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CORRÍA POR LOS PASILLOS EN BUSCA DE MIS MEJORES AMIGOS PARA darles las buenas nuevas, llevaba manteniendo el ritmo por lo que parecían años y en una de las esquinas del pasillo que daba directo a nuestra Sala Común, tuve que detenerme y respirar un poco.

Después de casi quedarme sin aire decidí que ir caminando era una mejor opción, camine como por dos minutos y la emoción me obligo a correr de nuevo, sin querer choque con los hombros de varios compañeros que se dirigían hacia el Gran Comedor y con una sonrisa apenada me disculpaba.

—¡Señorita Theoí, no corra por los pasillos! —grito Minnie cuando por accidente casi tiraba a un compañero.

—¡Lo siento, profesora! —camine un poco y de nuevo corrí.

—¡Señorita Theoí! —McGonagall grito de nuevo cuando vio que al darme la vuelta mi carrera había sido reanudada, no pude hacer otra cosa más que reírme y aumentar mi ritmo.

Encontré a los chicos cerca del Lago, Remus, James y Peter recostados sobre un gran árbol y Sirius estaba de pie explicando no sé qué, que lograba que el resto de nuestros amigos se retorcieran de risa.

—Miren quien se digno a honrarnos con su presencia —anuncio James, quien fue el primero en notar mi presencia.

Sirius dejo de contar su historia y se giró en mi dirección ya que era el único que me daba la espalda e hizo una exagerada reverencia. —La princesa del inframundo.

—¿La que, del que?

Todos rieron por mi expresión y de nueva cuenta mi amigo de ojos grises se apresuró a explicar. —Ya sabes, te llamas Hades y eres la única chica aquí.

—¿Ser la única chica, me hace ser de la realeza?

Todos confirmaron. —Si, pero que no se te suban los humos a la cabeza.

—Son muy raros —dije—, de todas maneras. Tengo una sorpresa para ustedes.

—Adoro las sorpresas —comento Peter y extendió sus brazos al cielo.

—Suéltalo.

—Nuestra larga investigación ha dado frutos.

James se puso de pie de un salto. —¡Estas bromeando!

—¡No lo hago!

Con la misma rapidez y habilidad con la que James se había puesto de pie, el resto de nuestros amigos también lo hicieron y soltaron un grito de emoción.

—Hay que ir ahora —sentencio James.

—Es demasiado pronto, James —analizo Remus—, pienso que lo mejor es ir por la noche, no habrá mucha gente.

—Solo tendremos que esquivar a los prefectos de sus rondas y a Filch.

—Nada que no hayamos logrado antes.

—Entonces será hoy.

DURANTE EL RESTO DE LA TARDE, REMUS Y YO NOS DEDICAMOS A TERMINAR los deberes que teníamos pendientes, mientras nuestros mejores amigos hablaban sobre lo primero que harían al entrar al lugar donde ocurría la Magia.

—Yo saltare sobre la montaña de emparedados —anuncio Peter con aire soñador.

Rei. —¿No crees que eso es demasiado, Pete?

—Nunca es demasiado cuando se trata de comida.

—Estoy de acuerdo —afirme y baje un poco la voz—, pero solo es una cocina.

—Nunca es solo una cocina —rebatió Sirius—, es La Cocina.

—Y exactamente, ¿Cuál es la diferencia? —curioso Remus.

INEFABLE.© | remus j. lupinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora