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"Con la libertad, las flores, los libros y la luna, ¿quién no sería perfectamente feliz?"

UNA VEZ MÁS NO PODÍA ENCONTRAR ESE MALDITO LIBRO, si tan solo mi madre no se hubiese empeñado en hacer limpieza en mi habitación, justo un par de días antes de volver a clases esto no estaría pasando.

—¡Hades, estamos llegando tarde al andén!

Removí furiosamente el escritorio donde antes se encontraban todos mis libros listos para ser envueltos y directo a mi baúl, sin éxito, subí a mi cama y traté de buscar en los estantes de libros que estaban sobre ella.

Era inútil, no encontraría nunca ese libro, desesperada, deshice el moño que llevaba y que había mantenido en ese lugar con mi varita y murmure. —Accio libro de pociones.

Un pequeño grito se escuchó desde la sala donde ya se encontraba toda la familia y el dichoso libro llegó en un fugaz movimiento.

—¡Hades Theoí, está prohibido hacer magia fuera del colegio!

Reí ligeramente y tome el libro, una vez lista me dirigí escaleras abajo para guardarlo en mi baúl.

—En realidad no.

Mamá me miro debatiéndose en sí contestar o solo dejarlo pasar, pero sus ganas de siempre tener la razón eran siempre mayores. —¿Me estás diciendo que no está prohibido?

—Si está prohibido —contesté —, pero en una casa de familia mágica es imposible saber quién realizó el hechizo.

Papá soltó una risa y revolvió mi cabello. —Alguien estuvo leyendo.

Asentí orgullosamente y le sonreí a mamá, ella resoplo por la batalla perdida y en un gesto infantil, sacó su lengua.

—En serio mamá, para haber sido una Hufflepuff ejemplar a veces eres realmente competitiva—murmuró Zeus.

—¡Oye, eso es mentira! —medio grito y se llevó una mano a su pecho en señal de clara indignación —Diles cariño, soy como un pequeño escarbato.

Papá miro a otro lado y después dirigió su gusta hacia su muñeca izquierda. —¡Miren la hora, vamos tarde! En marcha familia.

—¡Ares!

—¡No hice nada!

—Exacto, me diste la espalda cuando te necesite —murmuro mama.

Mis hermanos y yo reímos totalmente divertidos al ver la mueca que nuestro padre había hecho. Abbey Theoí, la mas grande reina del drama.

Zeus fue el primero en tomar su mochila, un par de cosas mas y caminar directo a la salida. —¿Mencione también exagerada?

Pos volvió a soltar una risa y siguió a Zeus, mientras papa trataba de distraer a mama.

—No es eso cariño —hablo papa—, en serio vamos tarde.

Sin estar aun conforme con esa respuesta y nuestro comportamiento, asintió resignada, pero todos sabíamos que no dejaría ir el tema fácilmente por lo que con toda rapidez tratamos de caminar hacia la salida.

***

Poco tiempo después nos encontrábamos listos para abordar el tren, pero una vez más, mamá nos mantenía en un fuerte abrazo.

—Mamá —hable o al menos trate —, nos asfixias.

Ella ignoro mi queja y continuo con su abrazo de boa constrictor, Zeus parecía casi acostumbrado a recibir tales muestras de afecto en público así que simplemente se mantenía en su lugar.

—Harás que pierdan en el tren , mamá—dijo Pos.

Asentí estando de acuerdo con Poseidón y eso fue lo que hizo que su agarre se aflojara lo suficiente para poder respirar con comodidad. Papá la retiro completamente y el nos dio un abrazo mas normal que ambos recibimos con una gran sonrisa.

—Por favor ma, no vayas a llorar.

—¡No puedo evitarlo!

Papa soltó una tos falsa al mismo tiempo que murmuraba. —Exagerada.

El silbato del tren sonó, alertando a todos que era hora de subir. Zeus fue el primero en despedirse de todos y subir corriendo. Les di un ultimo abrazo grupal para no perder tanto tiempo.

—Esperamos una carta al menos cada semana, Hades.

Asentí y reí recordando que al menos lo que llevaba en Hogwarts no había escrito mucho.

—Hablo en serio —dijo mama—, te la vives escribiendo en esos diarios y no te tomas la molestia de escribir a casa.

—Prometo que tratare—concedí—, pero tengo que subir.

Tome mis cosas rápidamente y me encamine hacia el tren.

—Haznos sentir orgullos—grito papá.

—¡No queremos recibir tantas cartas de McGonagall, solo tuyas!

Solté una suave risa y les dirigí un pulgar arriba, una vez dentro del tren me encamine hacia una de las ventanas para poder sacar mi cabeza y despedirme una ultima vez de mi familia, cuando logre conseguir mi objetivo, agite de un lado a otro mi mano.

—¡Los veré al final del curso!

—Que escena tan conmovedora.

Me gire rápidamente para encontrar a dos de mis mejores amigos, esboce una gran sonrisa y camine hacia ellos mas que feliz de haberlos encontrado.

Abrace primero a Sirius. —Te extrañe muchísimo Black.

—Lo sé —contesto mientras me devolvía el abrazo con la misma intensidad —, también extrañe ver tu nido de doxys azul.

Golpee ligeramente su hombro y procedí a saludar a James del mismo modo.

—¿Dónde están Pete y Remus?

James fue el que contesto. —Cuidan de nuestro compartimiento mientras nosotros veníamos a buscarte.

—Y a la señora del carrito.

—O sea, ¿que salieron solo porque querían dulces?

—No —contesto Sirius.

—Si —fue la respuesta de James, reí cuando Sirius le dedico una mirada para nada sutil y James trato de arreglar lo que había dicho —, quiero decir, si... salimos a buscarte.

Esboce una sonrisa. —Encantador, por eso mi favorito es Remus.

—Claro solo por eso —hablo Sirius.

—Lo que sea, hay que ir de nuevo al compartimiento, seguro Peter y Remus también se alegraran de verte.

Tome mi mochila y un par de libros que anteriormente tenia en mi mano mientras James y Sirius se hacían cargo de mi baúl, con un poco de dificultad atravesamos el estrecho pasillo y los chicos no se detuvieron si no hasta el final del vagón donde estaba el compartimiento que ellos habían bautizado como nuestro.

||Sin editar.

INEFABLE.© | remus j. lupinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora