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ZOE.
  
  
  
En la puerta de la pensión de Boca, me despido de Exequiel, quién promete llamarme apenas termine con el tema de Cristian pero ni bien llegué a mi casa, ya estaba denuevo en contacto con él, enterandome que mañana jugaban aunque sea feriado por carnaval.
Por lo cual, no iba a poder venir a dormir conmigo hoy.

¿Esta es la vida de una botinera? Estar disfrutando de unas vacaciones hermosas con tu chico y de la nada, lo solicitan en el club, lo necesita el amigo y cambian las fechas de los partidos haciendo que las vacaciones terminen en ese instante y tengas que volverte a casa. Sin excepciones, sin la negociación de un día más.

Si esto era, no me estaba gustando para nada.

—Ay Chini, tampoco para ponerte así.

—Te vas a tener que ir acostumbrando, amor —Mi mamá se encoge de hombros—. ¿Te gustan los deportistas? Así es la vida.

—Con Leo no me pasaba esto —Digo señalandoles el celular—. No sé, tengo un presentimiento malo y no me lo puedo sacar. —Poso una mano en mi pecho y suspiro.

—Pero con Leo no estamos en reserva, no sé qué parte no entendés —Matias apoya las manos en la mesa y me mira—. No hay comparación entre nuestros horarios y los suyos.

—Hace unas horas estabas re contenta, nos mandabas mensajes lindos y todo —Se ríe mi mamá—. Surgió un imprevisto y se tuvieron que volver, ya está. Hay peores cosas.

—Si, hace unas horas estaba de buen humor porque no sabía que nos teníamos qye volver más de un día antes.

—Bueno, Chini —Papá me abraza—. Cálmate, no ganas nada enojandote.

—Hay que compartirlos con el club en todo momento, es así. —Me dice mamá.

—¿Acaso me estás tirando indirectas?

—¡Estamos hablando de la situación de nuestra hija! —Se queja y mi papá la mira, desconfiando—. Mejor vamos todos a dormir, que mañana tenemos muchas cosas que hacer.

—Hablen por ustedes pero por acá, siguen las vacaciones.

—Chino tiene razón. —Mati abraza a Teo y se van caminando lento hasta sus habitaciones.

—Que vacaciones ni vacaciones, si ustedes mañana empiezan las clases. —Les recuerda nuestro papá.

—Si y los voy a llevar yo.

—¿QUÉ? —Ambos se dan vuelta a mirarme.

—Mamá está ocupada con la campaña y River entrena temprano, así que sus hermanos los van a acompañar.

—Ciro también viene encima, já —Mi hermano menor se queja—. Nota mental, el día de mañana va a ser el peor día del año.

—¡AY TEO!

—Ciro desde que se separó maneja una falta de amor, ¿Desde cuándo nos acompaña al primer día de clases? —Mati niega con la cabeza, riéndose.

—Por eso como familia tenemos que apañarlos.

—¿Apañarlos? ¿Por qué plural?

—Sus hermanos andan mal de amores, hay que apañarlos.

—Es verdad. —Asiento con la cabeza mientras les pongo cara triste, estaba incluida en el plural de mal de amores.

—Dejate de joder y andá a dormir vos —Me dice Matías mientras los dos desaparecían por el pasillo—. Viene de vacacionar de la costa y dice que anda mal de amor, por favor.

Saludo a mis papás y me voy a mi pieza para bañarme y acostarme.

Lo que no les conté a ellos es que sentía raro a Exequiel en la última llamada que tuvimos, no me hablaba como siempre y por eso es que tenía un mal presentimiento.
    
   
  
  
Con la llegada del siguiente día, los anteojos de sol acompañaron a mi ropa elegida para el día porque no planeaba maquillarme con este ánimo.

Mi PecadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora