ZOE.
—¿Hola?
—Ya compre los pasajes para vos y para Flor, se vienen para Uruguay. Tengo una cama de más en mi pieza asi que vamos a estar cómodas.
—¿Qué? ¿Estás loca, Zoe?
—Si, re loca estoy. Pensá lo que quieras pero vení, Aymará.
—¿Pero que pasó? Me estás preocupando.
—Se me va a armar un lío acá, yo lo sé.
—Vamos para allá.
Vuelvo a dónde estaban las reposeras de maderas y me acuesto al lado de mi mamá y la de Tiago.—¡Mira, Chini! Imperdible esto.
—¿El qué? —Miro confundida a mi mamá y ella me señala al mar.
—Exe y Leo jugando juntos en el agua con los demás.
—Ah no, no los ví. —Me hago la desinteresada para ponerme los anteojos y mirar al celular, obvio que los había visto y obvio que me había agarrado una crisis. Por esa causa había llamado a mi prima.
A los segundos, vuelvo a mirarlos como entre todos agarraban a uno y lo tiraban al agua riéndose o como se chapoteaban entre ellos. Exequiel y Leandro riéndose, mojados y bronceaditos... Me dan ganas de trío superclásico.
—Ya vengo. —Les aviso a mis mamás para sacarme el vestido, los lentes e ir para el mar.
Sabiendo que iba a captar la atención de ambos, me meto al agua como si estuviese en una publicidad y salgo para caminar como en las pasarelas de desfile.
Para cuándo vuelvo, veo como mamá y Jor me estaban sonriendo.—Esa es mi cachorra. —Dicen ambas a la vez y me señalan atrás mío.
Me giro y veo como mis hermanos, Pedro y Tiago me miraban con mala cara, de brazos cruzados mientras que Leo y Exe me escaneaban de arriba abajo, a la vez que se hablaban cercanamente.
Me quedo tomando sol por media hora hasta que me agarra sueño y decido irme a mi habitación.
En cuánto llegó a la puerta, paso la tarjeta y no me deja abrir.
Después de varios intentos, me encuentro con la chica de limpieza que estaba en ese pasillo y le cuento lo que me pasó.—Que raro —Me dice para pasar una de sus tarjetas y hacer que la puerta se abra—. Usualmente pasa cuando las abren con una llave general, por emergencias.
—Si, que raro —Respondo mirando la puerta—. Bueno, gracias —La despido y entro a la pieza para encontrarla ocupada—. Ah bueno, ni te gastes en abrirme la puerta. ¿No escuchaste que intenté entrar como diez veces?
—No me gasto en abrirte la puerta pero si en hacerte la merienda. —Leo me muestra una bandeja grande en la cama.
—¿Ahora venis a estar conmigo?
—¿Por qué estas tan resentida?
—No se responde una pregunta con otra, Leandro —Lo reto mientras me sentaba en mi cama—. Estás todo el día con Tiago y mis hermanos, sin darme una misera gota de atención.
—¿Tiago? ¿Cuándo se pelearon? —Leo frunce el ceño al no escucharme decir "Iaio" seguramente.
Me atraganto con una frutilla ante su pregunta y me río.— Acá los reclamos los hago yo, nenito.
—Es copado Exequiel, dentro de todo. —Acota después de un largo silencio entre nosotros.
—Mmm no creo que sea un buen tema para tocar.

ESTÁS LEYENDO
Mi Pecado
RomansaViajes, partidos, entrenamientos y el chico perfecto del club de fútbol "River" que la familia acepta. Esa era la vida de Zoe. ¿Qué pasa cuando te das cuenta que la vida que tenés, la cambiarías por solamente estar con otra persona de un equipo riv...