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Febrero 1979, después de Hogwarts.
MAMÁ Y PAPÁ POTTER NO MEJORARON, todos habíamos mantenido la esperanza, en especial James, pero los Medigamos de San Mungo recomendaron que lo mejor para el matrimonio Potter era estar en casa, donde pudieran estar cómodos. La noticia nos rompió el corazón a todos.
James considero dejar la Academia de Aurores para cuidar a sus padres, Evans trato de convencerlo de que no era lo que sus padres necesitaban, pero nada parecía hacer entrar en razón a Cornamenta.
La Viruela de Dragón era potencialmente contagiosa por lo que se había preparado la casa Potter con todo lo necesario para mitigar la propagación. Pese a que conocíamos las consecuencias, nos mantuvimos cerca de James en todo momento, tomando las medidas que considerábamos necesarias, pero el propio James era el único que tenía permitido entrar a la habitación de sus padres, no fue nuestra decisión sino más bien un mandamiento de Euphemia y Fleamont al que no pudimos negarnos.
La primera vez que James salió de la habitación muy entrada la noche, tenía los ojos rojos y el cabello mas desordenado de lo que solía estar, ninguno se atrevió a decir alguna palabra, solo Evans había caminado hasta Cornamenta y lo envolvió en un abrazo que hizo que Jamie diera rienda suelta a su llanto. Aun en la casa Potter todos nos sentamos alrededor de la chimenea y bebimos Whiskey de Fuego, yo estaba sentada en sobre el suelo, pero recargada en los pies de Remus quien estaba en un sofá individual.
—¿Puedes crear una Poción?
Esperaba algo como eso, sabía que en algún punto James o alguno de los chicos sopesaría en la posibilidad pero la creación y elaboración de Pociones no eran algo que comprabas en el Callejón Diagon, no era tan sencillo como decretar al aire tus intenciones y aun sabiendo todo eso, mi respuesta fue no.
Mire hacia James. —No.
—¿Por qué no? —pregunto—, te he visto hacerlo un montón de veces.
Me acomode mejor y suspire. —Sabes que no funciona así.
James me miro. —¿Por qué? —repitió—, si se tratase de Remus seguro moverías cielo, mar y tierra.
Me encogí en mi lugar y tragué grueso, Evans fue la que respondió. —Eso no es justo James.
La intervención de Lily solo hizo que el enojo de James aumentara. —¿No? —se burló—, te diré lo que no es justo, tengo frente a mi a la mejor Bruja que conocemos, que invento una Pocion para su novio Hombre Lobo y me dice que no es posible crear una Pocion que ayude a las personas enfermas de Viruela de Dragon. Eso. No. Es. Justo.
—¡James Potter! —grito Evans.
El salón se quedo en un silencio asfixiante tras las palabras de Lily, me puse de pie con lentitud. —No funciona así James y se que ahora estas molesto y asustado, pero gritarme no hará la diferencia.
—¡Solo dime porque no es posible! —grito encolerizado.
—¡Porque no hay tiempo! —grité con fuerza, cerré los ojos—, no hay tiempo Jamie.
El silencio volvió, James inhalo con fuerza y asintió aceptando la respuesta. Remus envolvió sus brazos a mi alrededor, sabía que había resentido el comentario de Bambi, James se percató de eso.
—Lo siento Lunático, no quise decir eso.
Remus solo atino a asentir, pero no dijo nada, Sirius se puso de pie. —Creo que mejor nos vamos.
—Hades, en serio no quise...
Lo hice callar y sonreí débilmente. —Lo sé, Bambi. Pero Sirius tiene razón, hay que irnos.
—Te veremos mañana en la Academia.
—Voy a darme de baja.
Remus dijo. —No es la solución.
Todos caminamos hacia la salida, nos sentíamos sobrepasados por la atmosfera desalentadora. Antes de cruzar el jardín de los Potter y realizar una Aparición, me gire hacia James.
—Promete que no dejaras la Academia.
Los ojos de James que una vez fueron la ventana a su alma infantil y traviesa ahora ya no eran mas que dos orbes de color café, que parecían a ver vivido una vida entera. —No se.
—James—hable una vez más—, en estos tiempos Aurores es lo que más se necesita.
Pareció que mi ultima frase hacia mella en él, porque a regañadientes termino aceptando.
***
Los señores Potter dejaron este mundo exactamente dos semanas después, casi a finales de febrero, el funeral se llevó a cabo en el jardín justo frente al gran árbol que sostenía la casa club de los Merodeadores.
Los detalles fueron arreglados por Evans, quien lucia su cabellera un poco sin brillo y unos ojos tristes, James sin duda era el que peor lucia de todos, pero, aunque sin duda se encontraba mal, Cornamenta encontró consuelo en sus últimos días con sus padres. Los Medimagos dijeron que había sucedido por la noche y que al parecer fue casi simultaneo, ninguno de los dos sufrió, lo ultimo que James les había dicho fue que los amaba intensamente y su ultimo recuerdo de ellos fue el de mamá Euphemia sonriendo y respondiendo que ellos lo amaron primero.
Así que se podía decir que era un lindo recuerdo.
James no lloro durante toda la ceremonia, tampoco cuando cada persona que asistió se acercó hacia él para darle sus condolencias, ni siquiera cuando la canción que sus padres solían bailar se alzo por encima de toda la multitud.
Solo hasta que nos reunimos en el despacho de papá Fleamont y tomo la fotografía que se encontraba sobre el escritorio fue que rompió en llanto, sabíamos que nada que dijéramos iba a ser suficiente para aminorar la carga que James llevaba así que el silencio una vez más nos acompañó.
El tiempo paso volando, solo note que el sol estaba por salir cuando Canuto apareció en mi campo de visión mientras me ofrecía una taza de té, tenía ojeras alrededor de los ojos y seguramente durante la noche es que se había quitado la corbata, me regalo una pequeña sonrisa.
—¿Recuerdan esa vez que Zeus golpeo el buzón de James? —la voz de Sirius en apenas un murmuro se escuchó.
Todos lo miramos y pregunte. —¿La primera vez o la segunda?
Compartimos una risa que poco a poco se fue atenuando. —Ambas fueron graciosas.
Suspire. —En ambas ocasiones mamá Mia fue la más preocupada.
James asintió. —Se puso furiosa cuando papá le sugirió que lo quitáramos, ella dijo que no, por que de otro modo no...
—... parecería una casa normal. —terminamos la oración al unísono.
—Me siento perdido.
Fue lo que James dijo, Evans se había esforzado tanto en saber cómo se encontraba James, el nunca respondía más que con una sonrisa, pero creo que hasta ese momento Cornamenta no había sido sincero.
—No se que hacer—continuo—, solo los tenia a ellos y ahora estoy completamente solo.
Remus dijo. —Te equivocas—James lo miro—, aun los tienes y estas con nosotros.
Desde el arrebato de James hacia mi sobre la poción MataLobos, Lunático había mantenido sus distancias, estando presente siempre, pero siendo cauteloso, sin embargo, parecía que ya no más.
—Tus padres nunca te dejaran solo James—continuó Remus—, podemos enfadarnos con ellos y estar mil kilómetros de distancia separados, pero nunca nos dejan, no realmente.
Un nuevo sollozo de parte de Sirius me hizo redirigir mi atención hacia él. —Esas son unas hermosas palabras, Lunático.
Esnife una vez más y rompí en carcajadas, abrace a Canuto y a este abrazo se sumó Remus, Evans y James. —Eres lo que no hay, Sirius.
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INEFABLE.© | remus j. lupin
FanfictionLas cosas cambian de un día para otro y eso es algo que a Hades Theoí le ha quedado más que claro. En donde Hades se convierte en la mejor amiga de un grupo de chicos extraños y uno en especial está loco por ella. Primer curso en adelante. ⏭ Prime...