20

4.3K 181 12
                                    

ZOE.
 
 
Sin mirar atrás, empiezo a caminar lento todavía con el ramo y el diploma en la mano, hasta donde estaba mi familia mirando el acto, el cual solo escuchaba nombres de fondo a los cuales no les estaba dando mucha importancia.

—Eu Chini, ¿Estás bien? —Mi prima me agarra de los hombros y me mira fijo.

—Si, Ayma —Digo viendo como la mirada atenta de Exequiel caía sobre mi—, creo.

—Me parece que no —Ella frunce el ceño—. ¿Qué te dijo Leo? —Me pregunta y vuelvo a llorar— Ay no, no llores.

Papá cruza miradas conmigo pero me doy vuelta para que no se dé cuenta que estaba llorando, cosa que no resultó y terminamos en las puertas del salón de actos hablando de mi fracaso.

—No le veo lo malo —Papá se encoge de hombros y yo lo miro sorprendida y llorosa—. ¿Qué querés que te diga? No le veo lo malo, China.

—¡Gracias por nada!

—Igual si lo pensas —Ayma señala a mi papá pero hablándome a mi—. Es verdad, no es malo.

—No sé qué mierda están pensando pero yo no le veo nada bueno. —Digo agarrando el celular y viendo los mensajes de Exequiel, Morena y Florencia.

—Algún día ibas a tener que decidir, las cosas con Leo se estaban poniendo raras y te hizo un favor, gorda.

—Boluda, las cosas con Leo estaban bien —Digo y ella me mira mal—. Enserio, vos porque no...

—Prefiero perder otra copa internacional antes que escuchar porque las cosas estaban bien con Leandro —Papá detiene nuestras señas y mi prima se ríe—. Probá con Exequiel y si extrañas al otro chico va a ser por algo.

—Si lo extraña es porque es una infiel, tío. —Se ríe mi prima.

—¡Yo no estoy con ninguno de los dos!

—Estaba. —Me corrige Ayma.

—¿Cómo? —Flor sale con Morena del salón y viene hasta nosotros— Chini, Luciano va a hacer una fiesta.

—No estoy para joda.

—¿Por qué? —More me mira— ¿Qué pasó? —Pregunta y todos nos quedamos callados. Papá me hace señas de que iba a entrar denuevo con la familia y yo asiento con la cabeza— Ah, ¿El de Boca, no?

—¿Cómo sabes?

—Solo basta hablar con Leo un ratito cuando no está con vos y saberlo, Zoe —Ella se encoge de hombros y yo me tapo la cara—. Igual tampoco te digo que está llorando por los rincones.

—Si, ya se está haciendo el cancherito con otras el gato ese. —Se queja Flor y mi prima la mira sorprendida.

—No me sorprende, tuvo de quién aprender —Digo y las miro—. Necesito un decantador —Me saco las llaves del auto del corpiño y se las muestro—. ¿Vamos? —Pregunto y mis amigas asienten con la cabeza.

—¿Un qué? —Pregunta mi prima y yo la agarro del brazo para caminar hasta el auto.

Manejo hasta mi casa descalza porque claramente en tacos iba a ser imposible.
Cuando llegamos convencemos a Morena de que no se meta a la pileta y yo saco la pizarra donde mi papá planificaba las jugadas para los partidos.

¿Para qué tiene una en casa? Ni él debe saber.

La ponemos en el jardín, nos sentamos pero More se levanta y agarra el marcador para tomar la iniciativa.

—Esta vez el decantador es mío —Exclama mientras escribia en la pizarra. Hacer "el decantador" significaba hacer una tabla de doble entrada, donde se detallan los pros y contras de los chicos que nos gustaban. Super inmaduro pero eficaz—. Por un lado mi cuñado Leito y por el otro...

—El chango.

—¿Quién? —Pregunta, dándose vuelta confundida.

—Exequiel, More, poné Exequiel. —Contesto y le pego a Florencia que se estaba riendo con mi prima por el apodo.

—Bien, el decantador superclásico —Se ríe ella mientras escribe—. Empecemos por dos buenas de los dos.

—La pasamos bien en la cama —Respondo y todas cierran los ojos negando con la cabeza—. ¿Qué? Es verdad.

—Hemos descubierto a una ninfómana entre nosotras. —Flor empieza a hablar con voz de periodista de noticiero.

—Una diferencia tiene que haber.

—Está mi prima acá, che —Señalo a Ayma y está se ríe—. Ah, se hacía la santa.

—¡Dale, mi amor, me estoy perdiendo mi acto de entrega de diplomas! —Me apura Flor.

—Con Leo es más dulce pero me pelea y me encanta —Digo mientras pienso—. Y con Exequiel es más rápido, bruto y fogoso.

—¡Fogoso! —Grita Ayma— Anota eso, por dios. —Señala la pizarra.

—Bokita el más grande.

—¡Florencia! —Se ríe Morena— Bueno, ahora hablá de Exequiel solo.

—Él también me pelea y me gusta —Explico y ellas asienten—. Pero me juega más, se atreve más y siento que está mejor parado en la vida.

—Anotame "mejor parado" —Se ríe Flor—. Esto está para grabarlo.

—Es que Leo es más chico, quizás eso te hace sentir más...

—De chico no tiene nada. —Digo levantando las cejas.

—Ayma te hablaba de la edad, ninfómana —Flor me pega—. ¿Igual por algo le dirán "el toro", no? —Me pregunta y yo asiento con la cabeza sonriendo.

—Y Tiago dice que le dicen "anaconda".

—Ahora háblame de Leo. —More termina de escribir, se da vuelta y me mira.

—Es atento, dulce, sabe todo de mí y sé que con mirarme ya se da cuenta de todo —Vuelvo a explicar—. Lo veo más seguido y tenemos, mas o menos, el mismo grupo de amigos.

—Ella lo dijo —Aymará se encoge de hombros y todas vemos la pizarra—. Que se de cuenta sola, leyendo.

More termina de llenar ambos lados de la tabla y se sienta con nosotras para estar calladas unos largos minutos, concentradas en la lectura. O al menos ellas.

—Bueno, creo que la ridícula no se da cuenta. —Se ríe Flor.

—Eh, la verdad que no —Digo apoyando mi codo en el apoya-brazos del sillón—. Los quiero a los dos.

—Ahi es donde te equivocas, primita.

—A ver, amor —Flor se levanta y señala la pizarra—. Tus últimas palabras están diciendo que querés a Leo por costumbre.

—Na —Niego con la cabeza y ella hace lo contrario—. No, amiga, sino ya se hubiese terminado antes.

—Entonces es porque lo tenés a mano y fácil.

—Puede ser que con Leo sea una rutina pero.. —Digo a la vez que suspiro—. Ustedes no saben lo que es —Me tapo la cara—, les juro que se me va a hacer imposible tenerlo lejos —Me muerdo los labios—. Tiene esa carita y esa boca que me pueden, me pueden y mucho.

—Y bueno bombón, la que juega a dos puntas.. —Habla Flor y yo me saco rápido las ambos de la cara—. ¿Qué?

—Leandro me decía bombón. —Digo para sentir los ojos húmedos.

—No te la puedo creer. —More se levanta y se lleva la pizarra para adentro de la casa.

—¡Ay, por favor! —Ayma también se levanta y me agarra de la mano— Nos vamos a ver terminar el puto acto y de ahí a la joda de Luciano, ¿Ok? —Me dice, yo asiento y empiezo a caminar con ellas atrás mío hasta la puerta.

—¡No sé olviden de mi, pendejas! —Grita Morena, saliendo de la casa a las corridas y subiéndose al auto.

—Rápido, a ver si Exequiel se cansa de preguntar dónde estoy y también me corta.
   

Mi PecadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora