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ZOE.
  
  
—Chini —Luciano aparece atrás mío mientras estaba bailando y hablando con mis amigas—. Se las robo.—Avisa, me agarra de la cintura, yo agarro mi vaso y me voy con él.

—¿Qué pasa?

—Flor me contó lo de tu papá y Exequiel.

—¿Te estás hablando con Flor? —Susurro y dejo de caminar.

—¿Eso importa? —Pregunta y yo asiento con la cabeza— No, no importa.

—Bueno dale, seguí.

—Vamos a meternos a la pileta, hacemos como que jugamos al voley por apuestas y vemos hasta donde llega Exequiel —Me explica y yo voy sonriendo de a poco—. A vos te conviene por lo que te dijo tu papá y a nosotros también porque lo queremos joder como siempre.

—Pobrecito. —Me río sacándome el short, él hace lo mismo con la remera y dejamos las prendas donde estaban sus cosas.

—¡TENEMOS UNA MÁS! —Grita Luciano mientras nos metiamos a la pileta.

—Uh no, yo equipo contrario. —Dice al verme, mi amigo Godoy.

—Tocá para allá, traidor. —Le tiro agua y él se ríe, pasándose al otro lado de la red.

—Uh si, un superclasico Boca - River—Se acerca Marcos y abraza a Exequiel, quién no entendía nada.

—Yo con vos, hermanito. —Pato, un chico de otro club, aparece con su compañero y se posicionan de nuestro lado.

—Pará, pará, allá son cinco. —Un nene Vélez de nuestro equipo se queja.

Exequiel sonríe y se da vuelta buscando alrededor de la pileta, seguramente buscaba a una piba para invitarla.
Me doy vuelta y mis cuatro amigos se miran entre ellos.
Nos estaba por salir mal el plan y no les convenía que yo me enoje o me ponga celosa. Lo sabían.

—¡Salgo yo! —El compañero de Pato es más rápido y se sienta en el borde de la pileta— Hago de árbitro. Listo, quedan parejos.

Cuando Exequiel se da vuelta, levanto una ceja por el gesto que había hecho al buscar otra persona y él se ríe.

—Dale Culiao, tirá. —Dice sonriendo y Luciano pasa de un golpe la pelota para el otro lado.

Después de 5 golpes, la pelota no tocaba el agua, se lo estaban tomando enserio. Marcos le pega, Pato se la devuelve y cuando viene del otro lado, yo le pego suave para que caiga bien cerca, rozando la red.

—¡Perfecto! —Se ríe Luciano para levantarme del agua y festejar.

Exequiel se moja el pelo, se lo sacude y se ubica denuevo, inexpresivo.

—Si no va a hacer nada, va a ser aburrido —Nos susurra Santiago, otro de River—. Yo diría que...

—¡Rotación! —Digo poniendo a Pato al lado mío.

—¿Una excusa para estar al lado mío, linda? —Me pregunta, riéndose y yo lo empujo riéndome.

La cara de Exequiel ahora sí cambia y el partido empieza a calentarse. Termino siendo una montaña rusa de puntos, tenían ventaja ellos, nosotros, ellos y después nosotros.

Acordamos que íbamos a 10 puntos, el que llegaba con diferencia de puntos ganaba pero terminamos empatando entonces era al mejor de 12. Eran los dos puntos decisivos.

Sacan del otro lado, Luciano le pega y Godoy la devuelve alta haciendo que Luciano me levanté en sus brazos para defender y como vuelve rápido, entre risas y como puedo le pego fuerte haciendo que Marcos no llegue a pegarle bien y ganemos el punto.

—¡ESAA! —Festeja Pato chocandome los cinco y abrazándome.

—Bueno listo, se corta acá. —Exequiel levanta la red para pasar a nuestro lado.

—Pero pará, falta un punto todavía. —Se queja Luciano.

—Eso. —Apoyo a mi amigo y pongo mi brazo en el hombro de Pato.

—Ya está, ganaron —Dice mirándome y después a Pato—. Ahora dejá de tocarla.

Casi me río por la cara de pelotudos que tenían Marcos y los nenes Vélez riéndose a espaldas de Exequiel pero giro la cabeza para ver a Pato haciéndose el confundido.

—¿Por qué? —Pregunta y me mira a mi— ¿Te molesta?

—No, gordo. —Le respondo, encogiendome de hombros.

—Bueno, a mi si me molesta, Culiao —Se queja, alejando mi brazo de su hombro—. ¿Desde cuándo le decís "gordo" a mi amigo? Encima amigo mío sos. —Me pregunta pero después mira a Pato.

—No para, no puedo más. —Digo riéndome y Godoy larga la carcajada de su vida, haciendo que los demás se rían.

—Era joda, Changuito. —Marcos le salta en la espalda y Exequiel los mira mal, pero sin poder creerlo.

—Vos te sumas a las boludeces de estos encima. —Me dice con el tono divertido de siempre, me abraza y yo seguía riéndome.

—Me voy a sumar seguido porque es muy gracioso verte enojado, boludo. —Dejo de reírme para pasar mis brazos en su cuello y darle un beso.

—¡Eh, eh! Estamos nosotros.

—No comas adelante de los pobres, Chango. —Dice el amigo de Pato y nosotros nos separamos para reírnos.

Nos corremos a un rincón mientras los chicos seguían hablando para que otros jueguen y Exequiel me abraza por la cintura, a la vez que puteaba a los amigos por la joda que le habían hecho.

Me doy vuelta para el último lugar donde ví a Leo en la noche y lo veo mirándonos con las cejas levantadas y masticando chicle en señal de "Ah, mira vos".

Giro rápido la cabeza para el lado de los chicos y tiró mi cabeza para atrás.

—Voy a ir con las chicas. —Le digo a Exequiel.

—¿Qué te anda pasando? —Me pregunta y yo me doy vuelta ya que le estaba dando la espalda— Digo, por el beso que me diste.

—Las cosas están cambiando. —Contesto para pegar nuestros cuerpos y darle otro beso. Él, por debajo del agua, me aprieta el culo y cuando nos separamos le despeinó el pelo para salir de la pileta.

—Vos si que tenés ovarios, eh. —Me dice mi prima cuando llego dónde estaba antes.

—¿Leo? —Le pregunto a Flor.

—La misma cara que cuando lo viste, inexpresivo y un "Mira vos" constante.

—¿Dicen que si voy adentro me sigue? —Pregunto y ellas se ríen.

—Obvio que si —Responde mi amiga—. Ni yo sé lo que estás haciendo, imaginate él.

—Toma la toalla y andá adentro. —Ayma me tira una y me señala la casa de mi mejor amigo.

—Dos caminos, te re caga puteando o te dice "Tráelo y hacemos un trío". —Dice Flor y mi prima se ríe.

—Trio superclásico como dice Tiago. —Digo para irme.

—¿Trío qué? —Preguntan ambas, ya tentadas de risa.

Claramente para ellas era más que gracioso, yo también me reiría en su lugar.
Cuando entro a la casa, prendo las luces de la sala de estar y cuando camino unos pasos siento como las puertas corredizas se cierran.
Camino hasta la mesa de pool y me doy vuelta para apoyarme, viendo que Leo era el que cerró las puertas. Aprieto mis labios, tratando de buscar palabras pero él se va acercando lentamente sin sacarme la vista, pone una mano en mi cara y me besa.

Pasa una mano por mi pierna desnuda debido a que estoy en malla y acerca nuestros cuerpos para frotarlos. Paso mis manos a su pelo como siempre, él me saca la toalla de los hombros y yo bajo mis manos hasta su malla para bajarla.

Lleva su boca hasta mi cuello para dejarme una marca y hacerme reír, ambos sabíamos por qué y para qué era. Sus dedos me bajan la parte inferior de la malla y se meten entre mis piernas haciéndome tirar la cabeza para atrás. 

No sé que respuesta era esta a lo que pasó antes con Exequiel pero claramente no me voy a negar a lo que me hace sentir este pibe.

Mi PecadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora