ZOE.
La noche estaba estrellada y nos encontramos en la cancha porque hoy había partido. Hace un largo tiempo no venía a ver al equipo de mi papá y de paso quería devorar la picada que siempre nos traían al palco.
Matías, Leo y Tiago al ser de la misma división, se encontraban en el campo de juego como alcanza-pelotas. Por lo cual, toda la picada quedo para mi y para Teo.
No solo quedamos contentos por nuestras panzas llenas sino que el equipo de papá ganó en su cancha, una vez más.
La cancha comenzó a corear el apodo de él y Teo se colgó del palco, siguiendo a la hinchada. Por mi parte, no hice más que estar feliz por el trabajo de mi papá y... sostuve de la camiseta a Teo para que no se caiga.
A la salida, Exequiel pasó a buscarnos y me mostro en su celular, una captura de la transmisión del partido donde yo estaba atajando a Teo para que no se caiga.
Nos habían pasado por la televisión, nuevamente. Ya no era sorpresa pero si causaba gracia la diferencia entre el sentimiento de hincha de Teo y mi solamente importancia por mi familia.
Es que el club River era solo eso para mi, el trabajo de mi papá y la pasión de mis hermanos. En cambio su club rival, era mi elección, pura y exclusiva por fanatismo.
Teo se subió al auto de Exequiel junto a mi y pregunto si podíamos llevar a sus amigos a la casa. Mi respuesta iba a ser un "No" pero el auto era de Exequiel, el ser más preocupado y caritativo.
—¡Casa, al fin, casa! —Grito tirando la cartera a uno de los sillones pero mi cara cambia al ver a los que estaban sentados en dichos sillones.
—No empieces a pelear, Muña. —Me interrumpe Exequiel, abrazándome por la cintura.
—¿No acabamos de venir del club para dejar a sus amigos? —Le pregunto a mis hermanos, al ver a Leo y Tiago más que cómodos en el living de casa.
—¿Perdón? —Leandro se levanta del sillón— ¿Desde cuándo yo soy un simple amigo como los otros?
—No te desconozcas, Chini. —Tiago me mira de mala forma mientras cambiaba de canal en la televisión.
—¡Quiero vacaciones de ustedes dos, basta!
—Ah, pero bien que a la primera de cambio que te peleas con.. —Leo señala a Exequiel—. Venís corriendo a nosotros, gila.
—Era obvio que si no subí al auto de Exequiel, iba a volver con Leo a casa —Me explica mi hermano—. Por desgracia todavía no tengo tutú propio.
—Cuando no estemos, quiero ver qué haces. —Mi mejor amigo me señala, amenazadoramente.
¿Otra vez con el chiste del abuelo que se va a morir?
—Bueno Tiago, tampoco tanto. —Mi hermano lo mira mal. Al parecer a Matías tampoco le gustaba ese chiste.
—Es verdad, no sé que haría sin ustedes —Digo para abrazar a mis amigos, ambos a la vez—. Pero necesito intimidad.
—¿Intimidad? —Matias se gira a vernos—. Bajale un cambio a las hormonas porque no quiero otro susto.
—¿Qué? ¿Te vino ya? —Tiago se separa del abrazo para mirarme, entusiasmado y Exequiel le asiente con la cabeza en respuesta— ¿Entonces qué intimidad querés, nena?
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Mi Pecado
RomansaViajes, partidos, entrenamientos y el chico perfecto del club de fútbol "River" que la familia acepta. Esa era la vida de Zoe. ¿Qué pasa cuando te das cuenta que la vida que tenés, la cambiarías por solamente estar con otra persona de un equipo riv...