Mi Pecado

13

ZOE.
 
  
—¿Donde está Ciro? —Pregunto apenas me siento en la mesa para cenar, cuando los demás ya habían empezado.

—Se fue a dormir a lo de la novia. —Me responde papá y yo asiento con la cabeza.

—Que raro que vos no te fuiste también.—Dice Matías para después tomar de su vaso, por mi parte le sonrió falsamente y vuelvo mi mirada al plato.

—Uy, justo lo enganché —Habla papá con el control en la mano—. Es del otro día, amor, que te dije que iba a la premiación de juveniles.

Mi mamá asiente con la cabeza y yo sigo comiendo hasta que veo por el reflejo del ventanal a alguien que podía distinguir de lejos, me doy vuelta bruscamente para ver a Exequiel recibiendo uno de los "Premios SAF" de la mano de mi papá y se ve que giré tan mal que casi termino en el piso.

—Ay, Chini. —Se ríe Teo.

—¿Ese quién es, Pa?—Pregunta Mati apuntando a la televisión con el tenedor.

Ahora me giro para mirar mal a mi hermano y este me guiña el ojo.

—Un chico de Boca, Exequiel se llama —Le responde para alejar la vista de la televisión—. Es de sexta división creo, re buen pibe, eh.

—Ah, creo que lo ví el anterior partido —Matias se hace el interesante—. ¿No, Chini? Vos qué viniste con Flor.

—No sé, no me acuerdo. —Contesto apretando los dientes.

—Juega en la sub 17 también, me puse hablar y me pareció muy maduro para su edad. —Acota papá y yo agarro la botella de agua para llenar mi vaso, tomarlo todo y volver a llenarlo.

—Voy al baño, no me levanten el plato.—Aviso y me levanto con el celular en la mano.

De alguna u otra forma se la tenía que devolver a Matías, estaba gozando de mi incomodidad y obviamente no lo debería permitir por mucho tiempo.
Igualmente, por un lado era bueno que mi papá lo haya conocido porque sabe que es un buen chico, a pesar de que sea del club contrario, que ande en lugares sospechosos con la hija y la haga sentir un poquito mal por estar con otras.

Me moje la cara, me la seque con la toalla y después de respirar hondo, volví a la mesa. Al pedo hice todo el procedimiento porque cuando me senté, empezó el programa de 4Sports con el resumen del partido de River. Justo ese resumen pasaban primero que el de todos los clubes.

Linda cena.

—Permiso. —Digo para llevarme el plato a la mesa ratona y acostarme en el sillón para que no se me vea ni la cabeza.

Papá no veas esto, fue culpa de Matías.

Pasan todo el resumen del partido en sí, de lo dicho tanto por los hinchas como de los jugadores, la conferencia de prensa de papá para finalizar con una voz de off diciendo: "Pero DT de River no fue el único que declaró para las cámaras de Rosario, sino que sus hijos también lo hicieron y dejaron está joyita para la gente de 4Sports"

Nuestras caras aparecieron en la tele y Teo largó la mejor carcajada de su vida.

—¡Ay Leito! —Mamá se alegra al ver las fotos que ponían de Leandro conmigo o de él solo en el programa para después pasar obviamente a lo que dicen sobre Exequiel.

El silencio inundó el living y agradecí que Ciro se haya ido a dormir a otro lado está noche, si no, no sé que pasaría.

El vídeo de inferiores, además de estar en el celular del tipo, se pasa en la televisión y yo estaba que moría de la vergüenza.
Parecíamos dos tontos tratando de chamuyarnos.

—¿"Amores en tiempo de superclásico" le podemos poner de título a este resumen de River, no? —Pregunta uno de los relatores cuando termina la nota.

—Una cosa de locos —Se ríe el otro haciendo ademanes con las manos—. Lo pícaros que son los hijos del medio del DT, es increíble.

—Esperamos tenerlos devuelta a los muñequitos por las cámaras de 4Sports.

—¿Che, y yo? —Pregunta Teo dejando los cubiertos en el plato— Uno entra corriendo al campo de juego y nadie lo graba.

—Bancatela por ser el más chico. —Digo para hacer que se vaya el silencio.

—Derecho de piso, papurri. —Mati le da palmadas en el hombro.

Me levanto del sillón, ya con el plato vacío, para ver a mi papá con los codos apoyados en la mesa y sonriendo a la televisión como si se hubiese divertido con la nota. Camino hasta la cocina para lavar el plato y cuando salgo veo que seguía todo normal.

—Bueno, me voy a acostar. —Digo para saludar con la mano y dándoles una última oportunidad de echarme de la casa por estar con un bosterito pero solo recibo unos "Chau" con "Buenas noches, Chini".

Claramente extrañada pero aliviada me voy a mi pieza donde paso más de dos horas despierta. Menos mal que venía directamente a dormirme.

Afuera ya habían apagado las luces y se habían ido todos a dormir. Pero a mí se me cruzó la peor idea por la cabeza y obvio que no me la iba a poder sacar hasta que la cumpliera, porque así de cabeza dura soy.

Me cambio con la luz del celular y agarro las llaves de casa y del auto para salir lo más callada posible. Me hice cargo hasta de que el portón, cuando ya había sacado el auto, cierre silencioso para que no sospechen.

Así, con la locura en la cabeza, maneje a la madrugada hasta la pensión del club Boca dónde estacioné y empecé a llamar a Exequiel.

—Ah culiada, te tomaste enserio lo de "vemos como sigue". —Él abre la puerta del auto con una sonrisa burlona.

—No sé cuántas veces te voy a tener que repetir —Le agarro la cara con una mano y ambos nos miramos las bocas—, que, al menos acá, no es todo como vos querés. —Digo para darle un pico y volver a mi lugar.

—Arrancá dale, caprichosa.

Por tercera vez nos besamos y nos desnudamos bruscamente pero ambos divertidos, deseandonos y con caricias diciéndonos lo que nos habíamos extrañado.

Todo lo que no nos decíamos oralmente por cobardes, nos lo decíamos cada vez que nos escapabamos a una habitación de hotel. Escondiendonos de todos y olvidandonos por unas cortas horas las consecuencias que podrían surgir a la vuelta.

—Ahora voy a tener que sobornar a Charlie —Dice Exequiel apoyándose en mi auto y yo acercando mi cuerpo al de él—, el de la puerta.—Explica señalando con la mirada a la entrada de Casa Amarilla.

—Nada que yo no pueda arreglar —Contesto y él me mira raro—. Después vas a ver.

—Te ví en 4Sports —Dice y yo me tapo la cara, haciendo que él se ría—. ¿Qué dijo tu papá?

—Nada por ahora pero antes pasaron las grabaciones de la premiación SAF.

—¡Ah sí! Me olvidé de decirte, hablé con él.

—Me parece que sospecha ya.

—Ya debe saber todo, Zoe, no es boludo —Sonríe y mira el reloj—. Vas a tener que ir volviendo porque este chico mañana entrena —Acerca su boca a la mía y me da un beso—. Y la nenita tiene que ir a su colegio de chetos.

—Superalo —Me separó y doy la vuelta para abrir la puerta del conductor—. La próxima que estés cerca de alguien de mi familia, me avisas.

—Dale, jefa. —Me dice él sonriendo y me guiña un ojo.

Con más ganas de encerrarlo y tener su cuerpo conmigo por mil horas más, que de irme, arranco el auto hasta mi casa donde faltaba solo media hora para que vayamos al colegio.

Le pongo la alarma al auto y voy caminando despacito, mirando al piso para no chocarme con nada hasta que veo dos pares de pies parados enfrente mío.