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"La verdadera amistad es una planta de lento desarrollo y debe de experimentar y resistir los embates de la adversidad antes de tener derecho a esa denominación"

—G. Washington.

EN UN SOLO PAR DE DIAS MAS, TODOS ESTARIAMOS VOLVIENDO A CASA CON nuestras familias y desde el momento en el que me entere de el gran secreto de Remus, me dedique a investigar todo sobre su condición y las maneras en las que podría ser de ayuda.

Lamentablemente no había mucho que pudiera hacer, al menos no yo. Había encontrado una copia de "Animales Fantásticos y Donde Encontrarlos" escrito por el Magizoólogo que inspiro a mi padre y al parecer también a mi hermano menor, Newt Scamander, mencionaba que un Hombre Lobo solo era peligroso para los humanos y no para otras especies, lo cual era fabuloso e inútil al mismo tiempo, yo claramente era un humano, pero al menos ahora sabia que el resto de las criaturas estaban a salvo.

Gracias señor Scamander.

Intente con todas mis fuerzas controlar mi Metamorfomagia y tratar de obtener una transformación completa, pero era inútil, no había registro de que absolutamente ningún Metamorfomago que lograra tal cosa, por supuesto que eso era totalmente comprensible porque en sí, la población de Metamorfomagos era minúscula y dichas habilidades se aprendían con la edad y un montón de práctica. La oportunidad de investigar en la Biblioteca del Colegio se me estaba agotando con el fin de curso a tan solo un par de días.

Justo en ese momento me encontraba en compañía de Remus, ambos haciendo el último ensayo de pociones.

—¿Estas bien?

—Y-yo ¿Qué? Perdona no estaba escuchando.

Remus me dedico una leve sonrisa, dejo su pluma y pergamino a un lado, se acercó hasta donde yo estaba y hecho un vistazo a mi pergamino totalmente en blanco.

—Esta vacío—señalo.

—Lo está.

—¿Por qué? —cuestiono—, sé que no te toma casi nada de tiempo hacer los deberes de pociones, pero llevamos aquí un par de horas.

—¿Es doloroso, Rem? —susurre y Remus me dedico una mirada llena de confusión—, hablo de tu transformación.

—Ah —balbuceo un poco sorprendido por mi repentino cambio de tema—, al principio no tanto, pero empeoran conforme crezco.

Suspire pesadamente. —He estado investigando,

—No sé porque no me sorprende—contesto con una pequeña sonrisa de lado.

Sonreí. —Sabes que lo haría, de cualquier manera, no hay mucho que nos ayude.

—Tampoco me sorprende—repitió. Tome su mano en un intento de darle un poco de consuelo.

—No me voy a rendir, hay muchas cosas que aun no he leído, tal vez se me está escapando algo.

—Dudo mucho que se te este escapando algo—admitió con una mueca en su rostro.

—Seguro mi padre podría ayudarnos.

La expresión que se formo en el rostro de Remus fue de total terror, su espalda se tenso y todo en él decía que sus alarmas estaban encendidas.

—Preferiría que nadie supiera esto.

Suspire. —¿Ni siquiera los chicos?

—No.

—Pero yo lo sé—acuse.

—Solo porque eres tremendamente brillante y fuiste capaz de unir las piezas.

INEFABLE.© | remus j. lupinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora