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"Me gusta un poco el desorden y el caos;
Las camas ligeramente desordenadas.
El cabello revuelto por el viento.
La carcajadas disonantes que rompen el silencio."
—Desconocido.


CORRÍA POR LOS PASILLOS JUNTO CON JAMES Y SIRIUS, los tres habíamos decidido comenzar con la broma a las serpientes, pero la cosa se nos había ido un pelín de las manos. Jadeando y sin aire nos detuvimos después de subir un sinfín de escaleras con la esperanza de que nadie nos siguiera.

Recargándome sobre una pared y viendo a mis amigos en la misma situación que yo, reí y de pronto esa risa se convirtió en una carcajada en toda la extensión de la palabra en la que me vi acompañada de mis mejores amigos.

—¿Dónde está Pete? —pregunté una vez que había recuperado un poco de aire.

—Corrió en otra dirección —señaló James.

Sirius quien aún no se recuperaba del ataque de risa y el gran maratón que habíamos tenido, levanto un dedo en señal de que aun necesitaba un minuto más.

Volví a reír.

—¿Hay rastro de Filch?

Mis dos compañeros de bromas escanearon todo el pasillo en el que nos encontrábamos en busca de alguna señal del viejo y gruñón celador o aun peor de su fea gata.

—No hay moros en la costa.

Una vez comprobada la seguridad de la zona, los tres tratamos de volver a la sala común sin ser atrapados por algún prefecto.

—¿De quién fue la grandiosa idea de hacer esto, justo a esta hora? —Sirius cuestiono de una manera irónica.

James y yo lo miramos con las cejas alzadas en un gesto de incredulidad.

—Fuiste tú, Orión.

—No me llames asi —dijo. —Saben que mis ideas no son las mejores, ¿Por qué me hicieron caso?

—En ese momento parecia lo más lógico —contesto James y estuve totalmente de acuerdo.

Sirius resoplo y siguió caminando. —¡Pero si ni siquiera puedo ver por donde piso!

Harta de sus comentarios negativos y a la vez divertida porque, aunque ahora parecia una total tontería, fue muy divertido.

Metí mi mano entre los pliegues de mi túnica palpando los bolsillos en busca de mi varita, pero rápidamente recordé que momentos antes la habia usado para sujetar mi cabello. Lleve una de mis manos hacia mi cabeza y tome mi varita, desasiendo asi el desordenado moño.

—Lumos.

El pasillo se ilumino tenuemente. —¿Feliz? —le pregunte a Sirius.

—Satisfecho.

Rodé los ojos y lideré la marcha hacia la sala común, pero al menos yo no era capaz de reconocer el pasillo, pequeños has de luces se colaban por todas las ventanas y las armaduras que se encontraban esparcidas por todos los corredores, lucían más tétricas.

—¿Chicos? —susurre. —¿Exactamente en donde estamos?

Se detuvieron un par de pasos detrás de mí, tratando de conseguir una mejor vista del lugar. James fue el primero en hablar.

—Pues supongo que... ¿en Hogwarts?

Me di una palmada en la frente, sin poder creer lo que antes habia dicho James, Sirius por otra parte parecia totalmente divertido por la respuesta.

—¿Nos perdimos, cierto? —pregunte. —Debimos de obligar a venir a Remus, el seguramente no se habría perdido. Mas bien debimos de quedarnos con el leyendo un poco, maldición, quisiera odiarlos en este momento, pero no puedo porque esa broma será épica y fue muy divertido.

INEFABLE.© | remus j. lupinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora