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EL TIEMPO PARECIÓ IR EN CÁMARA LENTA DESDE EL MOMENTO EN EL QUE HABÍAMOS RECIBIDO LA NOTA DE NUESTROS MEJORES AMIGOS, Remus parecía que le habían dicho exactamente el día en el que iba a morir o algo parecido por que la expresión que tenia en su rostro era de devastación total, yo solamente esperaba que no fuera ni la mitad de malo de lo que Lupin imaginaba.

—No puedes controlar su miedo, Lobito.

Remus dejo escapar un tembloroso suspiro y levanto su cabeza hacia el cielo. Al no recibir ningún comentario de su parte continúe. —Solo podemos controlar nuestros miedos.

—No lo entiendes.

Fruncí el ceño. —Entonces explícame, porque no he hecho otra cosa más que apoyarte.

—Nunca tuve nada, Hades —empezó y estaba lista para refutar su argumento, pero el alzo una mano impidiéndome hablar—, no de la manera en la que seguramente piensas, crecí en un grandioso hogar, pero siempre estuve solo. Entonces los conocí y fue como encender una lampara que no sabía que estaba ahí ¿entiendes? Peter, Sirius, James, incluso tus hermanos y tu, trajeron luz a mi vida.

Alce mis hombros. —No va a pasar nada.

—Es solo...

Chiste antes de que concluyera su frase. —¿Qué es lo que siempre pasa al final?

Una pequeña sonrisa apareció en su rostro y rodó los ojos juguetonamente. —Tu siempre tienes razón.

—Exactamente.

Me encamine hacia su lado y entrelace nuestros brazos, Remus no era capaz de entender que a pesar de que las cosas salieran mal con los chicos, el siempre iba a contar conmigo. Suspire y ambos emprendimos camino hacia la Sala de los Menesteres.

No nos tomo mucho tiempo llegar a dicha Sala, porque todo el mundo se dirigía hacia el Gran Comedor, excepto nosotros, nos plantamos frente al tapiz y al mismo tiempo dimos tres vueltas, pensando en el lugar favorito de los chicos, no estaba muy segura de sí compartían un lugar favorito pero la Sala aun funcionaba si solo piensas en eso, en mi caso, visualice a mis tres amigos y espere a que la puerta se hiciera visible, curiosamente, la puerta que apareció fue una copia idéntica de las puertas que se encontraban en los dormitorios de Gryffindor, sonreí, por supuesto que su lugar favorito era su habitación, ahí estaban todos y podían hacer cualquier cosa.

Remus tomo aire y lentamente tomo el picaporte, fuimos recibidos por el joven Pettigrew saltando en su cama, mientras el chico Black y Potter intercambiaban golpes con sus almohadas.

Hice sonar mi garganta para que fueran conscientes de que estábamos ahí, como ellos habían pedido, sin perder tiempo, todos dejaron sus actividades y se pusieron frente a nosotros, Remus se estremeció por la imagen que los tres proyectaban así que sin pensarlo mucho di un paso al frente, tratando de evitar que tuvieran contacto con Remus.

Sirius alzo una ceja y a pesar de que parecía mas que dispuesto a ser el que hablara primero, James tomo la palabra.

—Recibieron nuestra nota.

Asentí. —Fue un muy asombroso encantamiento.

Mi comentario pareció distraerlo un poco porque sus ojos brillaron y medio grito. —¡Lo sé! Me tomo un poco de tiempo, el secreto está en el movimiento...

El hijo mayor del matrimonio Black, interrumpió la charla que James estaba por dar y con una mirada le indico que no era el momento, James pareció entenderlo a la perfección, se aclaro la garganta y acomodo sus gafas.

Remus dio un paso adelante. —¿Así que lo saben?

James, Sirius y Pete, movieron sus cabezas afirmativamente, parecía que todos sus movimientos habían sido previamente ensayados, deje salir un suspiro tembloroso y por un momento los malos pensamientos de Rem llegaron hasta mí. Tome aire y conté hasta tres, ellos jamás harían algo que nos lastimara.

—¿Cuándo planeabas decirnos?

Ninguna respuesta salió de la boca de Remus y yo, sabiendo que no se trataba de mi, decidí guardar silencio.

Sirius quien fue el que había hecho la pregunta del millón, continuo preguntando. —¿No somo amigos?, ¿no confías lo suficiente en nosotros?

—Es solo...

—¿Qué? —cuestiono y por cada pregunta que había hecho, había dado un paso más cerca hacia nosotros—, compartimos todo.

—Sirius, detente —pedí.

El solo me dedico una mirada y siguió esperando alguna respuesta por parte de Remus.

—¡Ella sabe!

Abrí mi boca indignada. —¿Así que es eso lo que te molesta? ¿Qué yo me entere primero? ¡Lo descubrí yo sola, cabeza de chorlito!

—Es verdad —me apoyo Remus y trato de que retrocediera un par de pasos.

Era inaudito que lo único que le preocupara era el hecho de que yo lo supe primero, sin poder controlarlo mi cabello cambio lentamente al usual rojo y el primero en notarlo fue Peter, quien jalo de la manga del suéter a Black.

Recibí una mirada atemorizada de parte de todos los chicos. —¡Entiende de una vez que no eres el centro del universo, Orión!

—¡Compartimos todo y el no nos dijo esto!

—Deja el drama —murmure.

Sirius alzo una ceja. —Tu primero.

Intente llevar mi mano hasta mi varita que se encontraba sujetando mi moño como era usual, pero James dio un paso hacia el frente inesperadamente.

—¡Basta! —grito—, nada de eso importa ahora, lo importante aquí es como ayudaremos a Remus.

El aire se atoro en la garganta de Remus y apresuradamente corrí hacia el para darle unos pequeños golpes en la espalda. —¿A-ayudarme?

Sirius bufo ofendido. —Pues claro, ¿pensaste que no lo haríamos?

Lo observe recelosa mientras el continuaba hablando. —¿Cómo era ese dicho Muggle?

Me relaje cuando me di cuenta de que Sirius volvió a repetir esa famosa frase Muggle, reí y conteste. —Todos para uno y uno para todos.

Sirius me observo y tímidamente me regalo una sonrisa que devolví sin pensarlo, James al darse cuenta de eso, estrujo los hombros de su mejor amigo Black y soltó una risa.

—¡Abrazo grupal!

INEFABLE.© | remus j. lupinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora