91

2.1K 121 15
                                    

Anteultimo capítulo.
   
ZOE.

 
 
Exequiel detiene el auto enfrente de una casa, Leandro abre la puerta de atrás y yo salto de sus piernas.

Nos habíamos preparado para ir a la fiesta, vinimos en el auto de la familia de Tiago y a Matías no se le ocurrió mejor idea que robarme el asiento del copiloto.
Fue un viaje incomodisimo donde solo hable con Leandro sobre lo que había afuera de la ventana porque del otro lado del auto, estaba la chica que le gustaba a Tiago y que venía con nosotros a la fiesta.

—Te noto un poco celosa de que Tiago no te esté dando toda la atención. —Me dice Leandro, todavía sentado en el auto, mientras sube los cierres de mis botas. Me las había sacado para sentarme encima de él y no molestarlo.

—No, simplemente estoy cansada. —Me encojo de hombros mientras veo como me acomoda la bota.

—Parece buenita igual. —Exequiel cierra la puerta del auto y la de Leandro también cuando él se baja.

—Que quiera aparentar lo que quiera, yo no confío rápido en nadie. —Indico mientras me arreglo el pelo y comienzo a caminar.

Leandro tenía razón, no creo que haya sido buena idea traer estas botas.

Apenas entramos, ya habían unos cuantos jóvenes entonados y era entendible. Cualquier fiesta a la que ibamos, llegábamos tarde, sea en el lugar que sea.
España no podía ser excepción.

Tiago nos presentó a sus nuevas amistades y me entretuve en una charla con una española llamada Sandra, que resultó ser novia de un chico argentino, amigo de Tiago, Leandro y Exequiel.
Se habían conocido en las convocatorias de la AFA, por lo cual se pusieron muy contentos al verse, comenzaron a hablar y... yo me tenía que entretener.

Sandra no era muy calmada que digamos y terminamos envueltas en una carrera de shots con españoles alentandonos alrededor.

—¡Venga, tía, que la argentina no deja ni un vaso con líquido! —Escucho como gritan y me atraganto con el shot para reírme. Eso le da una leve ventaja a Sandra pero igualmente me apuro y termino primera.

El chico que nos había retado a la carrera de shots no tiene otra excusa que darme el dinero apostado y yo me voy contenta para mostrarle a mi novio como había representado al país, siendo una borracha garganta profunda.

—Me encontré un lindo morocho. —Le susurro a Exequiel mientras le acaricio despacio la espalda y este se da vuelta rápido.

—¿Por qué..? —Pregunta con dificultad y al instante me doy cuenta que estaba con unos vasos de más—. ¿Por qué tenés la voz tan afónica?

—Estuve haciendo una carrerita de shots —Contesto mientras le muestro los euros que me gané—. Son unos débiles en este país —Digo para reírnos y me acerco a darle un beso—. Y al parecer vos también, mirá cómo estás, ¿Tomaste mucho?

—Culpa de tu amigo —Responde Exequiel señalando a Leandro que ya estaba a los besos con una gallega—. Igual tranquila que arreglé con Tiago que él maneja a la vuelta.

—Menos mal —Alzo las cejas al ver como se tambaleaba, empezaba a asustarme—. Vení, vamos a adentro de la casa asi te doy algo para tomar.

—¿Más?

—No, algo para que te baje un poco, amor —Me río mientras guío semejante cuerpo pesado hasta lo que se parecía a una cocina. Abro la heladera en busca de agua, la sirvo en un vaso y veo como Exequiel se mojaba la cara—. Ni quiero saber lo que te dió Leandro.

—¿Habrá alguna habitación abierta? Me quiero acostar.

Ni conocía la casa ni al dueño pero igualmente lo acompañé hasta la planta de arriba con miedo de tener que aguantar el semejante cuerpo de Exequiel toda la noche porque se la iba a pasar vomitando.

Mi PecadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora