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"¿Y si este mundo fuera el infierno de otro planeta?"

—Aldous Huxley.

LOS DÍAS EN HOGWARTS PASABAN TAN RÁPIDO que en ocasiones creía que estaba soñando y yo aún me encontraba en casa, esperando por mi carta. Las clases pasaban sin incidentes y me destacaba en cada una de ellas. Cuando la semana de exámenes comenzó, la biblioteca se vio llena de todos los alumnos, la sala común no se despejaba hasta bien entrada la noche y más de una vez observamos como algunos de nuestros compañeros de quinto grado necesitaban ir a la enfermería por una poción para dormir.

—Se los digo chicos, los TIMO te cambian.

—El año pasado muchos terminaron en la enfermería.

—Inevitable pero predecible.

Los gemelos Prewett comentaban mientras veíamos como un compañero de casa era llevado a la enfermería.

—No los veo muy preocupados —mencioné.

—Hades, querida.

—Nosotros no necesitamos estudiar.

—Somos asombrosamente inteligentes —completaron ambos a la par.

Reí y negué con la cabeza. —Seguro.

—En serio, además siempre hemos sabido que nuestro futuro está más allá de un trabajo en el Ministerio de Magia.

James volteo a verlos con repentino interés y los señalo. —Si, me parece que tienen futuro como Aurores.

Remus levanto la vista del libro que estaba leyendo. —Eso sigue siendo un trabajo en el Ministerio.

—Bueno si —concedió Sirius—, pero no cualquier trabajo.

James y el chocaron sus palmas como siempre hacían cada vez que estaban de acuerdo en algo lo cual era muy seguido.

—Aurores o no.

Gideon paso un brazo sobre los hombros de su hermano. —Seremos los mejores.

El tema se dio por terminado cuando Peter le pidió ayuda a Remus con un hechizo de transformaciones, todos rápidamente volvimos a nuestros libros para seguir estudiando y por todos me refiero a solo Remus y yo.

James y Sirius no le daban la suficiente importancia a los exámenes, pero por alguna extraña razón ambos eran de los alumnos mas prometedores de Hogwarts y solo éramos estudiantes de primer año.

Yo me encontraba repasando los ingredientes necesarios para una poción hasta que la calma en la que estábamos envueltos se vio interrumpida por cierta pelirroja que se dedico a dejar caer todo lo que llevaba encima con muchísima fuerza, Totalmente decidida a ignorarla, mantuve la vista fija en mi libro, pero nada parecía calmar a la furia pelirroja quien lanzaba murmullos una y otra vez.

Resople frustrada por su actitud. —¿Puedes hacer silencio, por favor?

Evans dirigió su mirada hacia mi y como si le hubiese pedido todo lo contrario, volvió a tomar sus libros y los dejo caer con el doble de fuerza.

Suspire, no tenía caso. —Eres un encanto Evans.

—Gracias —contesto y esbozo una fea sonrisa—, no puedo decir lo mismo sobre ti.

Arquee una de mis cejas. —Oh, no es necesario que me digas lo obvio.

James y Sirius trataron de esconder su risa con una tos falsa y yo sin poder evitarlo, sonreí. Evans los miro por un segundo y justo cuando creí que dejaría las cosas así, volvió a hablar.

INEFABLE.© | remus j. lupinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora