Mi Pecado

46

ZOE.
 
  

—¡Plaguita!

—¿Qué haces acá? —Leo se ríe para abrazar al chico que había aparecido, al igual que Tiago.

—Vine a ver al Chango —Explica el, para mi, desconocido hasta que deposita su mirada en mi persona—. Ah, vos debes ser...

—Zoe —Estiro mis labios en una simple sonrisa—. Pero yo no sé quién serás vos.

—¿Cómo que no sabes quién soy yo? —Escucho que me dice él cuando me doy vuelta para seguir mirando a Exequiel— ¿Conoces a Juan, Luciano y a Lautaro pero no me conoces a mi?

—Esos son sus amiguitos, yo no los nombraria. —Le aclara Leandro, con un tono receloso.

—¿Exequiel no te habló de mi? —El chico aparece a un costado mío.

—Quizás si, pero no me acuerdo. ¿Te vas a presentar o no?

—Bueno, el Chango si me habló de vos y no se equivocaba mucho con lo del carácter.

—¿Perdón?

—Soy Julian —Me sonríe y yo bajo mis anteojos hasta el puente de mi nariz para mirarlo desconfiadamente—. Uno de los hermanos del fútbol de tu novio. En realidad, el más fiel.

—No es mi novio.

—¿De dónde la sacaron a esta chica? — Julián se ríe, mirando a mis amigos y escucho como el silbato del preparador físico suena, anunciando que había terminado el entrenamiento.

—Era mi ex, cuidado. —Leo vuelve a advertir.

—¿Ella es bombón?

Veo como Exequiel agarra la botella de agua y con solo dedicarme una mirada, sale de la cancha, por lo que voy hasta su encuentro.

—¿Vos no entendés, no?

—Ya sabía que te ibas a enojar —Le sonrió para agarrarlo de los cachetes pero me esquiva—. ¡Exequiel!

—Te dije que no vengas.

—¿Por qué? Me encantó verte, aparte tampoco me dijiste que entrenabas con reserva ahora.

—Yo tampoco sabía hasta hoy a la mañana. —Contesta, sacándose el sudor de la frente.

Los compañeros de él pasan por nuestro costado, algunos chocandoles la mano y otros saludandolos o diciéndole "nos vemos adentro".

—Encima te está entrenando nada más y nada menos que Sebastián, director técnico de la primera e idolo de Boca —Digo agarrándome la cara mientras lo veía salir por el otro lado de la cancha—. Qué hombre.

—Che, ¿No eras de River vos? —Me pregunta mientras tomaba un poco de la botella de agua.

—Che, ¿No pensas darme un beso? —Me acerco y él me mira serio pero igual me da un beso— Que lindo mi bosterito.

—Que tenga necesidad de besarte no quiere decir que no esté enojado —Dice sin sacar la mala cara—. Encima te miran todos, estoy por arrancarles la cabeza a patadas.

—Ahhh, pero qué caprichoso que sos —Me quejo para correrle el flequillo para atrás—. Acostumbrate porque voy a venir a verte entrenar, siempre que pueda.

—Mínimo déjame verte —Él baja un poco mis anteojos y clavo mi mirada en la suya—. Uy, que carita de dormida. ¿Qué pasó anoche?

—Fui a una fiesta, quería llevarme a mi novio a la cama pero me mintió diciendo que estaba cansado. —Le digo y él se empieza a reír.

—Uh, ¿Tenés novio?

—No, no tengo porque ese chico es más lento que patada de astronauta —Comento viendo su sonrisa—. Mejor pongamosle el titulo de "chongo" porque, la verdad, ya está perdiendo varios puntos. En cualquier momento lo cambio por otro.

—Y yo te cambio por otra y ahí te quiero ver —Me señala y yo lo miro mal—. Esos comentarios de chetita altanera que haces, te voy a matar a besos.

—No quiero, dale los besos a otra.

—¡No! —Exequiel se empieza a reír y me abraza— Igual vos primero dijiste que me cambiabas por otro, culiada. —Me mira haciéndose el enojado y yo me muerdo los labios ante la ternura que me causaba.

—¿Cómo es eso de que no le hablaste a tu novia de mi? —Escuchamos detrás nuestro.

—No es mi novio.

—¡Hermano! —Exequiel se tira a abrazarlo y Julián sonríe— Pensé que era joda que ibas a venir.

—¿Para qué te voy a mentir?

—A alguien no le cayó muy bien. —Llega Tiago con Leo y me señalan.

Exequiel se da vuelta a verme y yo lo miro.— ¿Qué? Me dijo que no te equivocabas con lo que le habías dicho sobre mi carácter.

—Ah si, vos no sabes lo que es y ni hablemos de los hermanos —Exe se da vuelta denuevo para contarle a su amigo—. Ella es la peor pero se disputa el trono caprichoso con Matías.

—Vos también te vas a meter a la boca del lobo, boludo. —Se ríe Julián, quién al parecer conocía a mi hermano.

—¿Qué te quejas vos? Nosotros venimos bancando desde chiquitos, que eran peores.

—Eso. —Leo señala a Tiago, dándole la razón.

—Che, estoy acá eh.

—¿Me voy a cambiar y después vamos? —Exequiel se vuelve a girar para verme pero yo lo miro confundida— A buscar la ropa.

—¿Otra vez?

—¿Conmigo ibas a Adidas y ahora con él vas a Nike? Eso es imperdonable. —Leandro me mira.

—Nunca me voy a poner algo Nike, lo sabes.

—Bueno, sigan con su charlita de chetitos, yo me voy a cambiar. —Exequiel se acerca a darme un beso y se va para los vestuarios.

—Ah bueno, tan enojado no está. —Me dice Tiago y yo me encojo de hombros.

—¿Y vos dónde jugas? —Le pregunto a Julián mientras caminabamos hasta el estacionamiento.

—No, Chetita, yo no soy de por acá —Me dice y yo me río—. Juego en Lanús.

—Uh, donde está Pepo De La Vega.

—Si —Él se ríe—. Todos dicen lo mismo.

—¿Y cómo conoces a estos dos engendros?

—Muchas preguntas ya, Chini. —Se queja Tiago.

—¿Qué? Lo quiero conocer.

—Jugué con ellos en AFA, jugando para la sub 16.

—Ahhh sos un nenito AFA también —Asiento con la cabeza, impresionada—. Pará, ¿Y cómo conoces a Exequiel?

—También jugué en sub 17.

—Ah, como vos —Señalo a Tiago y este sonríe—. Jugaste en dos sub, significa que sos bueno.

—Si pero en sub 17, Tiago fue el intruso. —Dice Julián haciéndome reír.

—Eso no me contaste, pendejo. —Le pego un codazo a mi mejor amigo.

—¡Si te dije que me habían subido a otra sub con chicos un año más grande que yo!

—Listo el pollo. —Llega trotando Exequiel con el pelo mojado y sin la ropa de entrenamiento.

Nos subimos al auto, con mi nuevo conocido incluído, y vamos hasta el shopping para comer algo además de los canjes de ropa del bosterito.

Obviamente, con el día de calor, decidimos ir para casa a meternos en la pileta e invité a Aude, quién se sorprendió más de lo que me esperaba. Quizás con mi cara pensó que me había caído horrible, pobre chico.

Mi mamá se llega a enterar que hice entrar a alguien que conozco hace horas a casa y me mata, por eso desde el auto ya íbamos aclarando pautas de convivencia con el nene Lanús.