasta el parque para hacer una Aparición hasta Hogsmeade, donde vería a las chicas.

Me tomo apenas unos cuantos minutos, llegar hasta el punto seguro para la Aparición, cerré los ojos y cuando los volví a abrir, los terrenos de Hogsmeade me dieron la bienvenida, era sábado por lo que el pueblo estaba a rebozar de estudiantes, sonreí cuando un grupo de amigos salían de Honeydukes con los brazos repletos de golosinas, suspiré con nostalgia.

—Parece que fue hace años.

Salte debido a la impresión, últimamente me ensimismaba tanto que tomarme desprevenida resultaba muy sencillo, esboce una sonrisa y enseguida abrace a Leanne con fuerza.

—Lo sé.

Un carraspeo se escuchó. —¿Es la hora de los abrazos? —pregunto Olympe, que recién llegaba—, espero no haberlas hecho esperar.

Camine hacia ella y de igual manera la estreche entre mis brazos. —Llegaste a tiempo.

Me devolvió el abrazo con la misma intensidad, enganche sus brazos con los míos y las tres caminamos hacia la vereda que llevaba a Hogwarts.

Cuando notificamos a Dumbledore sobre nuestras intenciones de visitar a Eloise tanto como se nos permitiera, el sugirió que podíamos tomar un carruaje, pero Lea había rechazado la oferta, Olympe y yo sabíamos que la razón era que le costaba aceptar el hecho de que Eloise ya no estaba con nosotras y el tiempo que la caminata desde Hogsmeade hasta Hogwarts ofrecía era un ralenterizador bien aceptado.

Antes de que yo me permitiera entablar una amistad con ellas: Elo, Lea y Olympe ya eran cercanas, así que, aunque mi amor por las tres era profundo, comprendía si el de ellas tres era diferente, sin embargo, aunque yo tarde en darme cuenta, ellas lo supieron al instante, seriamos mejores amigas.

En un silencio cómodo, segui8mos caminando, éramos capaces de ver como los lugareños iba y venían, nunca habíamos hecho esta parte del camino a pie ya que en nuestros años en Hogwarts solíamos usar los carruajes o los pasadizos desde el Castillo, pero admitía que era una actividad reconfortante, justo a la mitad de nuestro recorrido, me detuve frente a un arbusto y de mi bolso, tome un pequeño frasco, use mi Varita hasta que el vial estuvo lleno de pequeños bichitos que brillaban.

INEFABLE.© | remus j. lupinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora