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ZOE.
 
 
—Bajate la pollera, pendeja. Con el viento que hay se te va a ver hasta el alma —Reto a Morena y está se ríe, guiñándome el ojo a propósito.

—Mira cómo se hace la linda —Flor me sigue la joda.

—Boludas, si la tengo larga soy Leticia la abuela. Ah, pero si la tengo corta soy...

—La persona a la que se le va a volar la pollera en cualquier momento —Completo su frase, dándole un beso en la cabeza—. Andá a ver jugar a tu chonguito, dale.

—Envidiosas porque no tienen novio. —Morena se ríe, sabiendo lo que le íbamos a responder y se va haciéndonos fuck you.

Con Flor nos miramos y negamos con la cabeza para ir hasta la salida del colegio y ver que íbamos a hacer durante las dos horas que nos quedaban, antes de ingresar a gimnasia.
Claramente a mi casa no me podía ir porque la tenía a kilómetros por autopista, por lo cual si me voy, para cuando llegue a mi casa ya me voy a tener que volver.

—Allá están Tiago y los chicos —Señala a unos pasos de distancia y me mira—. Vamos a comer con ellos y desp... —No termina la oración que me agarra fuerte—. Zoe.

—Amiga, el brazo. —Me quejo ante el dolor.

—Exequiel está acá.

—¿¡QUÉ!? —Grito para dirigir la mirada a dónde ella estaba mirando.

El chiquito de Boca estaba recostado en en el capot de su auto con el celular y anteojos de sol puestos.

Me muerdo los labios y me quedo mirándolo, hasta que me acuerdo que mi hermano, mi mejor amigo y Leo estaban en la otra esquina. Era más que obvio que me iban a ver si cruzaba la calle pero la voz de papá pasó por mi cabeza.

Él dijo que no éramos nada.

—¿No te enojas si..?

—Pero cruzá ya —Flor me apura y casi me empuja de la vereda—. Después me contas todo, eh. —Me susurra y se va caminando para la esquina.

Después de hacer pasar a unos autos, cruzo la calle, llego hasta él y le saco los anteojos para ponermelos.

—¿Me podés decir que haces acá? —Pregunto y miro para el lado de Leo, quién estaba mirando pero a la vez hablando con los amigos. Ventaja de tener lentes y que no vean para donde miro.

—Vine a buscar a la chetita —Me responde para guardar el celular y mirarme—, pero no sé si sos vos. —Baja los lentes hasta el puente de mi nariz y cruzamos miradas.

—Que mal la vas a pasar si no llego a ser yo a la que venís a buscar. —Digo riéndome, él sonríe y me da un beso.

—Salí temprano del colegio y le pregunté a Tiago a qué hora salías para venir a buscarte.

—Si pero no puedo ir para casa —Respondo y Exequiel me mira confundido—. Tengo gimnasia.

—¿Cuánto tenemos?

—Dos horas.

—Ahh, culiada —Él se ríe, me da otro beso y se separa para subirse al auto por lo que yo hago lo mismo—. Tenemos más que tiempo.

—Si pero primero vamos a comer.

—¿Y que pensas que íbamos a hacer? —Me pregunta arrancando el auto y yo lo miro con cara de "No te hagas"— Mi amor, me encantas pero hoy entrené —Dice riéndose solo—, me llegas a tocar vos y no respondo por dos días.

—Malditos futbolistas.

Por insistencia de mi parte, terminamos en un automac dónde yo me pido unas nuggets con un combo mediano y Exequiel una ensalada.

Realmente se pide una ensalada pero obviamente terminó comiéndome las papas fritas a mi mientras manejaba hasta el shopping que estaba cerca de mi colegio.

—Vamos a saquear Nike, Muña. —Me dice cuando bajamos y me agarra de la mano.

—¿Qué?

—No es malo el apodo —Me sonríe y yo seguía sin entender—. Decirte muñeca sería como ser tu abuelo, entonces te digo Muña.

—Si no soy tu nieta, ya soy tu novia más o menos —Digo mientras entrabamos al shopping y él me mira confundido—. Esta tarea la tendrías que hacer con tu manager y estoy viniendo yo. Parecemos una pareja de casados que van al supermercado.

—Yo diría más que novia, estamos casados con un hijo —Agarra el celular para mandar un mensaje—. Te voy a buscar, vamos a almorzar y ahora a hacer compras.

—¿Hijo? Pará, muy lejos.

—Le podriamos poner Gino de nombre.

—Si, dale, el nombre como el de mi hermano —Me quejo cuando salimos de la escalera mecánica para caminar hasta el local de ropa Nike—. "Vení Gino que vino tu tío Gino" —Actúo para después mirarlo y negar con la cabeza—. No.

—Uh cierto —Exequiel cierra los ojos, acordándose—. Bueno, entonces puede ser Genaro.

—Lo tengo que pensar.

—Igual le vamos a terminar diciendo Changuito. —Él se encoge de hombros al entrar al local.

Se acerca al mostrador para hablar con el vendedor, quién llama al gerente y saluda a Exequiel cómo si lo conociera de toda la vida. Me saluda a mi también y pasamos para el pasillo de los probadores.

El pibe todo profesional, viniendo a buscar su ropa de contrato y yo con el uniforme del colegio. Necesitaría que me trage la tierra en este momento.

Al parecer ya le habían elegido la ropa, más o menos a sus gustos por lo que Exequiel solo tuvo que elegir unas prendas más que quiera, unos botines y firmar.

La magia del canje.

—Esto es tuyo. —Me dice y me da una bolsa.

—Sos hermoso —Digo agarrándola—, pero yo soy Adidas.

—Como si no lo supiera, Muña —Él me agarra de la mano para bajar—. No es ropa Nike, solo la bolsa. Igual abrilo cuando no esté.

—Apa, que misterioso.

Salimos del shopping con las mil bolsas de Exequiel para buscar el auto por el estacionamiento.

—¿Ahora qué? —Me pregunta apenas nos subimos al auto.

—No quiero ir a gimnasia, la verdad —Digo apoyando mi cabeza en su hombro y él suspira—. A ver. —Me levanto y agarro mi celular para entrar a la aplicación de las cámaras de seguridad de mi casa.

—¿Qué haces?

—No sé vos, pero yo con todo lo que comí quiero dormir siesta —Digo haciendo que él se ría—. Y al parecer por las cámaras, no hay nadie en casa.

—¿Estás loca vos?

—Ciro ya se mudó con la novia, no va a venir.

—Tu mamá, tus hermanos... —Él cuenta con los dedos mientras encendía el auto— y tú papá, si me encuentran, muero en segundos ahí dentro.

—Ni que nos vayan a encontrar cojiendo en la cocina, Exe, dale.

—¿Dónde me metí? Dios. —Se queja, agarrándose de la cabeza y manejando para casa mientras yo me reía y le daba un beso en el cachete.

Estábamos llevando muy rápido este intento de relación, lo estaba invitando a casa lo más pronto que pensé.
Papá me había dicho de traerlo así que no creo que haya problema... La cosa eran los demás integrantes de la familia.

Pobre bosterito.

Mi PecadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora