ZOE.
—Miren lo lindo que es, por favor. —Digo cuando me termino el vaso y mis amigos giran a ver.—¿Quién? ¿El toro o Exequiel?
—Ya terminó todo con Leo, superenlo —Me quejo, mirándolos mal—. Che, hoy nos re esmeramos con la vestimenta. Nos tiramos el ropero encima.
—Si, la verdad no sé por qué —Se ríe Valentin—. Toda una preparación para después terminar con la ropa de siempre por meterme a la pileta.
—Acá lo traje a Lautaro. —Juan se tira en el mismo sillón que nosotros.
Le chiflo a Lauti, que se queda parado enfrente nuestro y este me sonríe.— Que pinta che.
—Mirate a vos, China —Él me hace levantar para que de una vuelta—. Bueno, ya hablé con el gordo.
—Dejá de decirle así a Pato, boludo. —Me río y él se encoge de hombros.
—Pero si él mismo se apodó asi y nos obliga a llamarlo así —Me responde, haciendo que los otros cuatro se rían—. En fin, escucha el plan: Sos Zoe, la hija del entrenador de River, vos solo vas, le decís que vas por Exequiel y te dejan pasar. Fácil.
—¿Hay un plan B? —Pregunto y siento como me pone algo en el bolsillo de la campera— Perfecto.
—Igual con el primer plan vas a entrar, confía en mí.
—¿Qué? ¿No vamos a ir? —Pregunta Máximo, enojado— Yo quiero verle la cara al Chango cuando la vea entrar.
—Si ustedes juegan mañana, boludos.
—Yo te aviso si voy pero seguro me quedé dormido. —Me dice Lautaro para darme un beso en la mejilla, pegarle a Juan e irse para otro lado.
—Al que sea que te acompañe, que grabé ese momento. —Valentin me señala y yo asiento con la cabeza, riéndome.
—Que ganas de pelear que tiene esta piba, eh.
—¡Si estoy re tranquila últimamente! —Me quejo— Aparte necesito ir a verlo entrenar por lo menos, tengo curiosidad.
—Que mambo tengo en la cabeza —Juan cierra los ojos—. Ya estoy para desfilar a la cama.
—Me parece que la tranquilidad de Zoe se va a ir en segundos. —Veo como Máximo señala atrás mío.
Me doy vuelta para ver a dos chicas, que hace rato estaban bailando cerca de Leo y Exequiel, acercándose a ellos.
Estos dos chicos podían ser muy distintos tanto personal como físicamente pero, al fin y al cabo, eran hermosos. Atraían a cualquiera.
Justo se les ocurre la idea de juntarse a reírse, hablar y bailar al costado de la pista cuando ambos vestian camisas blancas.Toda persona sabe que esa prenda causa debilidad para cualquiera.
¿Quién no se les tiraría encima?Giro mi vista nuevamente hacía mis amigos, para ver como Valentín me estaba ofreciendo un shot.
Sin pensar lo agarro, tiro la cabeza para atrás al tomarlo, le devuelvo el pequeño vaso de cristal y empiezo a caminar hasta donde estaba ese par.Mis amigos empiezan a vitorear, encantados del espectáculo que iban a ver.
Cuando llego, poso mis brazos por los hombros de la dupla con camisa blanca y miro a las chicas directamente.
—Disculpen que interrumpo, ¿Se les perdió algo, amores? —Pregunto para que ellas me miren mal y se vayan.
—Dah, tarado, te dije que ibas a armar quilombo. —Se queja Exequiel cuando Leo se empieza a cagar de risa.
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Mi Pecado
RomanceViajes, partidos, entrenamientos y el chico perfecto del club de fútbol "River" que la familia acepta. Esa era la vida de Zoe. ¿Qué pasa cuando te das cuenta que la vida que tenés, la cambiarías por solamente estar con otra persona de un equipo riv...