ZOE.
—¿Seguro que no tenés que guardar nada más en la valija? —Le pregunto a Matías, quién se había quedado a dormir en el sofacama del departamento, el cual compramos sabiendo que él, Teo o Leandro se iban a instalar con frecuencia. Con Exequiel pensamos en todo y en todos para la decoración de nuestra hermosa cueva.—Seguro. —Me contesta con mala cara y vuelve a bostezar por quinta vez.
—Andá a lavarte la cara mínimamente, para no asustar a la gente en el aeropuerto. De pasada peinate también. Nosotros vamos a bajar las valijas.
Mi hermano asiente con la cabeza, todavía sentado en el sillón y yo miro a mi novio, el cuál tampoco emitía muchas palabras, saliendo del departamento con los equipajes.
Cuando los empujamos hasta la puerta del ascensor, debido a que los edificios eran en su mayoría vidreado vemos como Leandro desde el edificio vecino, también estaba por bajar en su ascensor.
Exequiel se ríe por lo bajo, yo le tiro un beso a mi mejor amigo y este solo se limita a levantarnos el dedo del medio.
Últimamente me dedicaba, sin querer, a fastidiar a Leandro con todas mis acciones.
Comprar los pasajes con salida a las 6 de la mañana había sido un motivo de enojo pero era Diciembre y no quería lidiar con el infernal calor que traía el mediodía en la ciudad de Buenos Aires.Sabía que mis tres acompañantes hubiesen elegido otro horario para despegar desde el aeropuerto pero sé que aunque se enojaran, igualmente estaban desesperados por hacer la escapada que teníamos planeada.
—Al fin podemos cumplir nuestro proyecto número dos —Me habla, un dormido Exequiel mientras bajabamos en el ascensor. Yo asiento con la cabeza y me acerco a abrazarlo para darle un beso—. Justo eso es lo que necesito para volverme a dormir, Muña.
—Por favor, no te duermas en la camioneta. El viaje es corto y después no hay cómo despertarte, amor. —Suplico a la par que bajamos las valijas del ascensor.
En orden de menor a mayor, no podía definir cual de las tres valijas era la más pesada. Pensaba que solo la de Exequiel iba a pesar más porque llevaba ropa de él más ropa mía pero la de Matías le daba una buena competencia de peso.
Al salir del edificio, nos encontramos con la camioneta de mis papás.
Nos saludamos y cuando estamos subiendo el equipaje, veo a Leandro hablando con su hermano y Micaela, su cuñada y a la vez amiga mía.Me acerco a saludar, Leandro se despide y yo abrazo a ambos para después volver a la camioneta. Exequiel saluda de lejos con la mano a mi amiga y al hermano de Leandro.
Cuando Matías baja después de unos minutos, subimos a la camioneta y salimos rumbo al aeropuerto.
—Estas van a ser mis primeras fiestas de fin de año sin ustedes —Habla mamá después de un largo silencio debido a la hora temprana—. Me hace mal.
—Mamá, ya nos tocaba —Matias formula la frase más larga en toda la madrugada desde que se despertó—. Últimamente Ciro vive pasando las fiestas sin la familia, ahora es nuestro turno.
—¡Si pero no tan lejos! ¡Se están yendo del continente!
—Su mamá tiene razón. —Se ríe papá, mirándonos por el espejo retrovisor. Acotaba solo para molestarnos.
—Igual, por suerte todavía te quedan Teo y Gino en las fiestas —Le recuerda Leandro—. Ah y Ciro ya está viajando para Buenos Aires me dijo mi hermano.
—Leo no me estarías ayudando en mi dramatizacion. —Se queja mi mamá en broma.
—Está bien, me callo. —Él levanta las manos en modo de defensa.
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Mi Pecado
RomanceViajes, partidos, entrenamientos y el chico perfecto del club de fútbol "River" que la familia acepta. Esa era la vida de Zoe. ¿Qué pasa cuando te das cuenta que la vida que tenés, la cambiarías por solamente estar con otra persona de un equipo riv...