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—¿Te gustó el festejo que hice?—Le pregunta Exequiel mientras se iban del palco y bajaban las escaleras, ya con el partido finalizado.

—¿El del gol? —Dice Zoe y él asiente con la cabeza— Te juro que no entendí qué hacías.—Le es sincera y Exe se ríe.

—Eran telarañas para vos.

—¿Te gusta Spiderman ahora?—Ella le sonríe, agarrandolo de la mano.

—Siempre me gustó —Dice él para mirarla—. Pero justamente no era por eso, es porque sos mi mujer araña.

—¿Tu mujer araña? —Pregunta Zoe, riéndose— Lindo, me parece que voy a hacer que tomes menos champagne. —Le susurra al oído mientras la gente pasaba por los pasillos.

—¡Ahí están, tortolitos! —Grita Juan, mientras llegaban hasta ellos.

—Después te cuento qué significa. —Le susurra Exequiel.

—¿Qué onda, goleador? —Lautaro lo abraza y ambos se sonríen.

—Ando de buena racha, hermano.

—Y si, tenías linda motivación en la platea —Se ríe Lautaro y los abraza a los dos—. Ay, que lindo verlos denuevo a los besos. Diría que son LA pareja, pero obviamente estamos mi novia y yo antes.

—¿Perdón? —Juan se ríe con Priscila— Exequiel juega en este club y Zoe es hija del DT del club rival, no hay mejor fusión.

—No tienen chance ustedes dos. —Priscila niega con la cabeza.

—Lautaro, tu novia ni sabía que era "Vélez" antes de ponerse de novia con vos —Se ríe Zoe y su amigo la mira mal—. Y si, yo ese cuentito no me lo creo.

—De la nada, se pusieron todos en mi contra.

—Igual vos también podrías oficializar esto. —Exe se autoseñala y la señala a ella.

—Para mí, el último que se la manda... Dice.

—Esa es mi amiga —Zoe le choca los cinco y Exequiel la mira mal—. Y si, ¿Para qué te voy a preguntar yo? Si quizás después te escapas a tu provincia denuevo.

—Si quizás después te agarras otro boludo.

—¡Exequiel! —Se escucha un grito de atrás y cuando se dan vuelta ven a una chica, corriendo hacia ellos— ¿Qué haces acá todavía? Vamos a buscar a...

—¿Qué haces vos acá? —Exe sonríe para abrazarla— ¿Viniste con papá y mamá?

—Estás con ella —La chica se paraliza y mira a Zoe—. Dios, tenía razón mi mamá, sos hermosa.

—Hola. —Zoe la saluda, sonriéndole incómoda.

—Antes de que hagas un escándalo, ya arreglamos todo —Le dice Exequiel a la chica—. Muña, ella es mi hermana Camila y bueno, vos ya la conoces a Zoe.

—No sé cómo seguís con este estúpido después de las vueltas que dió.

—Creeme que ambos dimos las mismas vueltas. —Se ríe Zoe.

—Son peor que una calesita —Se queja Lautaro—. Escúchame, nosotros nos vamos a...

—A algún lugar, ¿Nos das tu auto? —Juan lo interrumpe, codeandolo.

—Si —Ella saca las llaves de la campera y se las da—. Priscila, ya sabes.

—Ahora te la mando.—Su amiga asiente con la cabeza, sabiendo que se refería a la ubicación real de dónde estaban.

—A mis hermanos y a mis nenes River no los pasen a buscar.

—¡Ja!

—Hay que festejar un poquito —Lautaro le guiña el ojo—. Vos tranqui, en la tuya. —Le dice para comenzar a alejarse con una sonrisa pícara.

—Ya tengo miedo.

—Ah, no era mentira cuando me decías que vivían saliendo. —Dice Camila, viendo lo que había pasado.

—¿Viste donde me metí?

—Como si a vos no te gustará la joda. —Zoe lo mira mal y Exequiel se ríe.

Su conversación con Camila continuó hasta llegar a las afueras de la cancha y encontrarse con los papás de Exequiel, ambos felices de que su hijo esté nuevamente acompañado por Zoe.

Se despiden ya que ellos volvían a su provincia y la pareja va a hasta la calle de la pensión para subirse al auto de Exequiel. Este conduce hasta el lugar donde siempre podían estar solos en la intimidad, sin que nadie los interrumpa.

Les dan la tarjeta, suben por el ascensor y en cuanto entran a la habitación, Zoe vé dos botellas de champagne.

—¿Y esto? —Sonríe ella para caminar hasta la mesa y abrir uno, riéndose con el sonido del corcho siendo expulsado de la botella—. A ver, ganador, tome su ganancia. —Dice para servir una copa y dársela.

—¿Sabes que es lo peor? —Contesta Exequiel después de terminarse la copa de un gran sorbo—. Que ya pasa como si nada, me estás convirtiendo en chetito. A mi no me gustaba el champagne.

—Si el líquido pasa como si nada por tu garganta es porque estas acostumbrado —Zoe levanta las cejas mientras se terminaba la botella—. Ni quiero saber qué tanto tomaste cuando te fuiste a tu provincia.

—Ya empieza la celosía. —Él se ríe, para abrazarla de la cintura y besarle el cuello.

—Encima con esas camisas que te ponías, dios.

—¿Qué?

—Te tenía enfrente y te partía en ocho. —Le dice mirándolo a los ojos mientras levantaba su chomba, lentamente hasta sacarla.

—Lastima que en la última fiesta que estuvimos no hiciste eso.

—Después la celosa soy yo —Se ríe Zoe mientras trataba de sacarle el papel al otro champagne—. Estaba muy enojada como para mirarte de esa forma.

—El desastre que habrás sido en las fiestas —Exequiel niega con la cabeza—.  Vos me decís a mi, pero no te quedas atrás con el conjunto que vestiste en año nuevo. Estabas mucho más que hermosa, no hay palabra.

—Lastima que terminó en la pileta —Dice ella mientras le sacaba el seguro a la botella—. Para, ¿Cómo sabes que conjunto vestí si no subí ninguna foto?

—Te puedo sorprender con todas las cosas que me enteraba mientras no estamos juntos —Susurra y le da un pico—. Aparte de que la pollera del conjunto te destacaba el culo, como ninguna.

—Pervertido. —Se ríe Zoe.

—Al igual que vos conmigo. —Sonríe Exequiel y se besan mientras ella agitaba la botella.

El corcho sale por si solo, volando por la habitación y él se sienta en la cama para verla.

—Vamos a quedar pegajosos, ni se te ocurra —Le advierte él pero ella lo mira, pícara, antes de inundar su pecho con champagne—. La que te parió, Muña.

Ella se agacha y pasa su lengua por su pecho mientras Exequiel le agarra la botella y hacia lo mismo con ella.
La ropa mojada iba cayendo por los costados de la cama cuando la botella se había vaciado y ellos se inundaron en besos, como nunca antes.

Mi PecadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora