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Zoe estaciona la camioneta enfrente a la pensión de los juveniles de Boca y Tiago hace un ruido de queja.— Ay, me duele la panza. No voy a bajar.

Ella, sin ganas de seguir escuchando el show armado de su mejor amigo, aprieta el botón del baúl para que se abra y después abandonar el asiento del conductor.

—Me las vas a pagar —Le susurra Exe a Tiago—. Chau, Mati.

—Suerte atrás, Exequiel. —Se ríe el hermano menor de Zoe cuando lo ve bajar.

—Te juro que no sabía nada de esto, Muña. —Dice él y al instante se arrepiente de haber dicho su apodo.

—No pasa nada, conozco como es mi mejor amigo. —Contesta ella cruzandose de brazos mientras ve como Exequiel saca la valija del baúl.

—Yo también pero no me esperaba esto —Se ríe, incómodo—. ¿Vos, todo bien?

—¿De verdad me estás preguntando?

—¿Qué?

—Mejor dejemos esta conversación acá —Zoe cierra el baúl y lo saluda con un beso en la mejilla, teniendo ganas de besarlo más allá pero a la vez, reprimiendose las ganas de preguntarle sobre la chica de la foto que subió. Necesitaba saber quién era ella o qué tan importante es para él—. Suerte en la pretemporada. —Le señala el predio de Boca y Exequiel se sorprende de que se haya acordado eso que tanto él le decía que estaba entusiasmado por hacer.

—Gracias —Le contesta, ahora apenado—, y gracias por traerme hasta acá.

—Es lo mínimo que podía hacer, ya que te "engañé" ¿No?—Pregunta ella haciendo comillas con sus dedos mientras caminaba hasta la puerta del conductor. Lo mira una última vez y se sube para arrancar.

Exequiel, por su parte, se quedó viendo como la camioneta desaparecía en el camino y se dió cuenta por la ironía de Zoe, que no había pasado nada con Leandro.
Había pensado cualquier cosa y prefirió solo escuchar la versión de un ajeno a la situación. Prácticamente había cometido un error tras otro.

 

[...]

  
  
 

—Encima quedé como una pelotuda que sigue atrás de él y que lo persigue a todos lados.

—¿Terminaste? —Le pregunta Tiago después de escuchar por más de 20 minutos los reclamos de su mejor amiga— Él es un pelotudo por creer cualquier cosa que le dicen y vos también lo sos por inventarte una re historia en base a una foto que subió con otra. Son la pareja insegura perfecta parece.

—Pero yo no me invento cualquier cosa, ví lo que tenía que ver en esa foto y es medio obvio. —Contesta ella mientras bajaban de la autopista, un error de su parte porque tendría que haber seguido derecho para ir a su casa.

—¿A quién viste en la foto? ¿a "bobita"?—Pregunta Matías, riéndose.

—¡Encima le dice ese apodo horrible! —Se queja Zoe, levantando la voz.

—Enojate conmigo si querés pero voy hacer hasta lo imposible para que vuelvan —Tiago se encoge de hombros—. Sabía que de alguna forma se iban a pelear pero si es por estas boludeces, no me voy a quedar de brazos cruzados, desde ya te lo digo —La señala—. Voy a hacer todo lo que este a mis manos, después me van a agradecer.

—No me digas que me enoje con vos porque ya lo estoy desde que saliste con él del aeropuerto. —Ella suelta una risa incrédula.

—Si hermano, ahí estuviste mal —Acota Matías.

—Con la camioneta de mi papá en pleno aeropuerto, ¿Qué hacíamos si caía alguien con una cámara?

—Me quedó un mes sin cancha. —Mati vuelve a meterse.

—Y más de un mes sin fiestas —Completa ella—. Así que vos busca arreglar esta relación como más te guste pero, te soy sincera, veo el partido muy difícil como para gastar energías en vano —Dice para estacionar la camioneta y agarrar el celular—. Estoy abajo. —Habla en la llamada.

—¿Qué hacemos acá? —Mati mira sorprendido a su hermana.

—No podés hacer esto, Zoe.

—Yo puedo hacer lo que quiero ahora —Contesta guardandose el celular en el bolsillo—. Ahora vas a llevar a mi hermano hasta mi casa —Le explica a Tiago y gira a mirar a su hermano— Vos avisale a papá que me quedo acá y que mañana voy al club, igual le voy a mandar un mensaje, ¿Ok?

—Ah si, ahora querés que maneje semejante monstruo hasta tu casa.

—A la ida viniste tranquilito para buscar a tu amigo ¿No? Bueno, ahora maneja de igual manera —Indica Zoe bajandose de la camioneta y Tiago hace lo mismo— Andá despacio, lo quiero sano y salvo a Matías.

—No hagas boludeces, desde ya te digo.—Le advierte él y ambos ven como empieza a llover.

—Chau, andate —Zoe lo mete a la camioneta y corre hasta la puerta del edificio que se abre por el portero eléctrico.

Sube con el ascensor hasta el anteúltimo piso y cuando está por tocar el timbre, la puerta se abre dejando ver a Leandro en boxer. Ya era tarde y Zoe lo había despertado con un mensaje de una foto de Exequiel y Tiago en el aeropuerto.
Leo no entendió nada de la situación y aún su herida con Zoe se estaba sanando, pero no podía ni quería negarle el poder de resguardarse en su casa como ella siempre lo hacía.

—¿Vos no estabas con Tiago? —Pregunta y ella asiente con la cabeza— Entonces, ¿Qué pasó que estás acá?

—Preguntame qué no pasó —Se ríe ella entrando al departamento—. ¿Tenés un lugar en tu cama? —Pregunta, obviamente sabiendo la respuesta.

Mi PecadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora