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ZOE.
  
 
  

—Ya estoy como para irme a dormir. —Digo sacándome las zapatillas y la calza deportiva.

Habíamos llegado para el horario del almuerzo en el hotel y a pesar de que habíamos desayunado en la ruta mientras viajabamos, no nos negamos ante la tentación de la comida hotelera.

Él igualmente seguía cuidandose con las comidas por el club y haciendo su rutina de entrenamiento, por lo que después de hacer la digestión y sobremesa, nos cambiamos para adentrarnos en el gimnasio.

Es por eso que ahora me encontraba desnudandome para dejar de soportar la tan apretada ropa deportiva.

Si hay alguien que le cuesta mucho la vida del atleta, es a la mismísima Zoe Gallardo.

—Epa, epa —Se queja Exequiel—. Estoy viendo el partido, no acepto distracciones.

—Callate vos.

—No mentira, vení —Me sonríe y hace señas de que me siente arriba de él, ya que estaba tirado en la alfombra, usando la cama de respaldo—. Me volves loco, ¿Sabes? —Dice llevando una mano hasta mi culo y otra en mi cara para darme un beso.

—¿Y vos a mi? Ni te cuento —Le contesto mirándolo a los ojos—. Ahora me quedo acá, eh. —Digo para poner ambas piernas alrededor de su cuerpo y agarrando el celular.

—No, no me hagas esto —Él me pega un suave cachetazo en el culo—. Me haces mal, me tentas.

—Me mandó un mensaje mamá —Comento, ignorandolo—. Dice que aunque yo no quiera, me depositó plata en la tarjeta para que la use acá y si no la uso, no me deja ir a la cancha por un mes.

—Y bueno, tampoco es mucho castigo no ir a esa cancha de chetos.

—¡Exequiel! —Digo riéndome— Así que bueno —Me doy vuelta y me siento mirando hacía la televisión—. Hoy el room-service lo pago yo.

—Uia, me gusta esa propuesta. —Sonríe él y pasa sus brazos por mi cintura, abrazándome.

—¿Por qué no vamos a la cama? Estamos acá, incómodos en la alfombra.

—Porque después de tus minutos arriba mío, me llegó a mover de la alfombra y no respondo por mi mismo. —Me contesta mientras miraba el partido.

—Que pendejo calentón.

—¡Vos! Te venís a sentar así, encima mío, a proposito.

—Hola, disculpame, sos mi... —Dudo en que título ponerle— Chico. Obviamente voy a querer estar pegada a vos todo el tiempo.

—Cortala con lo de "mi chico", ¿Querés? —Desvia la vista para mirarme a mí y después la devuelve al televisor.

—No, no quiero. Total no somos nada.

—Uy dios, Muña dale. —Se queja.

—No sé cómo se estila en las chicas de Santiago del Estero pero acá en Buenos Aires, si estamos con alguien, queremos enserio. —Le respondo y al instante me siento una tonta por la comparación nefasta que hice.

Las gallinas son así, son las amargas de la Argentina —Exequiel empieza a cantar mientras subía el volumen del partido, haciéndose escuchar a la hinchada también—. Cuando no salen campeón esas tribunas están vacías, yo soy de Boca, señor.. —Yo me río y él me vuelve a mirar—. ¿Qué?

—Nada, aunque duela es verdad lo que dicen —Digo mirando a la televisión—. Cantemos todos con alegría, aunque no salgas campeón, mi sentimiento no se termina.

—¿¡QUÉ!? —Grita Exequiel, dándome vuelta— ¿Cómo es eso que te sabés la canción?

—¿Qué te pensas que no fui nunca a la cancha de Boca, Changuito?

—Eso no me habías contado nunca.

—Casi siempre me llevaban a escondidas mis amigos del Club Vélez o iba como acompañante de papá en los partidos contra River. —Explico, sonriendo.

—¿Y Ciro qué te dijo?

—Ninguno de mi familia está enterado, solo Ayma y Flor.

—¿Y Tiago? Él siempre desconfío.

—Si, él sigue desconfiando.

—Es increíble como le das de comer a los periodistas con tus elecciones indecisas de club. —Exequiel niega con la cabeza.

—Ellos quieren casarme con un club, a mi me gusta el fútbol en general. Asisti a la mayoría de las canchas y a algunas volví por mis amigos —Explico y busco evitar el tema rápidamente—. Yo creo que con mi aparición en el resumen de "4Sports" donde me preguntaron sobre vos y Leo, les hice subir unas cuántas visualizaciones.

—Es uno de mis resúmenes favoritos ese —Se ríe—. ¿Asi que tengo chances de verte siendo hincha del club rival de tu familia?

—Si, de verme sí —Asiento con la cabeza—. Pero de ahí a que sea por vos, no sé.

—Yo voy a ser tu novio, no sé si te enteraste pero te lo voy a seguir recordando hasta que se me dé la chance.

—Mmm estás tardando mucho y ya me preocupa.

—Si no te quisiera, no me hubiese escapado con vos a esta playa de chetos que te gusta visitar —Me dice y nos quedamos mirándonos a los ojos por unos minutos hasta escuchar que el relator del partido daba por finalizado el partido, dándole la victoria al equipo de Boca—. Ahora sí, vení para acá.

Me levanta en sus brazos y me deposita en la cama para besarme.
Como un acto automático, empiezo a levantar su remera hasta que él se tarda unos segundos en sacarsela para después volver a besarme y a dejar un camino de besos mientras bajaba por mi cuerpo.

Se deshace de mi ropa interior y me mira antes de meter su boca entre mis piernas, causando un gemido de mi parte.

—Andá a buscar a otro como yo que te la...

—¡Exequiel! —Me quejo y él se ríe para continuar con lo suyo.

Mi PecadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora