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"Un día conoces a tu todo. El todo que te hace soñar, que convierte tus martes por la mañana en sábados por la tarde.

Esa persona con la que no tienes secretos, por la que andarías kilómetros, pero a su lado.

Que aunque se vaya y pasen mil personas más por tu vida, nadie puede reemplazarla, nadie te hace temblar igual.

Y pase el tiempo que pase, la recuerdas. Tu cabeza la recuerda. Y tu corazón no piensa en otra cosa"

Casi sin querer, Defreds.

P. O. V OF REMUS

Yo, Remus Lupin nunca me había considerado una persona guapa, mi cabello no era demasiado rubio y tampoco demasiado oscuro, mi piel era demasiado pálida —y con cicatrices—, mi cuerpo demasiado esbelto, el color de mis ojos era insípido, un simple color avellana. Poseía un rostro afilado, con rasgos normales y que yo consideraba, nada destacables.

Era sencillamente alguien común.

Pero cuando Hades sonreía en mi dirección y achicaba los ojos al dar una gran carcajada, sólo en ese instante pensaba que tal vez podía ser más que alguien común. Sin embargo sabía no había manera de que alguien como lo era Hades se fijará en una persona como yo. Pero cuando ella dejaba un suave beso en mi mejilla me hacía sentir totalmente afortunado, porque lo era, Merlín lo sabía.

Al principio no pareció nada, era la niña con la que había crecido, por Godric, la primer persona —fuera de mi familia y profesores—, que descubrió mi pequeño problema peludo, pese a eso, ella no se apartó.

Los besos en la mejilla, los abrazos inesperados y las incontables veces que la vi atravesar a primera hora las puertas que conducían a la Enfermería después de una dura noche de Luna Llena solo eran una muestra de amistad... Al menos eso pensaba.

Hasta que cambio, los inocentes besos en la frente, nuestras manos entrelazadas y su firme convicción al elaborar una poción sin registro, me dejaron claro algo.

Yo estaba perdido, completa e irrevocablemente enamorado de ella.

—Lunático, tienes que dejar de observarla.

Parpadee confundido y me sonroje, negué.—No estoy haciendo nada.

—Exactamente no creas que me gusta la idea de tu y mi hermana—respondió con sencillez Sirius.

Suspiré, que ellos se enterarán no estaba en mis planes, de hecho, no quería que nadie supiera de mis sentimientos hacía Hades pero eran mis mejores amigos, los chicos que cada Luna se aseguraban de que no me hiciera daño así que eventualmente pudieron descifrarlo.

Sirius fue el primero y pego el grito en el cielo, había dicho que como era posible, Hades era para todos ellos la figura de una hermana y Sirius no concebía la idea de que para mí significa más que eso, la tarde en la que Sirius pareció unir todos los hilos, y después de sermonearme concluyó su discurso con. —Está bien, prefiero mil veces que seas tú.

Había arrugado mi frente, confundido y extrañado por las palabras del que consideraba un hermano más.—Te conozco y sé que nunca le harías daño.

—Sirius, ella nunca sabrá.

—Bueno entonces supongo que tú conoces a otra Hades—dijo—, porque la Hades que yo conozco no necesita que le digas nada, lo averiguara.

INEFABLE.© | remus j. lupinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora