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Zoe sentía que las semanas se le estaban pasando a la velocidad de la luz mientras se mantenía ocupada.
El ingreso a la facultad, los castings para las marcas donde estaba empezando a trabajar y estaba consiguiendo plata para sus proyectos con Exequiel y... sus encuentros con él.

Su novio le había indicado anteriormente que extrañaba esa adrenalina de encontrarse a escondidas como en sus primeros tiempos y, sin querer, sus proyectos actuales le devolvieron eso que extrañaba.

Él terminaba de entrenar y la pasaba a buscar de las sesiones de fotos que estaba haciendo o viceversa si Zoe se desocupaba antes que Exequiel.
Pasaban toda la tarde planeando y cuando caía la noche sobre la ciudad, para no levantar sospechas en la familia Zoe... Volvían a casa como si nada hubiese pasado.

Faltaba tan poco para que entreguen a la luz su primer proyecto. Zoe contenia tantas ganas de gritarselo a todos pero a la vez tenía ganas de conservarlo para ellos solos por siempre.

Coronó una semana atareada, yendo a ver el partido de River con Matías y Teo.
Como ya aclamada nueva hincha de Boca en los medios públicos, ella se iba a escabullir en los palcos por seguridad.
En Argentina, el futbol se vivía de manera muy apasionada. Zoe no sabía que le podía pasar luego de las noticias y las fotos de ella con la camiseta azul y amarilla.

Igualmente, su padre con un poco de resentimiento por su elección hacia el club rival, planeó que sus hijos se queden en el sector del banco con los jugadores suplentes. Sabiendo que ahí no les iba a pasar nada, de igual manera.

Los hermanos de Zoe estaban más que felices pero ella no veía la hora de que termine el partido y alejarse de las cámaras de los programas deportivos.

Con victoria del equipo de su papá, salieron a paso apresurado de la cancha para meterse en la camioneta. Tenían que dirigirse hacia su casa para asearse y cambiarse para el casamiento de uno de sus primos.

El alivio recorrió el cuerpo de Zoe al ver como la camioneta se alejaba del estadio ya que eso disminuía el peligro para ella.
Pensaba que en algún momento del partido la iban a abuchear por su elección de club o alguna otra cosa peor.

Una foto enviada por Exequiel fue lo que la hizo sonreír, ya que él le decía que quería que lo acompañe en dónde se encontraba.
Si es por ella iría corriendo, pero también sería sospechoso por parte de su familia.

Se comunicaron por llamada mientras ella se cambiaba para el casamiento y cortaron cuando él ya se iba para la casa de Leo a buscarlo.

Si, Zoe iba a llegar al salón de fiestas de la mano de sus dos galanes a la vez.
  
  


 
Para Exequiel, la entrada del casamiento del primo de Zoe fue más un espectáculo que una entrada de casamiento.
Lo aprobaba, pero admitía haber tenido el susto de su vida al escuchar la música electrónica a tan alto volúmen, los papeles confetis cayendo de todos lados y otras cosas que no comprendía su función... pero que también eran ruidosas.

La parte buena llegó junto a los mozos y los primeros platos.
Él agradecía tanto haberles caído bien a la familia de Zoe, y además, que inviten a Leandro ya que no tenía que interactuar con nadie nuevo ni tener conversaciones incómodas o forsozas debido a su presencia.

Exequiel sabía que a Leandro también le gustaba estar con su compañía mientras depositaba su mirada en alguna que otra chica de la familia que se unía a la familia de Zoe esta noche por el matrimonio.

Ambos se usaron de distracción mientras la jefa no estaba.

Pero sus alarmas se encendieron cuando su novia, anteriormente nombrada como la jefa, aprovechó que ellos estaban distraídos y empezó a tomar varias copas con sus primas.

Mi PecadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora