CAPÍTULO 29

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Sin darme cuenta, estoy en la clase de Beatriz. Me agrada la profesora, pero es un poco exagerada al explicar. Me pone un poco nerviosa cuando se pasea por el aula creyendo que todos le están prestando atención a sus palabras cuando, en realidad, solo le están observando el trasero.

Elevo mi mano cuando ella hace una pregunta sobre la importancia de la familia en los primeros años de gestación. La pregunta es simple, pero ella no me da la posibilidad de responder, aunque se da cuenta de que solo yo he levantado la mano. Sonríe y hace una mueca con sus labios para darme la oportunidad de explayarme.

—Lo mejor que se puede hacer es que la madre le hable a su vientre y se haga su amiga, entonces, el feto comienza a guardar la voz de la madre en su sistema. Es mágicamente importante el funcionamiento de la familia en ese tiempo —le explico con cuidado en mi tono de voz.

Beatriz asiente con la cabeza tan solo una vez. Parece no estar del todo contenta con la respuesta, pero la acepta y comienza a explicar por su cuenta el funcionamiento familiar.

Cuando termina de exponer todo el tema, decide darnos un tiempo para que podemos hacer un trabajo práctico sobre todo lo que hablamos en la clase. Me resulta sencillo, ya que presté atención, pero a muchos de los estudiantes les será complicado.

Solo son cinco preguntas, así que no debe ser tan complicado, por suerte no lo es.

1) La familia es la que nos da un pilar importante en esta vida. Dar ejemplos sobre los tipos de familia actuales y los que había en el pasado.

2) ¿Cuáles son las diferencias que hay cuando un pequeño nace sordo y cuando se vuelve sordo después de los primeros años?

3) La importancia de la familia en los comienzos de gestación. Explicar.

4) ¿Cómo funciona la memoria de un niño? ¿Y la de un adulto?

5) ¿Qué problemas son los más comunes en la niñez?

Me pongo un poco nerviosa con la última pregunta, ya que no había explicado demasiado sobre ese tema. Comienzo a buscar en mi cerebro la situación y cuando la encuentro suelto un suspiro sonoro.

Comienzo a redactar la última respuesta, espero que esté bien.

Los problemas más comunes que afectan en la niñez, suelen ser los familiares. Los niños están separados del mundo, solo conocen lo que sus papás le demostraron. Ellos nunca se imaginaron que el mundo pueda ser abismal para ellos.

Los típicos problemas familiares pueden ser los siguientes:

Separación de padres,

muerte de un familiar,

enfermedad de alguno,

y otro tipo de factores.

Cuando termino de darle los últimos retoques al texto, me doy cuenta de que todos se fueron y solo quedo yo en el salón con la profesora.

Rápido me pongo de pie y le entrego las cinco hojas con la esperanza de que ella se pueda ir y yo pueda ir a mi clase de religión.

Ella toma mi mano y me mira.

—¿Puedo hablar contigo, London?

Asiento con una pequeña sonrisa y espero que ella me diga lo que tiene que decirme.

—Claro, dígame.

—¿Estás completamente segura de querer tener las pasantías con el profesor Reid? —Cuestiona alzando una ceja—. Yo he tenido al profesor Reid y sé de lo que es capaz con niñas como tú.

La miro a los ojos con el ceño fruncido ante sus palabras. ¿Niñas como yo? ¿Qué se supone que significa eso?

—¿Qué tiene de malo? —Hago una mueca con mis labios—. Espere... ¿Niñas como yo?

La profesora se pone de pie y asiente.

—Eres una niña dulce e inocente, Katherine. Él es un profesor joven, pero sigue siendo un hombre y... Conozco las de su tipo —comenta con sus ojos cristalizados—. Yo fui una de ellas.

Observo el techo para evitar llorar y luego la miro a los ojos sin poder creer todo lo que me está diciendo.

—¡No soy una niña! —Grito con todas mis fuerzas—. Estoy harta de que la gente piense que soy una niña, solo por tener ganas de esperar.

Ella posa una de sus manos sobre mi hombro y asiente.

—Lo sé. Pero para esos hombres solo eres la perfecta presa del momento —dice con seguridad—. Te ven dulce y con actitudes reservadas para una joven de tu edad.

Me encojo de hombros mirándola con cautela ante su respuesta. No puedo creer que esta mujer me cuente todo esto.

—Yo no sé qué cree que soy, pero... Yo me sé cuidar sola —respondo de mala gana.

—Katherine, venga con nosotros.

Niego con la cabeza y comienzo a guardar mis cosas. Al terminar, la saludo como se debe y me retiro del aula. Comienza la búsqueda de la siguiente aula y cuando la encuentro, me acoplo a la clase.

Me siento con James, se ve que está muy entretenido contando su experiencia con la religión y nos explica que el budismo no es una religión, sino un estilo de vida.

Toda mi vida me pensé que era una religión, pero él me abre los ojos.

Alzo la mano para hacer una pregunta.

—¿Por qué no es una religión? —le pregunto.

El profesor comienza a explicar las razones y me queda en claro, pero tengo bastantes dudas al respecto. Ya que para unos es un estilo de vida (como el veganismo, vegetarianismo y demás), pero para otros es una religión.

—¿Alguien de aquí cree en Dios?

Alzo la mano.

—Yo creo que Dios, pienso que hay algo después de la vida y que alguien hizo todo este mundo... —comento—. También creo que hay un cielo y un infierno.

—Muy bien, ¿por qué quieres creer en eso? —cuestiona.

Alzo ambas cejas sutilmente mirándolo.

—Porque quiero tener esperanza...

El profesor asiente con la cabeza.

—Muy cierto. La religión se trata en muchos aspectos sobre la esperanza. Es como un algo para seguir —anota en el pizarrón—. Según estudios neuronales, hay una parte del cerebro especial para la religión.

El timbre suena y la clase acaba. Todos nos ponemos de pie guardando nuestras cosas y salimos del aula.

Camino James y luego él se detiene en seco cuando ve a alguien. Me toma de los hombros y me obliga a cambiar rumbo a su cuarto, así que lo sigo.

—¿Todo está bien, James? —pregunto un poco preocupada por la situación.

Él asiente sentándose en la cama.

—Sí. Es solo que mañana es viernes y quiero estudiar todo el día de hoy para poder ir a la fiesta mañana —responde sacando un par de apuntes de literatura.

—Bien, ¿qué es lo que quieres estudiar?

—Literatura.

—Tengo mis apuntes en mi habitación, voy... —Me acerco a la puerta, pero él niega y me toma de la mano—. Están en mi cuarto. En unos segundos los traigo.

Él niega con la cabeza tan solo una vez.

—No es necesario, usemos los míos.

—Okay.

1. Jamás: El comienzo (Completo) ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora