80.

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ZOE.
 
  
Al llegar a la plaza que está enfrente al estadio de Boca, acelero el auto y freno dando un estruendo en la puerta de la pensión del club para hacerle entender a Exequiel que había llegado.

Y que estaba apurada.

Me sentía como en las películas donde el típico chico con mala reputación de los padres, pasa a buscar a su novia por la casa en su auto.

Exequiel sale riéndose y mirando para atrás seguramente por lo que le gritaban los compañeros.
Acelera su paso en un mini trote hasta mi auto y en cuanto se sube, cierra la puerta, se da vuelta para saludarme pero yo ubico una de mis manos en el lateral de su cuello.

Lo atraigo a mi para besarlo intensamente, noto su sorpresa pero accede al segundo.

—Wow, yo también te extrañé, Muña —Se ríe asombrado, colocando una de sus manos en mi pierna—. ¿Todo bien?

—¿Entrenaron bien? —Le pregunto, esquivando la pregunta pero él con solo mirarme, noto algo raro.

—¿Todo bien? —Vuelve a preguntarme, bajando un poco su cabeza para mirarme más seriamente.

—Creo que tenemos que hablar. —Digo y veo como, mas o menos salta en el asiento y se queda mirando al frente.

—Si, yo creo que también tenemos que hablar —Asiente con la cabeza y gira la cabeza para volver a mirarme a los ojos. Cuando esta por volver a abrir la boca, me apresuro a interrumpirlo—. No aguanto más.

—No aguanto más. —Hablo al mismo tiempo y nos sorprendemos ambos.

—Espera, espera.

—Tiempo, tiempo. —Arranco el auto para dejarlo en la esquina de la pensión, por las dudas de que pasara algo. Cuando freno, Exequiel se relame los labios y vuelve a mirarme a los ojos.

—¿De qué "No aguanto más" estás hablando? Porque yo estoy hablando de... —Y me hace señas y yo asiento con la cabeza.

—De ese mismo "No aguanto más" hablo —Respondo y él suspira aliviado—. ¿Podemos ir a tomar un café y después lo charlamos? O lo charlamos ahí, no sé.

—Pero vos casi nunca tomas café —Me señala y después se ríe—. Que lento soy. Si, dale, yo manejo —Abre la puerta y cuando esta por salir, lo agarro para que vuelva a entrar—. ¿Ahora qué?

—Hablo enserio, de ir a tomar un café... realmente. No es una excusa para irnos a otro lado —Le explico y Exequiel asiente con la cabeza—. ¿No te parece que tenemos que charlarlo como dos personas grandes?

—Si, claramente.

—Y para eso necesito algo fuerte —Le explico para volver a arrancar el auto—. Pero lamentablemente no me puedo tomar tres shots a las once de la mañana.

—Y no, amor —Se ríe y nos quedamos callados por unos minutos—. Igual creo que me estoy arrepintiendo de hablarlo, ¿Por qué no lo pienso un poquito más?

—Pensalo en el camino —Le sonrió y él se tira el pelo para atras, en señal de estar por entrar en crisis—. No seas cobarde, Bosterito. No abandones ahora cuando ya encaraste en la cancha.

—Voy a cambiar de tema —Él se aclara la garganta y deja el celular en la guantera de mi auto—. ¿Vos viste como me saludaste recién?

—¿Lo tengo que hacer más seguido?

—Yo dije: ya está, hoy toca doble entrenamiento físico —Levanta ambas manos y yo me estallo en risas—. Te juro. Me hizo acordar a cuando me veías mientras estabas con Leo.

Mi PecadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora