ZOE.
Sin éxito en encontrar una ventana abierta, empiezo a trepar cómo puedo hasta llegar a uno de los balcones.
Obviamente, como estrategia, elijo primero el de Matías porque sé que es un despistado nivel 84 e iba a tener la ventana corrediza abierta.No me equivoqué con la elección por lo que entró en la pieza, cierro detrás de mi la ventana y abro la puerta para bajar a abrirle a Exequiel.
Cuando llego a la entrada de la casa y abro la puerta principal, no estaba.
Me doy vuelta y lo encuentro sonriéndome, pícaramente, atrás mío.—¿Lento yo? —Se autoseñala y niega con la cabeza para cerrar la puerta principal— Nunca, mi amor.
—¿De verdad me hiciste trepar hasta el balcón... Por nada?
Él me agarra de la cintura, me pega a mi y me levanta con sus brazos.— No sabes lo que disfruté de la vistas con estas calzas que lucis.
Me muerdo el labio y niego la cabeza para besarlo y sentir como él empieza a caminar hacia la escaleras para subir.
Cuando llegamos a nuestra pieza, cierro la puerta con llave y nos descambiamos.
Con nuestros cuerpos desnudos y pegados como si fueran dos imanes, vamos caminando hacia la cama mientras nos devorabamos las bocas.
Hago que se acueste y voy caminando hasta el frigobar que habíamos encontrado una noche.—Uy si —Exequiel pasa una mano por su pelo para dejarla atrás de su nuca y mirarme atentamente—. Al fin lo podemos usar.
Lo descorchó hábilmente con la boca y empiezo a tomar para acercarme a él pero me apura y me saca la botella para también tomar.
Sonrió al verlo, acordándome la vez que se sorprendió al verme tomar champagne puro y cuando no quería que se lo tire encima porque iba a quedar pegajoso.
Ahora le encantaba la secuencia.Después de tragar el contenido, me acerca hacía él con una mano en mi cintura y hace que me siente encima con las piernas abiertas para derramar el líquido que quedaba sobre mi pecho.
Besa mi cuello y da una vuelta dejándome acostada boca arriba en la cama, para bajar sus besos hasta donde las gotas de champagne terminaron de deslizarse en mi zona íntima.Hago un movimiento extraño pero satisfactorio al sentir el tacto de su boca contra mi vulva y después de unos minutos, tiro de su pelo para que suba y lo beso.
—La combinación perfecta se podría decir. —Susurra agitado mientras rompía el paquete del preservativo y miraba mi cuerpo.
Con solo ver la forma en que me miraba, ya comenzaba a sentir miles de emociones.
Por el amor de lo que sea, qué bien acompañada estoy.Nuestras bocas se unen denuevo para esta vez sentir como se introducía en mí.
Los movimientos comienzan a ir más rápidos al igual que, con más rapidez, salían gemidos de nuestras bocas. Cierro mis ojos, olvidandome de todo y cuando los abro, lo veo sonriéndome. Se notaba que ambos habíamos extrañado tener relaciones sin tener que callarnos por la compañía en la casa.Exequiel me besa y desvía su boca desde mi cuello hasta mis pechos, donde me deja marcado un chupón.
Nos giramos haciendo que yo quedé encima de él y comienzo a moverme mientras él tiraba la cabeza para atrás, pero minutos después, vuelve a mirarme con picardía para llevar una de sus manos a mi zona íntima y acariciarme, generandome escalofríos y placer con su tacto.
Minutos después, nuestras respiraciones eran lo único que se escuchaba en la habitación mientras nuestros cuerpos, ya echados uno al lado del otro, subían y bajaban tratando de normalizarse.
—Bendito helicóptero. —Jadea Exequiel mientras se pasa una mano por el pelo, sacandoselo de la cara.
Me acerco a él para darle un beso y me lo quedo mirando hasta que siento una punzada en la rodilla.—Ni quiero mirarme los moretones que se me están formando en las piernas por tu culpa. —Me quejo, refiriéndome a mi escalada por los balcones.
—Que yo sepa no llegamos a practicar sadomasoquismo —Él se ríe, jodiendome—, pero si querés...
—Si, sí, hacete el desentendido —Vuelvo a quejarme mientras me levanto, agarrando la sábana para taparme contra el frío pero al dar dos pasos, Exequiel la tironea para dejarme desnuda denuevo—. ¿De lento pasaste a insoportable? —Pregunto riéndome, mientras caminaba hacia nuestro balcón.
Claramente apenas puse un pie en esta casa, ví todas las habitaciones y agarré una de las más grandes, vengandome del "chistecito" que se mandaron poniéndome dos camas de 1 plaza en Neuquén en vez de una matrimonial.
Me meto rápido en el jacuzzi y lo prendo antes de morirme de hipotermia. Me quedo mirando la hermosa vista que teníamos, hasta que siento como Exequiel se levanta de la cama y viene hasta mi.
—¿Sabes que nos falta hacer en este viaje? —Me pregunta, entrando al agua y sentándome encima de él.
—¿Qué falta? —Pregunto, confundida, sin sacar la vista de los cerros.
—Lo que dijimos de hacerle a Leo. —Responde y me giro rápidamente, haciéndolo reír.
—¿Estás seguro? —Vuelvo a preguntar y él se encoge de hombros— Leo se va a enojar mucho si le hacemos ese chiste, Exequiel.
—O no.
—O no.. —Repito asintiendo con la cabeza mientras veo como él me da su celular para que lo llame—. Ay dios, Bosterito, lo que me haces hacer.
—Como si nunca se te haya cruzado por la cabeza.
—Vos querés ver hasta donde puede llegar Leo, no lo haces solo por el chiste.
—Un poco de diversión no viene mal. —Me susurra y yo vuelvo a mirar como la noche empieza a caer, mientras me armo valor para no reírme durante la llamada.
—¿Lo llamo con todo el acting?
—Con todo el acting.
—Bueno, andate porque sino me vas a hacer reír. —Digo mientras buscaba el contacto en el celular.
—No, salí vos asi me traes la bata. —Él me sonríe y yo lo miro mal para después salir.
—No pienso traerte nada —Contesto mientras me apoyo en el umbral de la ventana, llamando a Leandro. Cuando escucho que me responde, me muerdo el labio—. Leo, soy yo. Si, no sé dónde dejé mi celular —Digo y escucho como me reta por siempre perderlo—. Bueno si, ahora lo busco. Escúchame —Me llevo la mano a la boca para morderme las uñas, nerviosa, mientras veía como Exequiel se reía de mi—, dice Exequiel que al final él tiene tu buzo —Explico y me río al escucharlo maldecir. Se lo habíamos sacado en Neuquén, mientras planeabamos todo el chiste, después nos olvidamos y el pobrecito no dejaba de llorar su pérdida—. Cuando lleguen a la casa, pasa por nuestra habitación a buscarlo.
—Que venga solo. —Me susurra Exequiel.
—Si, si, pero no vengas con ninguno de los otros insoportables porque estoy de mal humor —Uso mi tono de voz de caprichosa y él cae en mi trampa, obviamente—. Está bien, te amo, beso. —Digo para terminar la llamada.
—Bueno, tampoco tanto. Mucho cariño. —Exequiel me salpica con agua del jacuzzi.
—¡Es Leo! —Me quejo— Aparte fue tu idea hacer todo esto.
—Uy, que cara de mala —Él me jode y yo le hago fuck you—. Pasame el celular, que te saco una foto. Estás hermosa ahí.
Se lo paso y cuando vuelvo al lugar me doy cuenta que estoy desnuda.—Esperá que pongo al menos una tela encima.
—Bueno —Me dice y al verme entrar a la habitación me chifla, seguramente mirándome el culo—. Ah, de paso buscá el buzo porque ni sé dónde lo guardé.
—¡Exequiel!

ESTÁS LEYENDO
Mi Pecado
RomanceViajes, partidos, entrenamientos y el chico perfecto del club de fútbol "River" que la familia acepta. Esa era la vida de Zoe. ¿Qué pasa cuando te das cuenta que la vida que tenés, la cambiarías por solamente estar con otra persona de un equipo riv...