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"Mi doctrina es: Vive de tal modo que llegues a desear vivir otra vez, éste es tu deber, ¡porque revivirás de todas formas!"

—Nietzsche.

SIRIUS CAMINO CON DELICADEZA POR EL SENDERO QUE NOS CONDUCÍA DIRECTAMENTE A LA RESIDENCIA DE LOS TONKS, lo primero que hizo al bajar del expreso de Hogwarts fue pedirles permiso a mis padres para ir a visitar a su prima Andrómeda y tres días antes de Navidad todos los merodeadores nos encontrábamos temblando de frio esperando a que el hijo mayor del matrimonio Black se animara a hacer sonar el timbre.

—Chicos, me estoy congelando aquí —las palabras de Peter se hicieron presentes y una corriente de aire nos hizo temblar a todos.

—No podemos obligarlo —contesto Remus—, tiene que hacerlo solo.

—No es como si estuviera frente a sus horribles padres—murmure mientras ajustaba mi bufanda.

James chisto para que nos guardáramos silencio y nos señalo a hacia donde se encontraba Sirius, el tenia una mano levantada pero aún no era capaz de llevar a cabo la acción de tocar.

—Solo toca —medio grito Peter y después nos miró un poco confundido—, ¿olvido como tocar?

James rodo los ojos. —¡Sirius! ¡Sirius! ¡Sirius!

—¿Qué haces?

—Solo lo animo como si fuera un partido de Quidditch —respondió James como si fuera obvio—¡Sirius! ¡Sirius!

Suspire. —Suficiente.

Camine con cuidado, siguiendo el camino que anteriormente había hecho Sirius, me puse justo a su lado y tome la mano que el aun tenia levantada, le di un apretón y cuando el dirigió su vista hacia mí, sonreí tratando de tranquilizarlo. Sin esperar mucho más toque levemente la puerta y el clásico sonido de timbre sonó, los Merodeadores se apresuraron a llegar hasta nosotros y tan pronto como lo hicieron un par de sonidos desde el otro lado de la puerta se hicieron presentes.

Una hermosa castaña de ojos grises apareció detrás de la puerta y ahogo un sonido de asombro con su mano, cuando fue capaz de recuperarse de la primera impresión, arrebato a Sirius de mi lado y lo envolvió en un gran abrazo de oso.

—Andy—susurro Sirius—, me estas asfixiando.

Andrómeda Tonks abrió sus ojos completamente, sorprendida y muy lentamente soltó a Sirius. —Lo siento mucho, es solo que estoy muy feliz de poder verte.

Sirius soltó una pequeña risa. —Yo también.

Una gran sonrisa se dibujo en el rostro de Andrómeda. —Pasen —dijo y se hizo a un lado—, deben de estar congelándose.

Todos asentimos y cuando el aire cálido de la casa nos cubrió dejamos salir un suspiro de satisfacción, James fue el primero en quitarse su gorro y guantes, seguido por Sirius quien aventó todo sin cuidado alguno.

—Sirius—reto Remus se apresuró a tomar las cosas que Sirius había lanzado descuidadamente y las colgó en el perchero que estaba cerca. Imite a Remus, pero deteniéndome en Peter para pedirle su abrigo y sin consideración James lanzo sus cosas impactando de lleno en mi rostro, le di un empujón que fue contestado con una risa. Andrómeda desapareció por una puerta que asumí llevaba directo a la cocina o algo por el estilo.

—Perdón por venir sin avisar, Sirius insistió en que no había problema —Remus dijo alzando un poco la voz.

Asentí mirando a Sirius quien solamente alzo sus hombros restándole importancia, la prima de Sirius soltó una suave risa. —Y tenia razón, no nos molesta recibir visitas.

INEFABLE.© | remus j. lupinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora