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"La Luna es el vientre del cielo. Cada noche... Nacen hermosos pensamientos. En la mente de los soñadores"

Clairel Estévez.

REGRESAR A HOGWARTS SIEMPRE ERA DIVERTIDO PERO ESTA VEZ NO FUE así, Sirius no despejaba su existencia de mi persona, argumentando que no me dejaría sola ni un por segundo si lo que planeaba era encontrarme con Jude.

Durante el resto de las vacaciones habíamos intercambiado unas cuantas cartas y para mi disgusto no pudimos concretar absolutamente ninguna salida si no aceptaba que alguno de mis hermanos fuera conmigo, y eso incluía a Sirius. Papá había puesto el grito en el cielo cuando mi ingrato amigo llego contando lo que estuvo a punto de pasar con Jude. Trate de restarle importancia pero al ser la única chica de la familia —sin incluir a mi madre—, tenía sus claras desventajas, el único que parecía muy tranquilo en cuanto al tema parecía ser Poseidón.

Hasta que las estrellas se alinearon, Merlín y los dioses escucharon mis suplicas, pues una coqueta chica había desfilado por el compartimiento en el que los chicos y yo estábamos, mirando en dirección a Sirius, y agitando sus pestañas con encanto, Sirius trago duro y me miro alternando su vista entre la chica y mi desdichada persona, supongo que decidió que era un riesgo que valía la pena correr, porque se puso de pie, me miro por unos segundos antes de seguir a la chica y perderse entre los vagones, me fue inevitable reír y esbozar una sonrisa, me levante de mi asiento y alce ambos brazos en victoria.

—Para el carro—hablo James—, Sirius se fue pero por desgracia nos tienes a nosotros.

Con lentitud mi sonrisa desapareció y volví a tomar asiento, Remus sonreía burlonamente y Peter comía sin prisas sus dulces. —Jamie.

—No.

—¡Ni siquiera sabes que diré!

—¿Quieres ir al baño? —pregunto.

—¿No? —dije y arrugue mi gesto.

—Entonces la respuesta es no.

Bufe. —Están siendo ridículos.

James estaba listo para replicar pero la puerta fue abierta de manera estrepitosa, dejando ver a nuestro querido amigo Frank Longbottom, sus mejillas se colorearon de rojo al tener todas las miradas puestas en él.

—¡Frank, sálvame de todo mal!

Mis palabras parecieron causarle gracia, se encamino hasta el lugar libre a mi derecha que anteriormente ocupaba Sirius y se sentó.

—¿Qué sucede?

—Ellos—señale a los chicos—, están haciendo mi vida miserable,

—Te estamos cuidando.

Imite el tono de James y mire con molestia por la ventana, deseando llegar lo más pronto posible al Castillo para poder perderme en mi habitación y no tener que lidiar con los Merodeadores.

—¿Es por el chico Travers? —preguntó en voz baja, Remus asintió.

—¿También sabes? —pregunte sorprendida.

—¡Claro! —respondió—, recibí una lechuza de Sirius, me conto que te estabas besando con ese chico en la Librería del Callejón Diagon.

—¡No-nosotros no! —balbuce.

Fuimos interrumpidos una vez más por unos ligeros golpes en la puerta del compartimiento, el corazón me subió hasta la garganta imaginando quien podría ser así que como un resorte me puse de pie y abrí la puerta para encontrarme con la Señora del carrito de dulces, James estallo en carcajadas y mi semblante cambio a uno totalmente decepcionada.

INEFABLE.© | remus j. lupinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora