La ignorancia de la situación se me hace cada vez más difícil de comprender. No sé las razones por las que él me oculta tanto sobre lo que pasa en su vida. Se supone que nos estamos conociendo y que puede que en el futuro seamos algo, bueno, nunca le pregunté si él desea una relación en su vida. Me estoy adelantando mucho a los hechos, no debería de suponer cosas que él jamás me dijo.
Todo esto me hace sentir como si fuera una estúpida, tengo miedo de volverme una. Siempre trato de encontrar el modo de hacer feliz a los demás y jamás me fijo en mi felicidad, creo que eso tiene que cambiar de ahora en más. Es más, pienso que mi madre tiene razón con respecto a todo lo que me ha dicho de la vida.
Un día estamos y al otro no sabemos si seguiremos.
Solo estoy segura de que quiero vivir antes de morir. No me quiero convertir en una más de las mujeres que se casan, tienen hijos, se divorcian y su vida vuelve a tomar el mismo giro. Quiero algo diferente para mí, deseo ser feliz siendo yo misma. Creo no hay mucho problema con eso, ¿o sí?
—Bueno, resulta que... —Hace una pequeña pausa para tomar aire y adentrar misterio a la situación—, los malditos mafiosos son secuaces de Ferrari. Odio a ese tipo, no tengo palabras para decirte las ganas que tengo de agarrarle la cabeza y ahogarlo en un tina llena de serpientes venenosas. Tipo la muerte de Ragnar en Vikingos.
Alzo ambas cejas sin comprender lo que me está diciendo. Lo miro fijamente a los ojos con una pequeña sonrisa sobre mis labios. No sé si lo que me está diciendo es cierto o quizás una tontería para que deje de joderlo con las preguntas. Todo es demasiado para mí, no puedo creerle que su madre se ha casado con un maldito mafioso. No estamos en una película, esta es la vida real.
—¿Qué me estás diciendo, Javier? —Pregunto acomodando mi vestido blanco con ambas manos—. Quiero que me digas la verdad, no que me inventes historias de hadas.
Su cara cambia radicalmente cuando escucha lo que sale de mis labios. Sé que no le agrada que hable con tanta franqueza, pero es mejor que nada. Quiero que él también me pueda decir la verdad sin darme excusas tontas, pero no puedo llegar a ese punto con Javier.
—La muerte, Katy.
—¿Y Ferrari? —Alzo amabas cejas.
—Ferrari se casó con mi madre solo para tener dinero y una vida más hecha de la que ya tiene. Es muy complicado de explicarte y sé que no me vas a creer —responde con suma facilidad para argumentar cualquier cosa—.Yo nunca te mentiría, solo ocultaría cosas que sé que pueden herirte, pero mentir... —Hace una mueca con sus labios y luego niega con la cabeza más de una vez—, eso jamás lo haría.
No comprendo lo que sale de sus labios. Me resulta muy extraño y raro. Él no es de esos hombres con los que se puede hablar de un tema tan oscuro y confuso como la muerte, ya que hará y dirá cualquier cosa para parecer sabio e interesante. Los mafiosos y la muerte no son temas que me agraden del todo, pero él parece estar seguro de lo que dice.
Lo miro fijamente a los ojos y niego con la cabeza tan solo una vez. Trato de no ser muy brusca, pero ya no aguanto las tonterías. Tengo que detener esta estupidez antes de que sea demasiado tarde y Javier haga cualquier cosa para lograr que le crea.
—¿Por qué no aceptarlo? —Pregunto siguiéndole aquel juego—. Yo sé que tú nunca me mentirías. Eres una persona muy especial para mí, Javier.
—No lo sé, dímelo tú —Me responde con una gran sonrisa sobre sus labios—. ¿Qué es lo que deseas de mí, Katy?
—¿Por qué tendría que responder yo? —Le pregunto sin comprender—. ¿Qué es lo que deseo de ti? —Me quedo pensando seriamente en qué responderle—. Me gustaría conocerte mejor, lograr entenderte y dejar de discutir... quizás en algún momento ser algo más que tu amiga.
Me es demasiado difícil de entender la conversación que estamos teniendo, ya que de los mafiosos empezamos a hablar sobre lo que sentimos y me duele lo que él pueda responder.
—Katy, nosotros... —Murmura oyendo el teléfono sonar.
—¿Nosotros? —Pregunto con el ceño fruncido ante el sonido del celular de él.
—No puedo decirte, pero puedo mostrarte —comenta mirando la pantalla de su teléfono.
Parece estar enviando un mensaje. No comprendo la necesidad de enviar ahora un mensaje, no quiero que me oculte cosas, pero no es nada mío; sin embargo, me destroza la idea de creer que... «No te vayas de las ramas, Katherine».
—¿Mostrarme qué? —Alzo ambas cejas esperando una respuesta.
—La verdad, Katy.
Suelto una carcajada sonora y asiento con la cabeza.
Para ser sincera, no entiendo lo que está sucediendo o lo que sucederá próximamente. Supongo que todos debemos pasar por un momento como este o quizás uno peor. No debo exagerar mis problemas, no debo hacerlo.
—Bien... —Respondo visualizando como comienza a manejar nuevamente—, ¿A dónde vamos? —Pregunto con el ceño completamente fruncido mirando por la ventana del vehículo en movimiento.
—A mostrarte la verdad, Katherine —responde con tranquilidad absoluta.
Visualizo con tranquilidad absoluta el camino, noto con detenimiento que nos estamos acercando a la mansión de la madre de Javier y Ferrari. Aquel escenario tiene mucho sentido, después de todo, estamos hablando de ellos y la mafia.
En aquella casa hay mucho dolor para Javier y mucho más después de todo lo que pasó cuando tuve que irlo a buscar estando ebrio. Ese día él cambió un poco, me dejó entrar en su corazón, pero no pude estar mucho en ese lugar oscuro y frío como su alma.
—¿La casa de tu madre? —Pregunto con el ceño completamente fruncido.
—Así es...
¿Para qué querrá demostrar su teoría en estelugar tan lejano?
ESTÁS LEYENDO
1. Jamás: El comienzo (Completo) ✅
RomanceKatherine London, una joven estudiante de la UBA (Universidad de Buenos Aires), donde se encuentra cursando su último año de psicología. Con apenas 21 años de edad, excelentes notas y una vida completa junto a su prometido, al menos eso es lo que el...