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|CABELLO AZUL|

CAMINABA TRANQUILAMENTE POR EL ESTRECHO PASILLO DEL TREN, recibiendo de vez en cuando algunos empujones y disculpas por ellos, echando un vistazo a los compartimentos con la esperanza de encontrar uno vacío o al menos uno no tan lleno.

Buscar a Zeus no era una opción pues el seguramente se encontraba con todos sus amigos de tercer año. No fue, sino hasta casi el final del tren que logre encontrar un vagón solo.
Emocionada di un brinco de victoria y me apresure a entrar con todas mis cosas.

Una vez dentro y todo en orden, tome uno de los libros muggles que mamá me había comprado. Me enfrasqué tanto en la lectura que apenas fui consciente de que alguien tocaba la puerta.

—Disculpa, ¿te molesta si nos sentamos? —pregunto un niño con grandes gafas y un cabello demasiado despeinado que venía acompañado de otro niño más de ojos grises y mirada inquisitiva.

Nerviosa moví mi mano —Adelante.

Se apresuraron a entrar y se acomodaron frente a mí. Ambos me dedicaron una sonrisa ladeada. Sin saber muy bien que hacer uno de ellos se armó de valor e hizo la primera pregunta.

—Así que ¿primer año?

—Para mí lo es, ¿qué tal ustedes? —murmure.

—También es el mío, soy Sirius, por cierto— contesto el niño de ojos grises.

El chico de las gafas se removió de un lado a otro preparándose para hablar —¡También para mí! Y yo soy James.

Les tendí mi mano en un saludo, pero en cambio ellos solo me dedicaron miradas divertidas.

"Tal vez piensan que soy rara, gracias mamá" pensé.

—Mi nombre es Hades —concluí tratando de ocultar mi voz nerviosa.

—¿Hades, que clase de nombre es ese? —cuestionó Sirius.

De nuevo me puse nerviosa y al parecer James lo noto, porque le dedico a Sirius una mirada y un pequeño codazo, mientras el chico de ojos grises murmuraba un "yo solo decía"

—¿Qué clase de nombre es Sirius, también? — devolví.

El solo me observó por unos instantes y me sonrió.

—Es una estrella. La estrella más brillante de la constelación de Orión.

—Bueno, Hades es un dios de la mitología griega, el dios del inframundo —conteste.

—Lo importante aquí es, ¿porque tienes el cabello azul? —hablo James.

Sin poder evitarlo me sonroje y rogué a todos los dioses, estrellas y a Merlín, porque otra cosa no sé volviera roja o de cualquier otro color.

—¡Mira eso, se está volviendo rosa! — medio grito James emocionado.

"Oh no"

—Lo siento, aún me cuesta controlarlo —dije y me concentré en mantenerlo azul.

—Nunca había visto a una metamorfomaga —dijeron ambos al mismo tiempo y rieron por eso.

Estaba preparada para contarles el motivo por el cual no había tantas personas como yo y Sirius se veía más que dispuesto a pedir una demostración. Pero el sonido de la puerta siendo tocada nos mantuvo a todos en silencio.

Se dejaron ver tres niños, uno pequeño y regordete, otro de cabello largo y un poco raro, y el último era castaño, casi rubio y una imponente pelirroja, quien fue la primera en hablar.

—Disculpen, el tren está lleno, nos preguntábamos si ¿podemos sentarnos aquí?

Todos coincidimos al contestar que sí y ellos rápidamente entraron y se acomodaron.

La pelirroja nos miró uno por uno y pregunto —¿En qué casa quieren estar?

El niño rubio contestó calmadamente —Tal vez Ravenclaw, he oído que es buena.

James infló el pecho y contestó —Gryffindor por supuesto, mis padres estuvieron ahí.

El niño con cabello oscuro y raro soltó una risa sarcástica y negó. James se percató de eso y frunció el ceño.

—¿Que casa quieres tú, pelirroja? — preguntó James aun mirando mal al niño.

—No lo sé, soy nacida de muggles así que no sé mucho sobre esto — contesto —Pero si pudiera elegir, Ravenclaw me parece una buena opción y mi nombre no es pelirroja, es Lily.

—Bueno, ¿cómo iba a saberlo? Acaban de llegar —se justificó.

Lily ignoro el último comentario de James y me volteó en mi dirección. —Él es mi mejor amigo, Severus, quiere ser Slytherin —presento al niño que se mantenía muy cerca de ella.

—Y ellos son Remus y Peter — terminó.

—El de gafas es James —presenté. —Sirius... Y mi nombre es Hades.

Remus me miro y parecía que quería preguntar algo, pero al momento de abrir la boca, se arrepintió. Lo mire divertida y con una sonrisa.

—Anda, pregunta.

Él se sonrojo y habló —¿Hades? ¿Cómo el dios de la mitología griega muggle?

—Exactamente —contestó Sirius por mí.

Me giré en dirección a Sirius y pregunté —¿En qué casa quieres quedar?

Al parecer eso lo desánimo porque se encogió en su lugar y murmuro muy bajito.

—Slytherin, toda mi familia ha sido enviada ahí, es como tradición o algo así.

—¡¿Slytherin?! —pregunto James. —Y yo que comenzaba a creer que podríamos ser mejores amigos.

Sirius se encogió más en su lugar y evito mirarnos.

—Tranquilo Sirius, seguro serás la excepción —dije al final y eso ánimo un poco a mi compañero de ojos grises.

El chico de cabello largo se enderezó un poco y habló. —Slytherin es una buena casa, no debes de sentirse mal, solo porque él —señaló a James. —Piensa lo contrario.

El ambiente se volvió un poco incómodo.

—Eso dices tú.

—En Gryffindor solo van los idiotas con músculo y nadie tiene cerebro —continuó diciendo Severus.

James lo miro mal. —Y ya que tú no tienes ninguna de las dos cosas, ¿a cuál irás?

Severus se puso inmediatamente de pie con la intención de lanzarse sobre James, pero la pelirroja lo detuvo poniendo una mano sobre su hombro.

—Son unos torpes, vámonos Sev.

Todos nos quedamos en silencio mientras veíamos como solo ellos dos abrían la puerta del compartimiento y salían por ella.

El pequeño chico regordete habló por primera vez. —¿Porque tu cabello es azul?

—¡Eso es lo que yo pregunte! —reaccionó James, retomando de nuevo la charla.

INEFABLE.© | remus j. lupinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora