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16/01/2020


Había llegado el día del cumpleaños número 18 de Zoe y ya era hora de sacar el outfit que tanto había esperado ponerse. Lo había planeado por meses, a pesar de que eran dos simples piezas con estampado reptil blanco.

Después de colocarse el pantalón de vestir, se libera del corpiño para ponerse el blazer y cerrar el botón para que no se les escapen sus pechos.
Si tenía que ponerle título a su outfit de cumpleaños, claramente era "el reptil topless"

Se miro al espejo por última vez, colocando en adecuada forma el blazer y pensó si se podía hacer algún peinado.
Ninguna idea llegó a su mente ya que el recuerdo de anoche tomó su lugar.

Después de que Exequiel le dijera erróneamente "feliz cumpleaños", cada uno se fue por su lado y Zoe decidió ir a la habitación de su mamá para acostarse y esperar que su prima deje libre su habitación.
Encendió la televisión para entretenerse pero el contenido que estaba viendo en su celular, le atrajo más. En realidad, la asustó un poco.

Tiago había subido a sus redes sociales, una foto con Leandro y Exequiel en la playa. La foto era reciente porque el cielo estaba oscuro y su mejor amigo la había titulado como "Mi mejor combo superclasico".

Zoe no sabía cómo reaccionar ante esa foto y su cabeza se la recordaba en cada momento del día que podía.

—¿Y amiga? ¿Ya estás lista? —Escucha la voz de Flor, su amiga, por fuera del cambiador. Zoe rápidamente se da vuelta, decide dejarse el pelo suelto como estaba y sale del cambiador para mostrar su outfit— Apa la papa.

—No, me encanta. —Aymará se acerca, emocionada, para ver de más cerca el blazer estampado.

—Siempre hay que brillar, ¿No? —Pregunta ella para salir rumbo al salón del hotel donde íban a celebrar el cumpleaños.

Apenas entró, pudo ver una mesa larga donde estaban los que habían viajado con ella a Uruguay y cuando buscó su lugar, divisó que era al lado de Exequiel en la punta de la mesa.
Sonriendo por lo bajo, fue a sentarse y sacó su celular para empezar con la cena.

—Que casualidad que nos toque sentarnos juntos. —Le dice él, después de ignorarla en toda la noche.

—Juro que no fui yo la que planeó los asientos —Le contesta para apoyar su mano en el pantalón de Exequiel—. No vas a desconfiar de mi, ¿O si? —Pregunta para pasar su mano por la bragueta.

—Chini. —Geraldine la llama desde la otra punta de la mesa y Zoe ve como Exequiel gira su mirada rápidamente, más que nervioso.

—¿Si? —Dice sin sacar la mano.

—Acercate, amor.

Para la suerte de Exequiel, Zoe saca la mano y se levanta para ir hasta la otra punta de la mesa.
En cuánto está por llegar, todos empiezan a cantar el feliz cumpleaños mientras entran cocineros con la torta en las manos.
Ella sonríe y fija su mirada en el fuego que desprendían las velas. Antes de pedir los tres deseos, levanta un poco su mirada para fijarla en Exequiel, quién la estaba mirando desde el otro lado de la mesa y así con las miradas fijas, Zoe sopla las velas.
Se escuchan los aplausos de fondo y todos se acercan a saludarla pero ella seguía con la mirada fija en él hasta que se acercan sus padres.

Mi PecadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora