—¿Y si vamos a una de esas fiestas?, pero no vayamos a las de Javier y después volvemos aquí —me comenta Alex alzando ambas cejas.
Tengo curiosidad de lo que sale de sus labios, suena bien. Sin embargo, sé que Javier va a estar en cualquier fiesta a la que vaya. Bueno, quizás no él, pero siempre hay un Javier lleno de mentiras que te destroza el corazón.
—No lo sé, ¿quieres ir? —Me atrevo a preguntar.
Él se encoge de hombros y luego asiente con la cabeza tan solo una vez.
—No sería mala idea.
—No lo sé, ¿tú dices? —Hago una mueca con mis labios.
Antes de que Alex diga algo, me subo a su camioneta y le hago una seña para que entre. No tardamos en seguir los autos por la Capital. Hay muchas fiestas que se llevan a cabo, pero cuando observo la casa de Javier me preocupa que todo esté oscuro. No hay fiesta en su casa. Alex sigue manejando y se detiene en una fraternidad de las más conocidas.
—No podemos estar aquí.
Él se encoge de hombros.
—Nadie se puede negar a nuestros encantos, así que no te preocupes.
Alzo ambas cejas y comienzo a caminar por dentro de la casa. Mi cara de asco me demuestra que me hubiera gustado quedarme en ese bar. Sin duda, eso iba a ser mejor que estar en un lugar como este.
A lo lejos observo a James, una sonrisa amplia se dibuja sobre mis labios y ambos corremos en dirección al rubio. James se nos queda viendo sin poder creer que estemos ahí.
—Kath, Javier está aquí. —Es lo primero que él me anuncia.
Asiento con la cabeza tan solo una vez.
—Está bien, no me importa. Esta noche es para festejar y ese hombre no me va a arruinar los planes —digo con seguridad.
Cierro los ojos cuando siento una ola de perfume a Javier. Debe estar cerca, tengo que escabullirme entre la gente. Me pongo a bailar con personas desconocidas, me siento bien, pero sé que él me está buscando, ya debe saber que estoy aquí.
A lo lejos, puedo verlo y me escabullo detrás de un sujeto alto que está por ahí. Javier es mucho más alto que yo, por eso me es sencillo esconderme de él.
Noto que James se pone a platicar con Javier sobre algo, solo espero que no le diga que estoy aquí, aunque Javier ya lo sabe. No lo conozco lo suficiente, pero sé que va a sentir la desesperación que crece en mí.
—¿Todo está bien? —Pregunta una voz familiar.
Giro y veo a Paul tomando la cintura de Laby. Ella me sonríe amplia y luego suelta una risita mirando hacia donde está Javier.
—Déjala. Se está escondiendo del sufrimiento —dice ella con seguridad en sus palabras—. Lo que me sorprende mucho.
La miro fijo a los ojos y luego niego.
—¿A qué sufrimiento te refieres? ¿A toda la mierda que me hicieron? —La fulmino con la mirada y luego niego—. Linda, esos recuerdos ya están en el tacho de basura. Justo como va a estar tu amor por Paul pronto.
Su mirada se posa en mis ojos y luego mira a Paul con el ceño fruncido, pero noto que él no la mira como me miraba a mí. La mirada que él le da a ella es verdadera y llena de amor. Es muy diferente y creo que verdadera.
—Lo siento, pero no es cierto —comenta Paul.
Asiento.
—Lo sé. Es que no lo entiendo, no comprendo la razón por la que ustedes me tomaron como punto, yo —me quedo callada mirándolos a los ojos—. Yo solo trataba de ser feliz.
Laby me mira con el ceño fruncido y luego hace una mueca con sus labios.
—Lo sabemos. No debimos seguir jugando, pero una vez que empezamos, ya no pudimos terminar —confiesa ella acomodando su cabello violeta a un lado—. No supimos detenernos, pero creo que Javier quiere decirte la verdad. Tienes que escuchar sus razones, vas a ver que si hubieras sido alguno de nosotros, también lo hubieras ayudado.
Suelto una carcajada sonora de mis labios y niego más de una vez.
—Jamás lo hubiera ayudado a destrozar la vida de alguien que empezaba a vivir. —Mis ojos se comienzan a cristalizar—. Jamás.
Ella mira a Paul por un instante y luego me mira a mí.
—Katherine, tú no sabes la razón por la que él lo hizo.
Asiento más de una vez.
—Tienes razón y tampoco me interesaría saberlo. Él me lastimó.
Ella niega y bebe un poco de su bebida.
—Así es la vida, Katherine.
Me la quedo viendo a los ojos y no sé qué decirle. Para mí, la vida no es ir por ahí lastimando a las personas que uno conoce.
Ruedo los ojos tan solo una vez.
—¿Eso crees? —Cuestiono mirándola fijamente—. Estás muy equivocada. Así no es la vida, Laby.
Ella me mira por completo y luego sonríe amplia.
—Bien. Dímelo, ¿cómo es la vida para una niña como tú? ¿Acaso prefieres dulces y colores? —Me mira fijo—. Pues, abre los ojos, Katherine, la vida es una mierda.
Paul toma la mano de ella y ambos se alejan. Me quedo ahí parada mirándolos y luego siento una mano sobre mi hombro, así que giro y noto que es Javier.
Mi cara se palidece al instante, no tengo palabras para decir algo.
—Katy... —Susurra mirándome fijo a los ojos.
Niego con la cabeza.
—No quiero hablar contigo...
—Pero es demasiado tarde, ya lo estás haciendo.
Me alejo rápidamente de él y niego más de una vez.
Comienzo a buscar a Alex con la mirada y cuando lo encuentro, lo agarro del brazo para irnos de ahí. No tardamos en subirnos a su vehículo y él vuelve a manejar hacia el bar. Se me queda viendo en cada uno de los semáforos y, yo le dedico una sonrisa tierna.
—Todo está bien. Nadie va a arruinar esta noche.
—¿Estás muy segura de esto, Kath?
Asiento.
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1. Jamás: El comienzo (Completo) ✅
RomanceKatherine London, una joven estudiante de la UBA (Universidad de Buenos Aires), donde se encuentra cursando su último año de psicología. Con apenas 21 años de edad, excelentes notas y una vida completa junto a su prometido, al menos eso es lo que el...