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"La vida no debería ser un viaje hacia la tumba con la intención de llegar a salvo con un cuerpo bonito y bien conservado, sino mas bien llegar derrapando de lado, entre una nube de humo, completamente desgastado y destrozado, y proclamar en voz alta: ¡Uf!¡Vaya viajecito!

Hunter S. Thompson.

ESPERABA PACIENTEMENTE A QUE MIS TRES COMPAÑERAS DE HABITACIÓN DECIDIERAN QUE ERA LA HORA DE IR A LA CAMA, para poder salir y encontrarme con el resto de los chicos, en realidad no había prisa alguna pues ellos también tenían que esperar a que Remus se durmiera lo cual era un gran problema, Rem solía ser el que dormía hasta el último porque siempre tenía un par de minutos —que solían convertirse en horas— de lectura nocturna.

Distraídamente talle mis ojos e involuntariamente deje escapar un sonoro suspiro, si seguía así era probable que me quedara dormida, cosa que no me podía permitir. James y Sirius serian capaces de idear la manera para poder subir hasta acá sin importar las protecciones que los dormitorios de las chicas tuvieran. Decidí que podía esperar recostada, anteriormente había cerrado las cortinas de dosel de mi cama y estas estaban encantadas, yo podía ver hacia fuera pero las personas que estaban del otro lado —en este caso mis compañeras—, no podían verme. Era un encantamiento sencillo pero muy práctico. Parecieron horas el tiempo que estuve esperando pero finalmente todas se dieron las buenas noches y a pesar de que desde hace tiempo yo había estado fingiendo que dormía, las tres murmuraron una despedida en mi dirección, una sonrisa apareció en mi rostro, ellas eran amables y las consideraba amigas, no tan cercanas como con los chicos pero si lo suficiente gracias a los tres años que llevábamos siendo compañeras de habitación.

Aun en mi cama, me dedique a jugar con mi varita murmurando Lumos y Nox de manera consecutiva, no fue sino hasta que logre escuchar el primer ronquido proveniente de alguna de mis compañeras cuando fui capaz comprobar que ya estaban dormidas, quise reír cuando el sonido se volvió a repetir pero me obligue a mantenerme en silencio, con mucho cuidado moví las cortinas que cubrían mi cama hacia un lado, trate de hacer un moño en mi cabello y lo sujete con mi varita, busque mis tenis pues seguramente caminaríamos un poco y era mejor estar preparada incluso para una pequeña carrera.

Habíamos vuelto a la escuela hace casi tres semanas atrás y no habíamos perdido el tiempo en ningún sentido, los chicos se dedicaron a estudiar sobre Animagia -a escondidas de Remus, obvio-, y yo le había pedido ayuda a Frank para cuidar de mi pequeña maseta privada y super secreta de Acónito, él había aceptado encantado, argumentando que nunca había visto de cerca dicha planta, su primer consejo fue que tenia que plantarla en un lugar adecuado si quería mantenerla viva por mucho tiempo, ¡por supuesto que la quería por mucho tiempo! Así que con ayuda de los chicos, tratamos de encontrar un lugar en donde sembrar mi pequeña planta y fue una sorpresa cuando Remus ofreció como lugar "¿Qué tal en el Bosque Prohibido? Nadie la encontraría ahí, solo nosotros", esta demás decir que todos aceptamos su idea, por dos razones, fue un lugar adecuado y él tenía razón, nadie podría encontrarla, al menos no otros estudiante y en segundo lugar porque tener la planta ahí nos daba la excusa perfecta para visitar el Bosque cuantas veces quisiéramos.

Pero el motivo que me mantenía despierta en esta ocasión no era la poción sin nombre de Remus, esa noche habíamos acordado reunirnos para entrar a hurtadillas a la Biblioteca, con mis tenis puestos y mi mochila colgada firmemente en mi espalda, me encamine hasta la puerta, antes de salir me asegure de darles un ultimo vistazo a las chicas y asegurarme de que se encontraban dormidas y así era. Salí de la habitación lo más rápido y en silencio que pude y una vez afuera me permití soltar todo el aire que había estado manteniendo en mis pulmones.

INEFABLE.© | remus j. lupinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora