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"Mientras corro, tal vez piense en los ríos. Tal vez piense en las nubes. Pero, en sustancia, no pienso en nada. Simplemente sigo corriendo en medio de ese silencio que añoraba, en medio de ese coqueto y artesanal vacío. Es realmente estupendo. Digan lo que digan"

-De que hablo cuando hablo de correr, Haruki Murakami.

NO FUE SENCILLO, EL SILENCIO POR PARTE DE TRES DE LOS CINCO MERODEADORES MAS REVOLTOSOS ATRAJO LA MIRADA DE MAS DE UN CURIOSO, Minnie entre ellos y por supuesto que a Remus también le pareció una actitud sospechosa pero confiando en que nunca haríamos algo tan malo, siempre dejaba el tema.

El último día de la cuarta semana, justo antes de que la Luna Llena se alzara, los chicos estaban tan inquietos y llenos de júbilo pues de alguna manera ellos habían cumplido con éxito su parte en cuanto a la Transformación a Animagos, el resto dependía de mí. Sabíamos que en algún punto de nuestro plan habría que contarle a Remus y era algo que a cada uno aterrorizaba en sobremanera, la siguiente Luna Llena no fue diferente, acompañamos a Rem hasta donde Madame Pomfrey aguardaba por él, nos despedimos entre abrazos y palmadas en la espalda, la sonrisa en el rostro de los chicos dejaba en claro que algo estaban tramando pero el habitual cansancio y fatiga por la que Remus pasaba hacia imposible que el se percatara de las pequeñas sonrisas que los chicos le dirigían.

Esperamos hasta que lo perdimos de vista, me gire hacia los chicos, ellos me miraban sonrientes, suspire y asentí.

-Es hora-anuncie-, iremos a la Sala que viene y va, me encargare de preparar la poción y desde mañana empezaran a recitar el Hechizo.

No fue necesaria una sola palabra más, los cuatro comenzamos a caminar hacia el lugar planeado, la excitación y nervios eran palpables en el ambiente y juraba que los chicos eran capaces de ver el temblor en mis manos. No nos tomo demasiado tiempo pero hasta que la Luna no estuviera completamente tendríamos que esperar, me prepare con todos los materiales mientras los chicos recorrían la habitación aunque estaba segura de que ya la conocían como la palma de su mano.

-¿Qué nivel de dificultad es la poción? -pregunto Sirius distraídamente, su manera de hablar había mejorado pues ahora solo se notaba un ligero acento cuando pronunciaba ciertas palabras.

-Máxima-conteste-, pero es sencilla, la parte difícil es seguir correctamente los tiempos, no debe de preocuparte eso.

-No me preocupa-respondió-, solo quería saber.

Asentí. -Falta como una hora para que la Luna salga completamente, ¿Por qué no duermen un poco?

Peter estaba listo para recostarse pero James negó. -Mejor háblanos del hechizo.

-Buena idea-conteste suavemente-, para lograrlo se necesita talento en Transformaciones y deben de hacerlo al amanecer y anochecer todos los días sin excepción hasta que ocurra una tormenta eléctrica, tiene que repetir las siguientes palabras: Amato animo animato animagus, colocan la punta de su varita mágica justo encima de su corazón y lo recitan.

-No suena particularmente difícil-se encogió de hombros James y Sirius asintió estando de acuerdo, Peter por otro lado solo se mantenía en silencio.

-Supongo que la parte difícil está en ser constantes-añadí.

-También hay que hablar de como le diremos a Remus esto-hablo Peter.

Sirius suspiro. -Se veía tan lejano ese momento.

-Se volverá loco-carcajeo James.

Peter se aclaro la garganta. -Pero es obvio, ¿no?

INEFABLE.© | remus j. lupinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora