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Matías y Leandro entran riéndose a la casa y Zoe los mira mal para seguir comiendo.
Leo se sienta al lado suyo y la mira pero ella lo ignora.

—Que raro que no saludaste a tu bombón cuando se fue.—Le habla Ayma.

—No pude saludar a Tomás porque hubo dos insoportables que no me dejaron.

—Pará, pará, aclaremos los panoramas —Dice Leo mientras tecleaba en su celular—. Acá el único con el apodo bombón soy yo.

—De apodo si, pero de facha —Teo se ríe y se señala con su hermano—. Acá perdés por goleada, Toro.

—Segui soñando, pendejo.

—Se fue con una bronca, pobre.—Flor se ríe recordando a Tomás.

—No sé que tanto les molesta —Zoe se encoge de hombros—. Él es bueno.

—Si, decis eso porque no escuchaste lo que nos dijo en la puerta. —Responde Matías.

—Lo que nos molesta es que él venga a esta casa y no Exequiel.

—Me tenés los ovarios llenos con Exequiel.

—¡Chini! —La mamá se queja.

—Entiendan que el pibe me volvió a hacer llorar y ustedes no hacen más que defenderlo. —Dice para levantarse de la silla.

—Y vos no haces más que extrañarlo. —Leandro también se levanta.

—Leo. —Marcelo le toca el brazo para que deje pasar el tema antes de que se descontrole todo.

—¿Y vos cómo sabes que lo extraño? ¿Vivís en mi cabeza?

—¡Lo sé porque te veo y te conozco!—Grita Leo y ante eso Zoe se dirige a su habitación pero él la sigue.

—¡No me jodas!

—Sos una histérica, ¿No te das cuenta?

Dejan el comedor a los gritos y los que se quedaron sentados, se quedan en silencio.

—Estaría para un "Entra Exequiel a la casa de Gran Hermano" —Se ríe Teo—. ¿Sabes qué? Se pudre completa.

—Teo. —Se quejan todos, mirándolo.

Zoe, a pasos agigantados, llega a su pieza y trata de cerrar la puerta pero Leo, con más fuerza, la detiene para entrar.

—¿Cuándo vas a terminar con tu show?

—Basta, Leandro, de verdad.

Él la ve llorar y, confundido, se acerca a la cama y se sienta con ella.— ¿Qué pasa?

—No me vino la menstruación.

—¿Qué? —Pregunta Matías, parado en la puerta de la habitación.

—La puta madre —Susurra Zoe—. Cerrá la puerta o andate.

—¿Vos me estás jodiendo? —Pregunta Leo y ella niega con la cabeza— Dios Chini, no tuvimos un crío nosotros, ¿Lo vas a tener con Exequiel?

—Callate, tonto —Ella se limpia las lágrimas, riéndose—. No sé, todavía no cumplí la semana de atraso igual.

—Me estoy por desmayar —Dice Matías para apoyarse en la pared—. Igual pará, estos días estuviste llorando, enojandote todo el tiempo y re estresada. Quizás es por eso.

—Si, bombón, debe ser por eso.

—O debe ser de lo que no se cuidan. —Florencia y Aymara entran a la pieza y cierran la puerta.

—¡Te dije que cierres la puerta, Matías!

—¡Bueno che! —Se queja Florencia—. Somos como tus hermanas, no jodas.

—No sé pero me siento horrible —Zoe se tapa la cara y Leo la abraza—. Por eso ni saludé a Tomás, es cualquiera la que estoy haciendo.

—Uy bueno, el embarazo la está haciendo cambiar para bien. —Se ríe Matías.

—Encima Exequiel se la pasa subiendo fotos y me hace extrañarlo más —Ella se queja y los demás se quedan en silencio—. ¿Qué? Si, que no les sorprenda. Ya me cansé, me muero de ganas de verlo.

—Bueno, se hizo más fácil de lo que pensamos. —Aymara se ríe para apoyarse en uno de los armarios.

—Seguramente con esto de las fotos de  Tomás ni me quiere ver y está con la otra chica.

—En realidad...

—Tendría que haberme dado cuenta antes pero soy una pendeja pelot...

—Emm, ¿Me dejas hablar? —Leo la calla poniéndole una mano en la boca—La chica se volvió a su provincia, ya aclaró las cosas con Exequiel y él si te quiere ver a vos.

—Que lindo sos, Leo —Zoe se separa—. Pero sabes que no me gusta que me mientan para ponerme feliz.

—Tarada, es real —Se queja Matías, acercándose—. Nada más que vos no lo quisiste escuchar cada vez que él te quiso explicar cómo fueron las cosas, hasta le contó a Ciro lo que pasó —Dice y las chicas asienten con la cabeza, confirmando lo dicho—. Y no me pongas esa cara, si no me crees, tenés que ir a buscar hoy a Juan, a Priscila y a Lautaro al club Velez.

—Esto es tuyo. —Leo le deja en mano, cuatro entradas para el partido de Boca.

—¿Me están jodiendo? —Zoe los mira, sorprendida.

—Ven que no jodemos cuando decimos que es pelotuda. —Dice Florencia, agarrándose de la cabeza.

—Pará, ¿Por qué no vienen ustedes conmigo a la cancha? —Ella señala a su amiga y a su prima—. Eso me parece raro.

—Mmm porque siempre fuiste con Lautaro y con Juan —Aymara se encoge de hombros—. Aparte nos enteramos hoy, ni nos dejaron decidir estos machitos.

—Hasta que se decidan ustedes, pasaba el partido y esta oportunidad.

—Bueno, te me calmas. —Florencia mira mal a Matías y este le levanta las cejas, en modo seductor.

—Che, en mi habitación no se chamuyen. —Se queja Zoe.

—Uy dejémosla festejar que va a ver a su bosterito.—Se ríe Ayma.

—No sé si voy a ir igual.

—Si, justo, mentirosa de mierda. —Dicen Florencia y Matías a la vez para después mirarse, sorprendidos. Se ríen y salen de la habitación agarrados.

—¡LA MANO, MATÍAS!
 
  

Mi PecadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora