42

4K 178 10
                                    

ZOE.
 
 
Mi cuerpo se despierta sintiendo una ola de excitación, confundida ante la situación, abro los ojos rápidamente.
Lo primero que se me pasó por la cabeza fue que había tenido un sueño caliente teniendo a este chico durmiendo al lado, si había pasado eso, iba a comenzar a sentir vergüenza.

Ese pensamiento se fue rápidamente ya que cuando giré la cabeza, ví que Exequiel no estaba al lado mío y de mi boca sale un gemido, sin previo aviso.

—Era momento de que te despertaras. —Se ríe él, abajo de las sábanas.

Las levanto para verlo entre mis piernas y le agarro un brazo para tironearlo hasta a mí y besarlo.

—Creo que no te permití despertarme de esta manera.

—Dijiste mi nombre entredormida, así que no te gastes en pelearme para que no me dé cuenta que estabas soñando conmigo, teniendome al lado tuyo —Me dice y yo me muerdo los labios, queriéndome matar—. Lo bueno es que comprobé que no me estás mintiendo.

—¿Otra vez con eso?

—Mentira, Muña —Él se ríe para darme un pico—. No te me enojes que me dan más ganas de comerte.

—¿Y por qué no lo haces?

"Creo que no te permití despertarme de esta manera" —Exequiel imita mis palabras para después, ir descendiendo por mi cuerpo hasta esconderse entre las sábanas—. Ñam, ñam.

—Sos un tarado —Me río para después morderme el labio. Segundos después, uno de nuestros celulares suena debido a una llamada—. Ups, espera —Trato de moverme pero Exe me agarra de una pierna para inmovilizarme—. ¡Amor! —Me quejo y después de un sonido raro de su parte, me suelta, agarro el celular y él se acuesta al lado mío—. ¿Hola?

Chango, ¿Dónde están? —Escucho la voz de mi papá del otro lado y Exequiel se me acerca para besarme el cuello— Vengan para acá.

—¿Papá? —Pregunto para verificar que sea el celular de Exequiel.

—Vengan, Chini, dale.—Él cambia el tono de voz a uno enojado y corta.

—Epa, ¿Qué haces con mi celular? —El otro se ríe nervioso y me lo saca.

—¿Desde cuándo mi papá tiene tu número? —Le pregunto para formar un largo silencio y veo como Exequiel duda en responder pero finalmente lo hace.

—¿No te acordás cuando...?

Mi teléfono es ahora el que suena, dejando en pantalla la foto de Ciro, mi hermano mayor.
Me estiro para agarrar el celular y atiendo.

—Te escucho.

—Ni quiero saber dónde estás, vení ya, Chini.

—Nos levantamos temprano y salimos a caminar.

—¿Ah sí? —Me pregunta mi hermano riéndose, sarcásticamente— ¿Por dónde? Porque justo estoy mirando la avenida frente al hotel y está cortada por el evento de mamá.

—Me dejaron pasar, obviamente. ¿Quién no me va a reconocer como la gran Zoe? Única e inigualable.

Disculpame, ¿Dijiste que salieron a caminar?

—Ajá.

—No escucho el sonido del mar y tampoco veo mi auto, Zoe. —Me dice elevando el tono de voz.

Ups, se corta la llamada. —Respondo mientras hago ruidos raros, aparentando una mala señal.

—Dale, a mi no me mientas. Volvé o te voy a buscar de los pelos.

Mi PecadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora